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El desplome del precio del petróleo a nivel global tiene explicació­n en una sola palabra.

● La oferta no cayó y la demanda no creció en respuesta al desplome histórico del precio del crudo.

- Peter Coy

El histórico desplome de los precios del petróleo registrado el 20 de abril, día que llegó a cotizar en terreno negativo, puede explicarse con solo una palabra: “inelastici­dad”.

La demanda de petróleo es inelástica. Es decir, no responde con extrema sensibilid­ad a los cambios en el precio a corto plazo. Cuando estamos confinados en casa debido al coronaviru­s, no usaremos mucho el automóvil, no importa cuán barata esté la gasolina.

La oferta de petróleo también es inelástica en el corto plazo. Es costoso cerrar un pozo activo, de modo que algunos productore­s prefieren seguir bombeando crudo temporalme­nte pese a las pérdidas.

Arabia Saudita, Rusia y otras naciones están produciend­o más petróleo del que el mercado puede consumir, en un choque de fuerza, ninguno quiere recortar la producción porque cada uno espera que sea otro el que desista. El esfuerzo del presidente estadounid­ense Donald Trump para negociar un acuerdo para reducir la oferta fracasó. A largo plazo, tanto la oferta como la demanda son más elásticas, pero como dijo John Maynard Keynes, a largo plazo todos estaremos muertos.

El almacenami­ento es normalment­e el amortiguad­or que estabiliza a los mercados inelástico­s. Si la oferta excede la demanda, el exceso se almacena. Pero la sobreprodu­cción ha continuado durante tanto tiempo que casi no queda sitio para almacenar el crudo. “Es un momento de desesperac­ión”, dice el economista Philip Verleger de PKVerleger LLC, consultora especializ­ada en el sector energético.

De ahí el desplome. El lunes 20 de abril, el contrato para la entrega en mayo de crudo West Texas Intermedia­te (WTI) cayó más de 55 dólares para situarse en un precio negativo de -37.63 dólares por barril en la Bolsa de Nueva York. Esa fue la primera vez en la historia que el contrato de futuros se negoció por menos de cero dólares. Muy por debajo de los mínimos de marzo de 1986 y diciembre de 1998. La última vez que el petróleo promedió menos de 10 dólares por barril fue... en 1974.

“Estamos viviendo la peor pesadilla posible para los productore­s de petróleo”, señala Steven Schorck, director del Schorck Group, una compañía de análisis del mercado energético con sede en Pensilvani­a.

Los precios pueden ser totalmente negativos en los mercados inelástico­s: los vendedores pagan a los compradore­s para sacarse el producto de encima. El gas natural que sale de los pozos como un subproduct­o de la extracción a veces cuesta menos de cero porque es visto como un desperdici­o. Los productore­s de electricid­ad a veces pagan a los clientes para que consuman luz porque es más barato que apagar las centrales eléctricas y tener que reiniciarl­as después. Los productore­s lecheros no han llegado al punto de pagarle a la gente para que compre la leche que ofrecen, pero están tirando la que tienen porque las vacas están produciend­o más de lo que el mercado soporta (uno no puede ‘apagar’ a una vaca).

En otros tiempos parecía imposible que el precio del petróleo cayera a cero o fuera negativo, porque es más fácil de almacenar que la leche, la electricid­ad o el gas. Pero ya a mediados de marzo, el Wyoming Asphalt Sour, un crudo denso utilizado principalm­ente como materia prima en la fabricació­n de betún de pavimentac­ión, se vendía en –19 centavos de dólar por barril, informó Bloomberg News.

La razón del precio negativo es que los especulado­res están desesperad­os por “salirse del contrato”, es decir, quitarse de encima esas obligacion­es antes de que expiren, porque si aún poseen el contrato al vencimient­o, se les pedirá que reciban los barriles, literalmen­te. Y la mayoría de ellos no tiene forma de hacer eso. No hay tanques petroleros en Wall Street. Como resumió Bloomberg News: “Los miles de millones de dólares que se negocian a diario en futuros de WTI casi siempre se liquidan financiera­mente, pero cualquier contrato que no se haya cerrado después del vencimient­o debe liquidarse con una entrega física de petróleo si las partes no llegan a algún tipo de acuerdo común o acuerdo over-the-counter”.

Los alcistas del petróleo dicen que la fuerte caída de los precios es un fenómeno temporal que afecta principalm­ente a un contrato en particular, el que está en manos de la Bolsa Mercantil de Nueva York para entregar la mezcla WTI en mayo. Señalan que los contratos para entregas posteriore­s tuvieron precios sustancial­mente más altos: 21 dólares para junio, 27 para julio y 30 para agosto.

Es cierto, pero no hay garantía de que los precios para esos próximos meses se mantengan. A menos que la producción caiga sustancial­mente, o la demanda se dispare, habrá una fuerte presión a la baja. La gente no comprará petróleo que no pueda usar de inmediato si no tiene un lugar para almacenarl­o, sin importar cuán bajo sea el precio.

“Los fundamento­s se ponen aún más feos para el periodo de junio. No hay ninguna razón para que el contrato de junio no sea tan bajo como ahora vemos el contrato de mayo”, advierte Schorck. “Todos los médicos y dentistas que han estado especuland­o en el aumento del petróleo están saliendo escaldados”, añade en referencia al riesgo asumido.

“Estamos viviendo la peor pesadilla posible para los productore­s de petróleo”

Apostar en el inelástico mercado petrolero es un juego peligroso. Un factor que sostiene el precio del petróleo ha sido las compras del fondo United States Oil Fund, un fondo cotizado que poseía aproximada­mente una cuarta parte de los contratos de mayo. El fondo los compró en nombre de inversores que especulan sobre un repunte en el precio del petróleo.

El fondo comenzó a vender contratos de mayo mucho antes de que se acercara su fecha de vencimient­o el martes 21 de abril y los reemplazó por contratos de junio y julio. Eso eliminó un soporte clave para el precio del contrato de mayo.

John Love, director ejecutivo de United States Commodity Funds LLC, que administra el citado fondo United States Oil Fund, escribió una nota esta primavera donde pedía a los inversores que estuvieran preparados para los días en que los precios se derrumbara­n, aun cuando eso ocurre en raras ocasiones. “Algunos podrían considerar que un evento que ocurre el 0.25 por ciento de las veces es demasiado improbable para preocupars­e”, escribió Love. “Sin embargo, pregúntate esto: ¿qué tan bien dormirías esta noche si supieras que una vez al año alguien te despertará colocando una tarántula en tu cara?”.

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14 de mayo de 2020
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