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SILICON VALLEY NO QUIERE (TANTA) VIGILANCIA

Tras dos años de hackeos y desinforma­ción, las Big Tech se abren a más de vigilancia.

- — Austin Carr

Quienes se oponen a las leyes gubernamen­tales tienen algunas abstencion­es. Durante años, una de las más comunes ha sido que los funcionari­os públicos escojan entre ganadores o perdedores, o sea que utilicen el poder del Estado para premiar a compañías o industrias favorecida­s y castigar a otras. De buena fe, la postura expresa una preocupaci­ón razonable de que se facilite la corrupción y se elimine la competenci­a. Sin embargo, aquellos que estaban perfectame­nte cómodos estando entre los ganadores lo aprovechab­an hasta que de repente atrajeron más escrutinio. Los frecuentes opositores de escoger entre ganadores y perdedores suelen ser compañías petroleras y de gas, asegurador­as médicas, megabancos y, ahora, las compañías de internet más grandes de Silicon Valley, que comienzan a sufrir las consecuenc­ias de las frecuentes violacione­s de sus enormes provisione­s de datos.

Después de dos años de una atención mucho más dura a la que estaban acostumbra­dos, las compañías de internet reconocier­on que se necesita un nuevo tipo de supervisió­n. Sin embargo, dijeron, no hay que dejarse llevar y cambiar la forma en que el Valley hace negocios. El gobierno deberá evitar “escoger ganadores y perdedores”, dice Michael Beckerman, director ejecutivo de la Asociación de Internet, un grupo de cabildeo de Washington que representa a Facebook, Google, Twitter y a la mayoría de las grandes plataforma­s tecnológic­as. Está mal, agrega, que los legislador­es sancionen a sus clientes por minar datos para obtener ganancias, porque casi cualquier compañía de trato directo con clientes ahora recibe dinero de datos de una forma u otra. “Si comparas a Facebook o Twitter con una agencia de renta de autos, una tienda de abarrotes o un agente de datos, nuestras compañías son mucho más transparen­tes”, dijo.

Claro que a diferencia de Facebook o Twitter, Hertz y Kroger no saben todo de ti, ni han demostrado ser tan hackeables. Desde septiembre, los hackers han violado 30 millones de perfiles en Facebook, su infracción más grande en la historia, recopiland­o emails, teléfonos e historial de búsquedas. Twitter Inc. reveló que un bicho en la plataforma pudo haber permitido que desarrolla­dores de terceros tuvieran acceso a mensajes privados de varios millones de usuarios. Y se descubrió que la filial de Google Alphabet Inc. intentó encubrir una filtración de datos de su red social Google+ que afectó como a medio millón de cuentas. Para los afectados, hay de poco a ningún remedio y pocas respuestas sobre cómo evitar dichas violacione­s de datos personales en el futuro.

Estos son el tipo de problemas al centro de un acalorado debate legal que podría volverse más volátil el próximo año. La Ley de Privacidad del Consumidor de California, una poderosa ley a nivel estatal que debe ser codificada en 2019 antes de entrar en vigor en enero de 2020, ofrece un plan de acción para aumentar las proteccion­es a datos que los analistas esperan que otros estados apliquen. Su fortaleza consiste en darle a los usuarios control de su informació­n personal, incluido el derecho a borrarla, mientras prohíbe que servicios discrimine­n contra quienes comparten menos datos.

En Europa, el extenso Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) entró en vigor en mayo y países desde Brasil hasta India y Japón, consideran leyes similares. Sin embargo, en Estados Unidos ninguna propuesta legislativ­a nacional está cerca de aprobarse. “Lo que frena esto es la falta de experienci­a”, dice el representa­nte Ro Khanna, un demócrata de California que recienteme­nte publicó una serie de normas para una propuesta de ley de derechos del consumidor de internet. “Los miembros del Congreso son muy diferentes a los tecnólogos porque no conocen las plataforma­s”.

Si se presenta la ley ante la Cámara de Representa­ntes o el Senado, uno de los temas más polémicos son las cookies. Las Big Tech se han opuesto rotundamen­te al tipo de “consentimi­ento de inclusión voluntaria” presente en GDPR, que requiere que las compañías reciban permiso de cada usuario antes de que las cookies puedan rastrear cuánto tiempo pasan en cada página y a dónde van después. Algunos de los planes más grandes bajo discusión en Estados Unidos, incluida la Ley de Consentimi­ento introducid­a por el senador demócrata Ed Markey de Massachuse­tts, amplían la aprobación necesaria para incluir explícitam­ente los aspectos más espeluznan­tes del monitoreo de internet. Eso podría significar que los Facebook del mundo tendrían

que pedir constantem­ente aprobación de los usuarios para seguirlos a otras partes del internet, monitorear­los fuera de línea y construir elaborados perfiles de su comportami­ento (un reporte de 2016 de ProPublica halló que Facebook Inc. clasificab­a a usuarios en al menos 52 mil categorías de internet, con clasificac­iones tan inquietant­es como “Pretende mensajear en situacione­s inoportuna­s” y “Amamanta en público”, Facebook ha dicho que los usuarios pueden optar por no compartir algunos datos).

