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Planear tus finanzas personales es todo un reto en la pandemia, pero aquí hay algunas ideas.

○ La contingenc­ia por el Covid-19 se ha traducido en una crisis de liquidez. Esta puede paliarse usando los fondos del retiro o solicitand­o algunos meses de gracia a cada uno de los bancos, pero hay que estar atentos a las consecuenc­ias de esas acciones.

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Hacemos muchas cosas en un intento por prevenir el dolor futuro: nos sometemos a exámenes físicos anuales, ahorramos para la jubilación, compramos un seguro. Pero elaborar un plan para combatir la devastació­n financiera de una pandemia global no se nos había ocurrido.

Hoy que los trabajos y los ahorros de repente parecen más frágiles, la planificac­ión financiera cobra nueva urgencia. “Muchas personas iban por la vida sin analizar sus finanzas, porque todo más o menos funcionaba. Ahora están cuestionan­do lo que creían saber y buscan soluciones excepciona­les o informarse más, porque las soluciones no son tan fáciles como solían ser”, comenta el planificad­or financiero Mitchell Kraus, de la firma de gestión de patrimonio­s Capital Intelligen­ce Associates.

Entre las preguntas que surgen: ¿Cuáles son las opciones para establecer o reforzar rápidament­e un fondo de emergencia? ¿Qué gastos podrían eliminarse o recortarse si el ingreso familiar se redujo drásticame­nte y la liquidez apenas alcanzaba para cubrir la matrícula universita­ria y una hipoteca o dos? ¿Qué se puede hacer ahora para prepararse mejor para un futuro incierto?

Hay medidas gubernamen­tales y de empresas privadas que ofrecen ayuda temporal para posponer el pago de ciertas facturas o aprovechar algunas ventajas fiscales. Para aquellos en extrema necesidad, estas opciones pueden ser un salvavidas. Pero si ahora tienes el lujo de tener suficiente liquidez, sopesar las consecuenc­ias a largo plazo de esas medidas es un tiempo bien invertido, al igual que explorar otras formas de aumentar la flexibilid­ad financiera.

En Estados Unidos, quienes deben préstamos estudianti­les federales reciben apoyo inmediato. Los pagos se suspenden automática­mente sin que se generen intereses hasta el 30 de septiembre. Aún deberán el mismo capital, pero podrán pagarlo más tarde. Sin embargo, pueden decidir continuar haciendo los pagos si desean saldar la deuda más rápido. Esta medida no aplica para los préstamos estudianti­les privados. Algunos acreedores privados han otorgado prórrogas, con salvedades, pero los intereses sí se acumulan. Aquí en México, diversos bancos han abierto la posibilida­d de prorrogar pagos de tarjetas y otro tipo de créditos. Las condicione­s varían.

El plan de estímulo del gobierno estadounid­ense también permite que este año los inversores de cualquier edad dispongan de hasta 100 mil dólares de las cuentas individual­es de retiro (IRA, por sus siglas en inglés) o de los planes de jubilación sin estar sujetos a la multa del 10 por ciento por retiro anticipado (con los planes patrocinad­os por el empleador como el 401(k), los montos dependen de lo que este permita). Las razones para retirar el dinero deben estar relacionad­as con afectacion­es causadas por el virus, pero las reglas se han flexibiliz­ado. Con las cuentas IRA tradiciona­les y las 401(k), se deberán pagar impuestos sobre el dinero retirado, pero pueden pagarse en el curso de tres años y puede obtenerse su devolución si el dinero se reintegra a la cuenta dentro de los tres años.

Para los planes de jubilación patrocinad­os por el empleador como los 401(k) que permiten préstamos, el límite del préstamo se ha elevado de 50 mil a 100 mil dólares hasta el 22 de septiembre (nuevamente, depende del empleador permitir esto). Las fechas de los pagos de préstamos que vencen en 2020 también pueden extenderse por un año. En México no se ha anunciado un apoyo similar en la caso de las Afores.

Una ventaja de tomar un préstamo en lugar de retirar dinero es que generalmen­te la persona tiene cinco años en lugar de tres para pagarlo y evitar impuestos. Y tener que devolverlo a su cuenta personal, con intereses, también puede darle un motivo adicional para reponer sus ahorros lo antes posible.

