La justicia en plena decadencia
POCA CONFIANZA DE LOS JUECES
Debemos aceptar que, en nuestro País, en pocas ocasiones se tiene confianza en los jueces, Ministerio Público y policía. Como nunca los ámbitos de justicia han caído en el absoluto desprestigio y se ha pretendido acudir a fórmulas “mágicas”, todas infructuosas, para resolver el drama.
Se creyó que, con el cambio de nombre, de Procuraduría a Fiscalía, todo iba a mejorar, lamentablemente no es así. El abuso de poder, la invención de delitos y todo un mundo de putrefacción se observa descaradamente en estas instituciones de justicia.
Por lo que hace a los jueces y todos los ámbitos de imposición de sanciones, se adoptaron sistemas extranjeros, como los llamados juicios orales, que han sido perniciosos en extremo, ausentes de confiabilidad y en buena medida todos sus actores carecen de preparación. Sin duda alguna, aseguramos que los juicios orales han permitido el incremento de la delincuencia, con quien incluso se encuentran en plena complicidad.
La policía es cada vez menos confiable, no tiene la respetabilidad de la población, más aún cuando se le han dado facultades de investigación, con la cual incumplen sus funciones preventivas y muestran su ignorancia y falta de capacitación.
En el ámbito de los fiscales, que ahora por lo general son desconocedores del derecho penal, pero eso si, producto del más descarado amiguismo que los hace incondicionales del poder público. Ante ello no hay alternativa y el panorama resulta dramático y esencialmente antisocial. Es fundamental que tanto fiscales, como demás involucrados en el ámbito de la justicia, sean los mejores, abandonando la idea perniciosa de la incondicionalidad.