Los programadores aman GitHub y Microsoft lo sabe.
○ El software para programadores ha revolucionado la forma de escribir código.
Ah sí, GitHub, ya te conocimos bastante bien en la última década. Al menos los programadores. Para nosotros eres cómicamente inevitable, desde tu mascota “Octocat”, hasta la falsa oficina oval en tu sede de San Francisco, con todo y su tapete que proclamaba “Meritocracia Unida de GitHub”. Claro, se habló mucho del tapete cuando la gente debatió el concepto de meritocracia. Y parte del motivo del debate era la investigación interna de “represalia o acoso sexual o basado en género” que llevó a la renuncia de uno de tus cofundadores (tu investigación no halló evidencia para respaldar las demandas, pero sí descubrió “errores de juicio”). La compañía pareció normalizarse tras eso, aunque también sabíamos que llevabas un rato en busca de un nuevo jefe. ¡Felicidades por la compra de 7.5 mil millones de dólares de Microsoft Corp.!
Para los ‘civiles’, puede desconcertar lo que hace GitHub Inc. o por qué vale tanto. La clave para comprenderlo es que git es un software gratis y GitHub facilita el uso de ese software. Git registra los cambios en sets de archivos y su primera versión, escrita por el creador de Linux, Linus Torvalds, fue liberada en 2005. Git no es para principiantes. Es genial pero, repetimos, no es para alguien nuevo en la programación. GitHub llegó en 2008 e hizo que sea más fácil para grandes grupos de programadores (en corporativos, por ejemplo) utilizar git. Tiene una interfaz bien diseñada y si no piensas que vale 7.5 mil millones de dólares, nunca has leído su manual.
GitHub se subió a la ola de la adopción git par a convertirse en el repositorio principal para archivos de código descentralizados. Como resultado, 27 millones de usuarios mantienen 80 millones de proyectos en él, algunos privados y cerrados, otros de código abierto, muchos abandonados luego de un fin de semana de inspiración. Google y Facebook Inc. lo utilizan para liberar código, así como Walmart Inc. Tu compañía quizás utilice GitHub. Es gratis, pagas para obtener más almacenamiento y características avanzadas.
Lo realmente importante que hace GitHub se llama “pull request”. Soy programador y mi jefe dice, “Paul, actualiza nuestro componente de lista de contactos para que sea complaciente a GDPR”. Descargué los cambios recientes de nuestro código de lista de contactos y abrí una nueva rama llamada “gdpr”, luego me pongo a trabajar. Una semana después, mi código funciona. Subí esa rama de nuevo a GitHub y di unos cuantos clics para publicar mi “pull request”. Mi equipo puede ver el trabajo que hice
en sombras de verdes (adiciones) y rojas (supresiones). Si les gustan mis cambios pueden aprobarlos y, si todo sale bien, esos cambios se fusionarán en la rama “master”. Incluido está el botón de deshacer: la versión vieja, la versión nueva y mi versión interina están ahí por si las necesito. Nada se borra. Si algo sale mal, puedo regresar a la versión anterior.
En la era pregit, actualizabas el software cada año y enviabas discos floppy a los clientes. Pero si operas una gran plataforma de software, puedes actualizar tus servidores constantemente, varias veces al día o cada 20 minutos. Quizás tengas cientos de miles de personas trabajando en cientos de ramas de código. Quizás tengas proyectos de código abierto en donde aparecen desconocidos y hacen cambios. ¿Puedes utilizar el código de los desconocidos? Claro. ¿Tienes que? No. GitHub hizo que la compleja dinámica social alrededor del desarrollo de software sea más fácil de operar y rastrear.
Así funciona el código en 2018. Cientos de personas pueden trabajar en un código o 10 personas en 100 códigos. GitHub lo hace posible. No me imagino mi vida sin él. Si todas las compañías se convierten en empresas de software, GitHub es el principal habilitador.
Un aspecto muy divertido de la compra de Microsoft de GitHub es que fue anunciada antes de la Worldwide Developers Conference de Apple Inc. (WWDC). Es como cuando la Semana Santa rebasa a la Pascua en Nueva York. La WWDC, cumbre sagrada de los ñoños de Appledom, es en donde anuncian cosas como el nuevo “modo nocturno” del sistema operativo e intentan convencer a programadores que el Apple Watch importa. Pero GitHub es una infraestructura ñoña. Enormes partes de la cultura moderna (el software de aprendizaje automatizado TensorFlow de Google, por ejemplo, e incluso otros lenguajes de programación como Rust de Mozilla) corren en código administrado ahí. Microsoft realmente le quitó el protagonismo al anunciarlo durante WWDC. Está bien ver al capitalismo de plataforma mundial jugar con ese ímpetu.