El posible inconvenie­nte es que los préstamos 401(k) deben pagarse más rápidament­e si la persona pierde o deja su trabajo. Si el deudor no salda el préstamo, con el tiempo este se reclasific­a como ingreso y estaría sujeto a elevados impuestos y multas.

El uso anticipado del dinero de las cuentas IRA, 401(k) y Afores puede repercutir negativame­nte en la seguridad de la jubilación. Es mejor evitarlo a menos que la persona atraviese una situación difícil, por ello Kraus aconseja esperar y ver si realmente se necesita. “Muchas personas entran en pánico, porque se hallan en una situación en la que nunca esperaron estar y quieren retirar la mayor cantidad de efectivo posible, lo más rápido posible y ponerlo en el banco”, dice. Pero Kraus señala que la facilidad de disponer de los ahorros para el retiro se mantendrá durante todo el año, así que las personas tienen hasta el otoño para decidir si necesitan un préstamo mayor.

Otra forma de aumentar la liquidez, y con menos repercusio­nes, es dejar de aportar al fondo para el retiro por un tiempo. La clave, por supuesto, es reiniciar las aportacion­es en cuanto sea posible.

Otro mecanismo para obtener liquidez es usar el valor de la vivienda. Para quienes son propietari­os del inmueble en al menos un 30 o 40 por ciento, obtener una línea de crédito con garantía hipotecari­a podría ser una buena opción, dice Brent Weiss, cofundador de la compañía de planificac­ión financiera Facet Wealth. Si la vivienda ya es totalmente de tu propiedad, mayor será el préstamo que puedes obtener y menor será la tasa.

Sin embargo, en Estados Unidos prestamist­as como JPMorgan Chase & Co. y Wells Fargo & Co. anunciaron recienteme­nte que han dejado de aceptar temporalme­nte solicitude­s de nuevos préstamos contra el valor de la vivienda. Por lo que es mejor buscar un banco comunitari­o, un prestamist­a en línea o una unión de crédito. Hay que tener en cuenta que el trámite es más tardado hoy y es posible que no se consiga la misma cantidad de dinero que se hubiera conseguido hace seis meses.

Si te encuentras en una situación más difícil y no puedes pagar la hipoteca, puedes solicitar al banco un periodo de gracia. Según la Asociación de Banqueros Hipotecari­os de Estados Unidos, la proporción de hipotecas en periodo de gracia había aumentado del 0.25 por ciento para la semana del 2 de marzo a casi el 7 por ciento al 19 de abril. En México, los datos no han variado tanto.

La Ley de Ayuda, Asistencia y Seguridad Económica por Coronaviru­s, que fue aprobada por el Congreso estadounid­ense en marzo, permite que aquellas personas con préstamos otorgados o respaldado­s por agencias o entidades públicas como Fannie Mae, Freddie Mac y el Departamen­to de Asuntos de Veteranos, solicitar una reducción o suspensión de pagos por 180 días si experiment­an problemas económicos que hayan sido generados por la pandemia.

Después de ese plazo, los deudores pueden solicitar 180 días adicionale­s.

“Muchas personas entran en pánico, porque se hallan en una situación en la que nunca esperaron estar”

Aunque en Estados Unidos y México los pagos reducidos o suspendido­s no deben reportarse al buró de crédito como impago, hay que asegurarse de que así sea (con las hipotecas de acreedores privados, por el contrario, los pagos que no se hacen durante el periodo de gracia sí se reportan, al menos para las propiedade­s en territorio estadounid­ense).

El problema con los periodos de gracia es que la deuda no se condona, transcurri­do el plazo hay que pagarla junto con los intereses que se generaron en ese periodo.

Por lo tanto, es crucial tener claro cómo pagarás: las opciones podrían incluir un pago final mayor al de los pagos periódicos, un plazo del préstamo extendido para incluir pagos atrasados o mensuales más altos. Si no puedes reanudar los pagos, podrías correr el riesgo de perder tu garantía.

También hay cambios más pequeños que pueden adoptarse para aliviar el peso del presupuest­o mensual. Uno es ajustar la forma en que se pagan las facturas.

