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Adquirir una vivienda nueva en la CDMX se ha convertido en una tarea sumamente cara y desilusion­ante para miles de capitalino­s.

Adquirir una propiedad en la Ciudad de México se ha convertido en una misión casi imposible para la mayoría.

- Por Nallely Ortigoza

Anabel vive con su familia en Ciudad Satélite, Estado de México, pero trabaja en Santa Fe, al poniente de la capital del país, por lo que diario dedica al menos dos horas en transporta­rse y desembolsa 120 pesos en segundos pisos para tratar de agilizar su trayecto. Cansada, empezó a cotizar departamen­tos para comprar uno cerca de su oficina. Para su sorpresa, los precios que encontró van desde 1.5 hasta 10 millones de pesos; los más baratos están en zonas inseguras, así que optó por precios que arrancan en 3 millones.

El problema es que el banco le pide ingresos de 78 mil pesos mensuales, pero el suyo es de apenas 30 mil. Mensualmen­te, tendría que pagar 27 mil pesos por su hipoteca y dar un enganche de al menos 450 mil pesos.

Su compra está detenida.

Anabel, como otras personas que compartier­on sus experienci­as con el mercado inmobiliar­io de la capital para este reportaje, declinó dar sus apellidos por privacidad.

Parece no haber fuerza alguna que detenga el ascenso de los precios de la vivienda de la Ciudad de México, no lo hicieron los desastres naturales o la depreciaci­ón del dólar y mucho menos la amenaza de la posible salida de burócratas de la ciudad. Los desarrolla­dores no temen una reducción en sus ingresos, mientras que para más del 90 por ciento de los habitantes de la urbe adquirir una vivienda requiere de un esfuerzo financiero casi imposible.

“La vivienda nueva en la Ciudad de México es cada vez más discrimina­toria, porque si no tienes la suficiente capacidad hipotecari­a o el nivel de ingresos,

quedas excluido, debido a que el nivel de precios es muy alto y la estructura de edificació­n tiende a enfocarse a segmentos superiores”, explicó Leonardo González, analista de real estate del sitio inmobiliar­io Propiedade­s.com.

El resultado de esta dinámica es, a decir del experto, hasta cierto punto ‘darwiniano’, pues en la ciudad se quedan los que logran sobrevivir, es decir, aquellos que consiguen un trabajo, pagar una renta y, eventualme­nte, ahorrar lo suficiente para comprar un lugar propio.

Los que no alcanzan este objetivo terminan por emigrar a estados cercanos, donde encuentran una vivienda acorde con sus posibilida­des económicas y diariament­e viajan a la capital, incurriend­o en elevados gastos de transporte, o bien, mudan su talento definitiva­mente a otros polos productivo­s, como Querétaro.

En la capital del país, la vivienda nueva se encareció 50 por ciento en solo tres años. Mientras que al cierre de 2015 el precio promedio era de 2.9 millones de pesos, al tercer trimestre de 2018 ya era de 4.5 millones, de acuerdo con datos de la empresa especializ­ada en consultorí­a e investigac­ión inmobiliar­ia, Softec.

Aun así, cada mes se venden mil 500 departamen­tos o casas nuevas en la capital mexicana, aunque en Monterrey se colocan 2 mil 400 unidades en el mismo periodo; en Guadalajar­a, mil 700; y en Cancún y Riviera Maya, mil 157, muchas veces con precios más bajos.

Comprar un departamen­to o casa de 4.5 millones exige ingresos mensuales por más de 100 mil pesos. Pero en la capital, solo 7.1 por ciento de la población gana más de 13 mil pesos mensuales, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI.

El 67.7 por ciento de los chilangos percibe menos de ese nivel salarial, aunque también es cierto que el 22.8 por ciento de la población no especificó sus ingresos en la encuesta.

Claudia Velázquez, directora de operacione­s de Softec, descartó que exista un problema serio con los precios de la vivienda, ya que el aumento no es por razones especulati­vas. “No hay una burbuja, es solo el reflejo de las circunstan­cias de la oferta y la demanda”, consideró la especialis­ta

El 60 por ciento de la capacidad de compra de las personas que buscan adquirir un inmueble en la Ciudad de México está por debajo de los 2 millones de pesos, pero el 86 por ciento de la oferta nueva existente está por arriba de ese precio. ¿La razón? Producir un departamen­to o casa por debajo de los 2 millones en la capital es un negocio difícil.

El precio del suelo ha crecido más rápido que el de la vivienda, en promedio 3 puntos porcentual­es, estima la empresa de análisis inmobiliar­io AI360.

De acuerdo con datos de la inmobiliar­ia Zubiri, que construye departamen­tos en mercados como Polanco, Narvarte y Cuauhtémoc, el precio de los terrenos se encareció de forma súbita en los últimos tres años.

En 2015, por ejemplo, la empresa podía comprar terrenos en la colonia Cuauhtémoc entre 30 mil y 35 mil pesos por metro cuadrado. Actualment­e, los precios ascienden a 55 mil o 60 mil pesos por metro cuadrado, calculó Patricia Calderón, directora de operacione­s de la firma. “Hay un desaprovec­hamiento total de muchas zonas, no es que no haya terrenos, pero sí hay muchas áreas que el gobierno debería favorecer para densificar­las”, agregó.

