Basta

SONORA POWER

- DEMIAN DUARTE

El gas LP está al inicio de prácticame­nte todas las cadenas de valor en el país y ha sido el elemento incógnito que llevó a la inflación a niveles por fuera de los estándares deseados por el Banco de México. Sin embargo, el impacto de un gas doméstico elevado, va mucho más allá de un asunto meramente técnico, se trata de un asunto estratégic­o con fuerte impacto social, pues al ser un combustibl­e con el que el 75% de los hogares en México prepara sus alimentos, cualquier movimiento en los precios tiene consecuenc­ias terribles en la población.

De hecho, el gas LP es causa central del aumento en la tortilla, en el huevo, en el pollo, en la carne de cerdo, en los alimentos preparados y en un sinfín de cadenas de valor. Ahora razonemos, el gas subió entre mayo junio del 2020 y junio del 2021 un 31%, mucho más que la inflación promedio en ese periodo que fue del 4% y es factor suficiente para borrar por ejemplo los aumentos que se dieron a los salarios mínimos. De hecho, para la gente de las clases populares este producto en sí mismo representa un dolor de cabeza y el hecho de que se te acabe el gas, implica tener que sacar de tu gasto 500 o 600 pesos que pueden significar la diferencia entre comer o no, entre pagar transporte o no, por lo que se trata de un asunto demasiado delicado para dejarlo pasar. El presidente AMLO razonó sobre el tema apenas el jueves pasado señalando que el alza del gas “nos está perjudican­do, o sea, entre otras cosas, además de afectar la economía popular, pues me está dejando a mí como demagogo, como mentiroso”. Y añadió: “Hice el compromiso de que no iba a aumentar el precio de las gasolinas, del diésel, de la luz, del gas, y lo he logrado cumplir en gasolinas, en la luz, en el diésel, pero aquí no puedo”. El detalle explicó es que el gas sube porque los concesiona­rios asumen el libre mercado como la libertad del zorro en el gallinero, asunto que fue detenido.

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