○ El muro de Trump sería un auténtico monumento a la irresponsabilidad fiscal.
○ Una oficina del gobierno de EU determinó que el proyecto en la frontera se realiza sin estándares adecuados de gasto y eficiencia.
Por los escandalosos estándares en la política migratoria estadounidense, parecería que los últimos cambios y eventos no son la gran cosa. Con una corte federal exigiendo que los padres separados de sus hijos en la frontera con México sean reunidos, y la administración de Donald Trump asegurando que no sabe exactamente dónde están todos, instancias de incompetencia ordinaria parecen que no son dignas de mencionarse. Aun así, las nuevas revelaciones de un reporte de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de EU sobre el muro fronterizo no deberían pasar desapercibidas.
El pésimo plan se está llevando a cabo, de acuerdo con el reporte, sin información clave de los costos, lineamientos y detalles de los contratos o las
contribuciones de barreras previamente establecidas y el despliegue de tecnología en la zona. En todos los sentidos, el muro de Trump promete ser un auténtico monumento a la irresponsabilidad fiscal.
La administración aún debe detallar las razones para la construcción de una barrera física de por lo menos 3 mil 200 kilómetros a lo largo de terrenos que a veces son inhóspitos y en otros pertenecen a dueños privados, y que poco hará para reducir la migración ilegal. Se comisionaron diseños para el muro sin que la idea estuviera segura en el Congreso o contara con el apoyo de la mayoría de la población o, por lo menos, de los políticos de estados fronterizos de EU cuyos territorios y economías serían las más afectadas por el muro. Con base en el reporte, una cosa es bastante segura: este proyecto pésimamente planeado será innecesariamente costoso, incluso para los estándares que usualmente manejan planes que no cuentan con el cuidado y desarrollo necesarios.
A los votantes estadounidenses, sobre todo aquellos que le dieron su confianza a Donald Trump, se les dijo que México sería quien pagaría por el muro en la frontera, pero eso, desde luego, no ha sucedido y es prácticamente imposible que algo remotamente cercano a ello ocurra. Así que serán los ciudadanos estadounidenses quienes deberán pagar la elevada factura, mientras que el Congreso de EU que es responsable de controlar el gasto público deberá tomar medidas en el asunto.
El presidente ha amenazado en días recientes con un cierre de gobierno este otoño si no se le otorga el dinero para su muro. El reporte oficial sobre el proyecto es una razón adicional, por si acaso se necesitará alguna más, para que el Congreso le niegue los recursos.