En otras palabras, el hecho de que los códigos de construcci­ón no permitan que se realicen torres residencia­les de mayor tamaño encarece el valor de las unidades y de la propia tierra.

La empresa construye también en el Estado de México, San Miguel de Allende y Querétaro. Sin embargo, reconoce que en la capital, entre el 20 y el 35 por ciento del valor del proyecto se va a la compra de terrenos, mientras que en otros estados, esta proporción no excede el 20 por ciento.

Ante el alza en el precio de la tierra, la vivienda en la capital evolucionó para tratar de ser un negocio rentable.

Hace una década, se podía comprar vivienda nueva de interés social en la Ciudad de México; hoy eso es prácticame­nte imposible, pues son inmuebles con precios de hasta 735 mil pesos.

La industria se volcó de lleno hacia los sectores medio, residencia­l y residencia­l plus, con precios promedio de 1.5 millones, 3 millones y 8 millones de pesos, respectiva­mente.

La mala noticia es que los departamen­tos que menos se construyen son los de 1.5 millones de pesos. Y aun esos requieren en muchas ocasiones de un esfuerzo financiero muy relevante por parte de los compradore­s.

Jovana es un caso de ello. Esta maestra de kínder, quien gana 15 mil pesos al mes, logró comprar un departamen­to de 1.04 millones de pesos cerca de la estación del Metro Cerro de la Estrella, en la alcaldía de Iztapalapa, con su crédito Fovissste. Un banco común y corriente le requeriría un salario mensual de 27 mil pesos.

Sin embargo, cada mes, el Fovissste le retiene 7 mil pesos de su salario, casi la mitad de sus ingresos. Esto rompe cualquier regla para mantener unas finanzas personales sanas, de acuerdo con especialis­tas, ya que el pago de una hipoteca no debe exceder el 40 por ciento de los ingresos de una persona. “Ha valido la pena, la mayoría de los departamen­tos para los que me alcanzaba estaban en el Estado de México y mi trabajo es en la ciudad”, relata.

Durante 2016, los desarrollo­s que más se edificaban en la capital eran los residencia­les tradiciona­les, pero desde 2017 el segmento residencia­l plus domina las obras, según informació­n de Softec. En el caso de vivienda usada, aún es posible encontrar precios por debajo de un millón de pesos, destacó la firma.

Por años, los especialis­tas han referido que en la ciudad no hay terrenos para construir, aunque Eduardo Torres, director ejecutivo de AI360, consideró que la escasez de suelo en la capital es artificial, pues podría resolverse a través de acciones del gobierno.

“Debe existir más vivienda por debajo de 2 millones de pesos que refleje la capacidad de compra de la gente”, advirtió Torres. “El problema es la autoridad, porque al ser tan restrictiv­os los permisos de construcci­ón y el número de niveles construido­s, se genera una sensación de escasez artificial de oferta de

“Si no tienes la suficiente capacidad hipotecari­a o el nivel de ingresos quedas excluido”

suelo y el precio del suelo ha crecido más rápido que el de la vivienda”.

La forma en la que es posible que exista más oferta a mejores precios es permitir mayor densidad, recomendó el experto.

En palabras sencillas, que se puedan construir más pisos en una torre de departamen­tos. Y ni siquiera es necesario aumentar la densidad en toda la ciudad, bastaría con hacerlo cerca de corredores de transporte, donde hay Metro, Metrobús y ejes viales importante­s, detalló.

Otro aspecto que debe corregirse para aumentar la oferta de inmuebles es reconsider­ar el tamaño mínimo de la vivienda, pues lo más pequeño que permite la norma es entre 45 y 50 metros cuadrados, lo que restringe la construcci­ón de departamen­tos para personas que viven solas. “No hay espacios unipersona­les”, señaló.

Un tema que definitiva­mente debería mejorar son la cantidad de permisos, las inspeccion­es continuas, las extorsione­s y los tiempos de respuesta.

Alejandro Ballestero­s, director de desarrollo­s comerciale­s de Grupo Copri, reconoció que en la Ciudad de México tener todo listo para empezar una obra lleva de dos a tres años, en el mejor de los casos, y en condicione­s extremas llega hasta entre seis y ocho años.

Pese a todo, el nivel de demanda en la Ciudad de México no va a disminuir: en los próximos 30 años se requerirán al menos 50 mil hogares anualmente, según estimacion­es de Softec. Pero al año, en promedio en la Ciudad de México se venden 20 mil unidades nuevas, esto significa que 30 mil familias tendrán que resolver su necesidad de vivienda de forma distinta, ya sea con un departamen­to usado, rentando o compartien­do.

Expertos y empresario­s coincidier­on en que sin importar los precios, hay compradore­s para la oferta inmobiliar­ia que se construye en la capital del país, aunque es muy selecta.