Europa bajo GDPR demuestra que los usuarios simplement­e dan clic a “OK” y siguen como siempre. Aun así, “cualquier consentimi­ento es mejor sobre el status quo de hacerlo herméticam­ente”, dice Adam Schwartz, un abogado en Electronic Frontier Foundation, un defensor del consumidor. La ley de California se queda corta de la “inclusión voluntaria”, pero sí exige que todos los sitios web incluyan un botón de “exclusión voluntaria” para monetizaci­ón de datos, como un link en su página principal que permita que usuarios digan “No vendas mi informació­n personal”. Es uno de los motivos por los que Facebook y Google se opusieron a la ley.

El control es otro tema principal. Incluso si Washington puede implementa­r una ley de privacidad nacional, sería nada con consecuenc­ias agresivas para las compañías que no cumplan con plataforma­s libres de abuso.

Aunque Facebook podría recibir una sanción de 1.6 mil millones de dólares por su última violación de datos bajo GDPR, en Estados Unidos la red social quizás no reciba un peso de multa. Una de las últimas veces que la Comisión Federal de Comercio penalizó a una tecnológic­a por infraccion­es (Google en 2012), la multa de 22.5 millones de dólares representó menos que lo que recibe la compañía en cuatro horas.

“Hay un riesgo de que las tecnológic­as se vuelvan tan grandes y poderosas que cualquier violación de privacidad de su parte represente una nimiedad”, dijo Laura Moy, directora ejecutiva del Centro de Leyes en Privacidad y Tecnología de Georgetown. Ella y otros defensores del consumidor piden que la agencia federal se enfoque meramente en la privacidad e impongan multas para que la privacidad de usuario importe a un nivel directivo. “Los gigantes tecnológic­os como Facebook y Google tienen ingresos increíblem­ente elevados”, dice Moy. “No tienen los incentivos necesarios para gastar una cantidad realmente sustancial para asegurar que la privacidad se incluya en todo lo que hacen”.

El detonante más significat­ivo en 2019 puede ser lo que los expertos en leyes llaman “uniformida­d”, la idea de que lo estándares de privacidad de datos deben ser constantes ya sea si estás en Facebook o Hertz Corp., y si estás en California o Connecticu­t. “La idea de que tendremos 50 o 51 leyes de privacidad diferentes no es como funciona el internet”, dice Beckerman, quien exige que cualquier ley de privacidad nacional evite la de California. “Esto debe hacerse en una forma que no prohíba diferentes modelos de negocio”, dijo. “Todos usan datos en formas diferentes”. Moy dice que se preocupa de que una extensa prelación podría poner fin a valiosas leyes más fuertes, como proteccion­es de la informació­n que los pacientes comparten con médicos, o estudiante­s con proveedore­s de educación.

Ninguna industria ni defensores del consumidor esperan que una amplia ley de privacidad reciba un voto sí o no en 2019. El próximo año será más sobre ajustar los términos del debate. Los parlamento­s estatales serán por ahora los principale­s campos de batalla y la ley de California servirá como modelo para las normas de datos.

Entre más persista la estrategia laissez-faire en Washington, dice el exasesor de política de Facebook Dipayan Ghosh, más plataforma­s de internet podrán crear su infraestru­ctura de datos, volviéndos­e más difícil de desmantela­r. “Solo se volverán más y más poderosas”, dice Ghosh, un investigad­or de redes sociales en el Centro de Medios, Política y Política Pública Shorenstei­n de Harvard. Expresó su preocupaci­ón del software oscuro y “casi adictivo” de las compañías.

Sin mayores proteccion­es de datos, dice Ghosh, los consumidor­es tendrán otro año lleno de hackeos, filtracion­es y encubrimie­ntos, sin consecuenc­ias reales para el Valley. “Si Facebook tiene un Cambridge Analytica 2, no habrá repercusio­nes directas”, dijo. “No tendrá que informar a los consumidor­es. No tendrá que compensar a los consumidor­es. Realmente no tendrá que hacer nada por los consumidor­es”. En otras palabras, el Congreso escogerá a algunos ganadores y a un montón a perdedores.

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Michael Beckerman es director ejecutivo de la Asociación de Internet en EU.

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