Basta

VENGANZA EN IZTAPALAPA

● Tres sujetos armados entraron hasta su departamen­to para ejecutarlo­s; cuando huían los capturaron

- SALVADOR TREJO GRUPO CANTÓN

Las tres víctimas quedaron sin vida en la sala

Una madrugada infernal vivieron los habitantes del Edificio 9 de la Unidad Habitacion­al Cabeza de Juárez 3, en Iztapalapa, ubicado en Emilio Azcárraga Vidaurreta y Calle 3, pues poco después de las 3 de la mañana escucharon el estruendo de varios balazos y sobresalta­dos se refugiaron en sus departamen­tos ante el temor de ser alcanzados por las balas, aunque presos del miedo tomaron sus teléfonos para dar aviso a la policía.

Las llamadas de alerta mencionaba­n que los balazos se escuchaban al interior del departamen­to 103 del mencionado edificio, hasta donde llegaron decenas de policías del Sector Oasis de la SSC y grande fue su sorpresa al encontrar muertos, dentro de la sala del inmueble, en medio de charcos de sangre, a dos hombres y una mujer.

Las tres víctimas presentaba­n impactos de bala y, según

CIUDAD DE MÉXICO.

La policía llegó de inmediato

testimonio­s de los aterrados vecinos, los asesinos acababan de escapar corriendo, lo que alertó a los uniformado­s de la patrulla MX053T3, quienes vieron cuando un sujeto que llevaba una pistola en la mano derecha abordaba un vehículo Camaro de color negro; además de otro hombre robusto que subía en el asiento del copiloto, los cuales al notar la presencia de la policía intentaron escapar, pero tras una persecució­n fueron detenidos.

Al ser revisados, el conductor Jair Alejandro Labastida Rodríguez, de 26 años, llevaba en su poder una pistola calibre 9 mm., mientras su acompañant­e José Miguel Villareal Mendoza, de 25, portaba una mariconera con dos armas calibre 380.

Asimismo, en el en el interior de la unidad habitacion­al fue capturado Miguel Villareal Gil, de 58 años, padre de Miguel, en los momento en que se disponía a tirar una bolsa negra con ropa y tenis con manchas de sangre que le había dado su hijo para que se deshiciera de ellos, lo que hace suponer que las víctimas y los asesinos eran vecinos.

Los detenidos y las armas fueron puestos a disposició­n de la Agencia Especializ­ada en Homicidios.

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