○ La política migratoria del presidente Trump es dañina y no resuelve los problemas de fondo en la frontera.
○ Las separaciones de familias migrantes y la detención de menores de edad fue una decisión política que jamás debió ver la luz . Las políticas del presidente Donald Trump en la frontera sur de Estados Unidos son crueles e innecesarias. Esto es ampliamente reconocido: muchos republicanos se opusieron fuertemente y durante varios días a las medidas implementadas por el mandatario. Se requirió de esas voces y las de la oposición para llamar la atención del presidente y modificar el camino.
Las cifras no justifican la política excepcionalmente dura adoptada en abril. Al contrario de lo que afirman el presidente y sus partidarios, las fronteras de Estados Unidos no están siendo invadidas. Las aprehensiones y denegaciones de admisión en la frontera suroccidental en lo que va del año están a la par con el promedio hasta la fecha para
el periodo de 2012 a 2017. A principios de la década de 2000, las aprehensiones eran cinco veces más altas.
El nuevo enfoque requería el arresto de todas las personas que crucen la frontera ilegalmente para ser encarcelados y enjuiciados penalmente, en lugar de ser rechazados y deportados a sus países de origen de inmediato. Esto, a su vez, tiene consecuencias desastrosas para las familias que hacen el intento de llegar a ese país. Los tribunales estadounidenses han dictaminado que los niños detenidos deben alojarse en el entorno “menos restrictivo” o ser liberados tan pronto como sea posible a familiares o tutores, por lo que la nueva política y los mandatos estipulan que los niños sean separados de sus padres.
Lejos de lamentar esto, la administración de Trump parecía verlo como algo bueno, porque disuade a otros de intentar el cruce. Sin embargo, al mismo tiempo, el presidente culpó a los demócratas de la controversia que se ha generado y ha tratado de utilizar la difícil situación de las jóvenes víctimas de la política para lograr que el Congreso apoye un muro fronterizo y recortes en las admisiones de la inmigración legal.
La política no solo está mal en sí misma; persistir con medidas de ese estilo solo hará que sea difícil alcanzar un acuerdo sensato sobre la inmigración. Las leyes de acceso de Estados Unidos necesitan una reforma, y la frontera sur debe ser más segura. Ambos objetivos requieren legislación y eso exige cooperación.
La causa de una mejor política y la reputación de Estados Unidos están siendo fuertemente golpeadas por la crueldad deliberada dirigida a niños inocentes. Esta estrategia deplorable debió terminar pronto. Trump la comenzó y él podía detenerla.