Los aranceles no son la mejor salida al déficit comercial y aquí hay opciones.
El proteccionismo del mandatario ha avivado la exploración de alternativas que no recurren a aranceles agresivos.
¿Hay una mejor manera de reducir el déficit comercial de Estados Unidos que elevar los impuestos a las importaciones? Economistas dicen que sí. Algunas de sus ideas son viejas, algunas nuevas y otras extrañas. Pero todas han cobrado fuerza a raíz de la ofensiva arancelaria de la administración Trump, que ha despertado el temor de una guerra comercial global.
Los economistas coinciden con el presidente Trump en que los grandes déficits comerciales de Estados Unidos son un problema, sobre todo para los trabajadores cuyos empleos se han visto desplazados por las importaciones. Pero los expertos en comercio dicen que el mandatario se equivoca al suponer que los déficits son necesariamente una señal de que un socio comercial está timándolos. México tiene un superávit con EU, pero tiene un déficit en su comercio con el mundo, la medida más amplia del intercambio de bienes y servicios.
Las alternativas a aumentar aranceles van desde comprar divisas en grandes volúmenes para presionar a la baja el valor del dólar y hacer que los productos de EU sean más competitivos, hasta la propuesta de Warren Buffett de exigir a importadores comprar certificados para introducir bienes al país.
La idea más nueva, y una de las más intrigantes, se denomina cargo de acceso al mercado o “market access charge”. Es un impuesto que se aplicaría a todas las compras extranjeras de activos estadounidenses (quizá excluyendo la compraventa de divisas para evitar una pelea con Wall Street). El nivel podría fijarse en medio punto porcentual, lo suficientemente alto como para desalentar el capital especulativo, pero lo suficientemente bajo como para no desalentar inversiones extranjeras en activos de largo plazo, como las fábricas. La esperanza es que los dólares desviados de las inversiones
especulativas se gastarían en bienes y servicios de EU. La Reserva Federal administraría ese cargo de acceso, aumentándolo o disminuyéndolo según fuera necesario, y lo mantendría en vigor hasta que la cuenta corriente se equilibrara.
La idea fue de John Hansen, exasesor del Banco Mundial. La Coalición por una América Próspera, una organización que representa a compañías y sindicatos amenazados por importaciones, respaldó el cargo de acceso al mercado en 2017. El cargo conseguiría bajar déficits comerciales, coincide Joseph Gagnon, investigador del Peterson Institute for International Economics. Una de las ventajas, explica, es que “es legal bajo el derecho internacional”. Los grandes bancos podrían oponerse y al público no le gustaría la medida pues las importaciones serían costosas y elevaría tasas de interés.
Otros conceptos apuntan a la fortaleza del dólar, que perjudica a productores nacionales al encarecer los bienes y servicios de EU. Joseph Gagnon y el cofundador del Peterson Institute, Fred Bergsten, plantean que cuando el país registre un gran déficit comercial, el Departamento del Tesoro debería intervenir en los mercados de divisas para bajar el valor del dólar. Gagnon dice que, con el tiempo, la estrategia debería generar dinero para el gobierno, pues las monedas extranjeras adquiridas en el proceso valdrían más en dólares.
La idea del certificado de importación planteada por Buffett captó el interés de economistas desde que la presentó en la revista Fortune en 2003. Es en esencia el mismo concepto que sustenta el comercio de emisiones de carbono, las empresas recibirían certificados de importación basados en el valor de sus exportaciones, que luego podrían vender a otras compañías. El sistema desalentaría las importaciones haciéndolas más costosas.
El plan de Buffett es como el intercambio compensado (countertrade), una política que la Unión Soviética usó por décadas para tener divisas fuertes, refiere David Colander, del Middlebury College. En un acuerdo compensado, cada importación tenía que equilibrarse con una exportación. El sistema era tosco y burocrático, pero aseguraba que a los soviéticos nunca les faltaran dólares u otras monedas.
Una variante del plan de Buffett, diseñada por Vladimir Masch, es el libre comercio compensado. En lugar de que la responsabilidad recaiga en las empresas, el libre comercio compensado exigiría que los gobiernos de los países con superávit realicen pagos a EU por exceder los superávits previstos. Estados Unidos podría establecer los niveles de pago unilateralmente.
La amenaza de una guerra comercial trae al presente ideas de antaño. Masch cuenta que a él solían decirle que el libre comercio compensado nunca despegaría políticamente, pero eso era antes de Trump. El presidente del Levy Economics Institute, Dimitri Papadimitriou, concuerda en que tales ideas tienen una mayor relevancia en estos tiempos.
El problema con estas ideas es que la intervención del gobierno tendrá consecuencias no deseadas, como un fuerte aumento del contrabando. Y tener que equilibrar las importaciones y las exportaciones privaría al gobierno de EU de opciones, afirma Brad Setser del centro de investigación Council on Foreign Relations. Los dólares que los extranjeros usan para comprar bienes no estarían disponibles para financiar un gran programa de infraestructura.
Afortunadamente, dice Setser, hay formas menos extremas de reducir los déficits comerciales. Él aboga por cambiar las leyes fiscales para desalentar la deslocalización y combatir las prácticas comerciales que realmente son tramposas, como la intervención injustificada para contener el valor de una moneda o el robo de propiedad intelectual.
Para Douglas Irwin, del Dartmouth College, la manera más rápida de lograr un comercio más equilibrado sería bajar el déficit presupuestario de EU. Los déficits presupuestarios obligan al país a tomar más préstamos del extranjero porque el ahorro interno es insuficiente para cubrir el gasto del gobierno y otras necesidades. Los déficits comerciales son la otra cara del excesivo endeudamiento exterior.
El recorte de impuestos de un billón 500 mil millones de dólares que Trump aprobó solo empeorará el déficit comercial del país, afirman expertos. Ya que sobreestimula una economía que avanza en plena forma con una tasa de desempleo del 4.1 por ciento.
Economistas dicen que no es el momento para bajar el déficit comercial de EU. Es importante que los negociadores luchen contra prácticas desleales del comercio exterior porque perjudican a sectores individuales, pero es factible que una fuerte disminución del déficit comercial dispare la inflación. Por ende, lo mejor que Trump puede hacer es... nada.