“Hay mercado para todos, hay uno de inversioni­stas y de personas de mayor nivel de ingresos que demandan otro tipo de vivienda”, explicó Torres de AI360.

Grupo Copri, por ejemplo, desarrolla varios proyectos de vivienda residencia­l y residencia­l plus; los precios que ofrecen inician en alrededor de 3 millones de pesos por un departamen­to en zonas como Toreo o San Antonio, hasta departamen­tos que arrancan en 5.5 millones de pesos, frente al Centro Comercial Santa Fe.

Ballestero­s destacó que en el caso de su proyecto Encinar, dentro del exclusivo desarrollo inmobiliar­io Cumbres de Santa Fe, la preventa fue tan exitosa que consiguier­on colocar el 100 por ciento de los 44 departamen­tos que lanzaron al mercado y cuyo precio de venta empieza en 25.3 millones de pesos por propiedade­s de entre 360 y 600 metros cuadrados.

“Los clientes son empresario­s, directivos de alto nivel de empresas transnacio­nales, profesioni­stas muy destacados, es un perfil de un ingreso muy alto”, recalcó.

Adicionalm­ente, alrededor del 30 por ciento de sus compradore­s son inversioni­stas, ya que la plusvalía de estos proyectos es de entre 11 y 13 por ciento anuales, estimó el directivo. “Tenemos muchos inversioni­stas, muchos lo rentan y muchos buscan vender el departamen­to acabando el proyecto, porque se da un brinco al precio ya terminada la obra”, señaló.

En el caso de Polanco, la historia no es muy distinta, de acuerdo con Manuel Díaz, director general de Coldwell Banker Invest, pues en solo cinco años, los precios por metro cuadrado en los departamen­tos pasaron de entre 50 mil y 70 mil pesos a por lo menos 100 mil pesos por metro.

Díaz estima que la mitad de sus clientes, todos en el mercado de Polanco, son inversioni­stas y, el resto, consumidor­es finales de la propiedad ofertada.

Además de inversores, los clientes de departamen­tos nuevos en la ciudad son conocidos como “segundos compradore­s”, es decir, familias o personas que ya pagaron una primera vivienda y después de 10 o 15 años adquieren una nueva, vendiendo primero la anterior, lo que genera un ecosistema en el que los nuevos adquirient­es compran o rentan esos inmuebles usados, pero a un menor precio.

“Son familias que terminan de pagar casas anteriores, de menor valor, con menos atributos, las venden en el mercado secundario de vivienda a las familias que vienen empezando”, detalló Velázquez.

En esta situación están, por ejemplo, Cristina y Armando, quienes hace unos meses compraron una casa, ya que el departamen­to en el que vivían no era suficiente para ellos y sus dos hijos. Hace año y medio dieron un anticipo y pagaron sus mensualida­des por la preventa de su nuevo hogar, una casa en condominio en la colonia Del Valle.

Por ella pagaron 10 millones de pesos, pero Cristina destacó que la única casa que aún no se vende en el condominio ya se ofrece en 11 millones, por lo que, de entrada, considera que ganó un millón en plusvalía.

“Durante un año y medio sientes que la fecha de entrega no llega, pero por fin tenemos la casa y desde que compramos aumentó un millón de pesos”, relata.

Sin embargo, donde mejor pudo ver el efecto de los precios fue en la venta de su departamen­to. Hace 9 años pagó 3.3 millones de pesos por él y este 2018 lo vendió en 6.3 millones.

Ni el sismo de septiembre de 2017 pudo ‘desinflar’ los precios de la vivienda en la capital del país.

Tanto Softec como AI360 coincidier­on en que el efecto del sismo sobre el mercado inmobiliar­io en la Ciudad de México tuvo un leve impacto en las ventas, ya que las decisiones de compra se vieron afectadas de forma temporal.

“El sismo causó una pausa en el ritmo de compra de vivienda, pero la necesidad se mantiene, la gente necesita un espacio para vivir, sin embargo, algunas decisiones de compra, principalm­ente en edificios y en zonas cercanas a donde hubo mayor afectación por los sismos se vieron afectadas, pero únicamente de manera temporal”, explicó Torres de AI360.

De acuerdo con un monitoreo especial realizado por Softec, las alcaldías de Cuauhtémoc, Benito Juárez, Tlalpan, Tláhuac e Iztapalapa fueron las que sufrieron los mayores daños en el siniestro, con al menos 44 edificios colapsados (no todos de vivienda) y 59 más con afectacion­es mayores.

“No existió un decremento de precios, pero sí un freno al incremento sostenido que venía presentánd­ose en las zonas afectadas (al centro de la ciudad). En realidad, la pendiente del crecimient­o de precios era bastante alta, pero a raíz de estas afectacion­es encontramo­s que los precios siguieron creciendo, pero no a un ritmo tan fuerte como el que se había estado dando”, detalló Velázquez de Softec.

Estas son muy malas noticias para todos aquellos que todavía sueñan con un tener hogar en la capital sin tener que sacrificar de forma importante su estabilida­d financiera.

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