En Italia, los jóvenes pasan a segundo plano
○ Para una nación que necesita optimismo y vigor empresarial , el nuevo liderazgo tiene una agenda retrógrada y poco original.
Con 31 años, Luigi Di Maio, director del Movimiento populista 5 Estrellas de Italia, no es un gerentócrata para nadie. Pero como ayudó a formar una nueva coalición gubernamental, ha dado prioridad a la reducción de edad para el retiro laboral en su país; aunque al hacerlo ayude a los italianos mayores, y aumente el peso de la deuda a su propia generación.
Desmantelar una medida en la pensión de 2011 para ahorrar dinero es uno de varios temas en los que Di Maio coincide con su socio de la coalición, Matteo Salvini, de 45 años y del antiinmigrante Partido Liga de ultraderecha. Al preguntarle hace unos meses sobre el objetivo del ex primer ministro Silvio Berlusconi de preservar las “partes buenas” de la medida de ese año, Salvini dijo: “No es problema, porque no tiene partes buenas”.
No es fácil ser joven en Italia, incluso sin el tema de la pensión. La producción económica del país es menor a lo que era en 2004 y las políticas laborales están manipuladas para proteger empleos, no
crearlos. El número de italianos en el extranjero aumentó 60 por ciento de 2006 a 2017, a casi 5 millones. De los que se quedan, es común que jóvenes desempleados vivan con sus padres y no formen su propia familia, un motivo por el cual el país tiene uno de los índices de natalidad más bajos del mundo.
Es comprensible que tras años de estancamiento, los votantes estuvieran ansiosos por un cambio en el gobierno. Pero para un país que necesita optimismo y vigor empresarial, el nuevo liderazgo tiene una agenda retrógrada. Liga quiere reducciones fiscales y restricciones más severas en la inmigración. El 5 Estrellas quiere un ingreso mínimo garantizado para todos. Ambos dicen que quieren permanecer en la Unión Europea, pero amenazan con desafiar sus normas de migración y deuda.
El apoyo de tanto 5 Estrellas como Liga para revocar el aumento en la edad de retiro se refleja hasta el punto en que los temas clave de los mayores han sido llevados a una agenda populista más extensa. Quizás sorprenda que no fueron los italianos de mayor edad los que pusieron a esos partidos en el poder. Gran parte del apoyo de 5 Estrellas, fundado por un comediante y considerado un movimiento popular más que un partido político, viene de los jóvenes: sus partidarios mayores a 64 años son la mitad que los menores a 35, según la encuesta de Quorum/YouTrend para la elección de marzo. El apoyo de Liga no se sesga por edad, pero 65 años y más es su punto débil, según la misma encuesta
Es difícil ver cómo esta coalición hará que crezca la economía que solo aumentó 1.6 por ciento en el último trimestre del año pasado, comparado con el año previo. Una estudiante de economía en España, Marta Morazzoni, de 23 años y nativa de Milán, dice que votó por el Partido Democrático de centro-izquierda, antes dirigido por Matteo Renzi, pero sabe que muchas personas de su edad que apoyaban a partidos extremos, ni siquiera votaron.
“A muchas personas realmente no les importa dejar Europa o no dejarla, sino darle el voto a Salvini o no, porque están hartos de todos nuestros políticos que no hacen distinción”, dice Morazzoni, quien no planea regresar a Italia al concluir sus estudios, debido a que su gobierno no parece ofrecerle las soluciones que está buscando. “En los últimos 25 o 30 años mi país no ha cambiado”.
El desencanto de los jóvenes puede convertirse en una profecía realizada. A Sergio DellaPergola, demógrafo que emigró a Israel y enseña en la Universidad Hebrea de Jerusalén, le impacta ver cómo su país adoptivo es mucho más optimista en varios temas que su nación nativa. “En Israel, la gente empieza su familia incluso sin recursos”, dice. “Los bebés traen optimismo y el optimismo trae bebés. Así que la economía funciona”.
Como los anteriores, el nuevo gobierno saldrá del paso. Los intereses en los bonos del gobierno han caído desde que se dispararon a finales de mayo. Las elevadas tasas complican, si no imposibilitan, que Italia pague intereses de su deuda, que a más de 130 por ciento del PIB son los segundos mayores después de Grecia en la UE. Pero dar marcha atrás en las reformas, como la Ley de Empleos de 2015 de Renzi que facilitaba que grandes compañías despidieran gente, podría convertir al país en el eterno hombre enfermo de Europa.
“Necesitamos tener visión para los próximos 30 años”, dice Paola Subacchi, investigadora en Chatham House, un instituto político en Londres, así como profesora invitada en la Universidad de Boloña. Ella está a favor de un límite en el gasto del déficit, mejoras en la educación pública, inversión en infraestructura y menos burocracia. Además, dice que los nuevos líderes de Italia deberán comprometerse a apegarse al euro y permanecer en la Unión Europa, que podría dar confianza a inversores y evitar que Italia pague mayores tasas de interés que otros países de la eurozona con los que compite.
Es más probable que los líderes de la UE les dejen pasar algunas normas presupuestarias si se sienten confiados en que el gobierno gasta con inteligencia, invirtiendo para el largo plazo, dice Subacchi.
Restaurar la esperanza es el primer paso necesario, dice Lucrezia Reichlin, exdirectora general de investigación en el Banco Central Europeo y profesora de economía en la Escuela de Negocios de Londres. “No quieres subsidiar a los perdedores, pero debes darles algo para que se transformen”, dice. Reichlin fundó la Escuela de Negocios Ortygia en la ciudad siciliana de Siracusa el año pasado para enseñar a la nueva generación de ejecutivos y apoyar el crecimiento de los países en el Mediterráneo. Uno de sus objetivos es llevar a jóvenes a Italia, tanto italianos que se han ido como extranjeros que llegan al país por primera vez. “Necesitamos crear incentivos para que los jóvenes se muden a Italia”.
En una encuesta de Eurobarometer de “edad activa” conducido en 2011, los italianos son el penúltimo (antes de Eslovenia) en porcentaje de los países de la UE que dijeron que les gustaría seguir trabajando luego de llegar a una edad en la que puedan pensionarse. Suma eso a la popularidad de adelantar la edad de retiro y tienes un país que se ha dado por vencido. Cambiar esa actitud debe ser la principal prioridad de cualquier nuevo gobierno.
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