GitHub también representa el gran botón de deshacer de Microsoft. Durante años, la compañía oficialmente odió el software de código abierto. La empresa era los colores brillantes de Steve Ballmer, sudando su camisa y gritando como vikingo. Pero tras muchos años de humillación en los campos de investigación, mapeo y, sobre todo, móvil, al parecer Microsoft aceptó que los noventa se habían acabado. Y llegó Satya Nadella, a quien no solo le gusta la poesía y tiene un aire tipo Obama de imperturbabilidad, también tiene el lujo de recostarse como un dragón sobre el montón de dinero de la empresa y comprar cosas como LinkedIn Corp. Microsoft sabe que quemó muchas naves con su apetito, por lo que ha ofrecido disculpas veladas en comunicados de prensa. “No pido confianza”, escribió Nat Friedman, el nuevo director de GitHub, quien es líder de código abierto y desarrollador en Microsoft, en una página web patrocinada por GitHub cuando se anunció el acuerdo. “Pero me comprometo a ganármela”.
Git es una de esas cosas que, en mi experiencia, a quienes les encantan las computadoras… simplemente les fascina. En una compañía mixta es un tema terrible, pero con otro ñoño puedes hablar durante horas sobre lo que hizo git, lo que significa, de dónde vino y qué feas eran las épocas de CVS y Subversion (que reemplazó a CVS) y Microsoft Visual SourceSafe (que fue un crimen contra el software) y cómo git representa una nueva visión del mundo.
Cuando bebes y hablas de git, la conversación tiende a irse a territorios extraños. ¡Si tan solo todo funcionara así! ¿Por qué todavía enviamos archivos por email? ¿Por qué no hay múltiples versiones con ramas de todo? ¿Por qué pretendemos que hay una versión canónica de todo? (Porque tenemos que ganar dinero). Git reconoce una vieja, compartida y difícil de expresar verdad, que es que el mundo siempre cambia y nada se termina nunca.
Siempre ha sido así. Las computadoras son volátiles pero Microsoft amarró un sistema operativo sobre ellas, primero con DOS, luego con Windows, y mercantilizó ese poder de procesamiento. La web era desordenada y fluida, y Google facilitó las búsquedas. La gráfica social es vasta, así que Facebook escribió una base de datos especial para facilitar ver a tus amigos. La forma en que realmente quieres ganar en software es hacer algo abstracto, raro y confuso, luego ponerle una interfaz que hace que parezca la cosa más normal de la creación.
He tenido fantasías huecas sobre lo que sería el mundo de la tecnología si, en lugar de archivos, todos compartiéramos repositorios y administráramos nuestras vidas en git: proyectos de libros, proyectos de código, proyectos alternos, bocetos de artículos, todo. Es tan condenadamente… seguro. Llego a casa, trabajo en algo, subo los cambios al repositorio master y lo descargo cuando me pongo a trabajar. Si necesito colaborar con alguien, nada tiene que cambiar. Solo les doy acceso a mis repositorios (repos, para abreviar). Me imagino dando repos git a mis niños. “Estos ahora son suyos. Agreguen características a ellos como les enseñé”.
Durante años, me pregunté si GitHub podría lograrlo: quitarle lo raro a un git y normalizarlo para las masas y así ayudar a crear un mundo post archivos. Pero al final, fue un servicio hecho por desarrolladores para cubrir las necesidades de otros desarrolladores como ellos. No los culpo. Tomaron algo muy raro y lo hicieron sumamente más útil. Microsoft tiene eso y mi apuesta es que GitHub de alguna forma seguirá vivo para 2048; es una industria en la que puede pensarse en décadas. Bajo toda la mercantilización, la rareza se mantiene.
—Paul Ford
El autor es director general de Postlight, una plataforma digital, y tienda de productos en Nueva York. Está en Twitter como @ftrain y su email es paul.ford@postlight.com
GitHub hizo la dinámica social del desarrollo de software más fácil para operar y rastrear