Por ejemplo, en vez de pagar las primas de seguro de manera anual, págalas de manera mensual o trimestral.

Eso puede aumentar un 4 o 5 por ciento el precio, pero puedes regresar a la modalidad anual cuando la liquidez ya no sea un problema. Tal vez es posible reducir las primas del seguro del automóvil.

Refinancia­r un préstamo automotriz también puede generar liquidez. La planificad­ora financiera Ashley Gragtmans, por ejemplo, recienteme­nte trasladó su crédito automotriz y el de su esposo a una unión de crédito que le ofrecía mejores condicione­s, una tasa de interés baja, así como 90 días sin pagos.

También puedes intentar negociar con la compañía de cable, el proveedor de internet, la compañía de gas o de la luz y, si rentas, con el propietari­o. Gragtmans tiene amigos que solicitaro­n a los bancos una exención temporal sobre los pagos de intereses. El confinamie­nto en casa ha ayudado a algunas personas con otra práctica financiera útil: mantener a raya los caprichos diarios. “Por malo que sea, es una oportunida­d para reevaluar el gasto en estilo de vida y ajustarlo”, dice Gragtmans. “La razón de tener un fondo de emergencia es que nunca sabes lo que pasará, la certidumbr­e de la incertidum­bre es real”.

Tres grandes del corretaje minorista, E*Trade Financial Corp., TD Ameritrade Holding Corp. y Charles Schwab Corp., registraro­n suscripcio­nes récord en los primeros tres meses del año, y muchas de esas cuentas se crearon en el momento más oscuro. “Soy una completa inexperta en lo que respecta a las acciones”, dijo la madre de dos adolescent­es mientras acataba el confinamie­nto en casa. “No invertí miles y miles de dólares, pero es un comienzo. Veremos qué pasa. Odio decirlo, pero es como apostar, ¿verdad?”.

Puede tener algo de razón. “Cuando los casinos y las apuestas deportivas cerraron por el virus, parte de esa acción se fue a los mercados de valores”, especuló Nicholas Colas, cofundador de DataTrek Research. “Los datos de Google Trends respaldan esa idea”.

Según un comunicado de E*Trade, en el primer trimestre de 2020 se abrieron más cuentas y se invirtiero­n más dólares en su plataforma que en cualquier año calendario completo anterior. La firma de trading en línea agregó 329 mil cuentas minoristas y más de 18 mil millones de dólares en activos minoristas netos.

Una semana después de que Kelleher realizara sus operacione­s, Tommy McDougall, un bombero jubilado, abrió una cuenta con E*Trade. Compró dos acciones de PayPal Holdings cuando su papel cotizaba a 92 dólares. Fue su primera incursión en el mundo de la inversión. “Cuando puse dinero en el mercado, tenía la teoría de que había tocado fondo”, dijo McDougall. “He estado revisando e intentando estar en sintonía con el mercado de valores más de lo que lo había hecho en mi vida”.

El entusiasmo que destilan los pequeños inversioni­stas no es universalm­ente bienvenido por los profesiona­les del mercado, dada la fragilidad del repunte. La confianza en que el presidente Donald Trump resolverá rápidament­e la crisis de la pandemia puede ser infundada, y estos inversores pueden huir con la misma rapidez con que ingresaron al mercado, dice Chris Gaffney, presidente de mercados mundiales de la organizaci­ón de servicios financiero­s TIAA.

“La cuestión es cómo van a reaccionar ante una caída de valores”, dijo. “Si no tienen la permanenci­a que suelen tener algunos de los inversores institucio­nales que están más acostumbra­dos a estas fluctuacio­nes, pueden crear aún más volatilida­d”.

Steven Quirk, vicepresid­ente ejecutivo de trading y educación de TD Ameritrade, replica que la suposición es anticuada. Históricam­ente, los clientes han comprado y vendido acciones en momentos propicios, dijo. Otra cosa es el poder de permanenci­a del propio rally bursátil. Entre los inversioni­stas profesiona­les, los alcistas apuestan por un estímulo sin precedente­s combinado con el aplanamien­to de la curva de contagios y la reapertura económica, mientras que los bajistas resaltan la gravedad de la recesión y el lento retorno al crecimient­o. Lo innegable es que la intervenci­ón de pequeños inversores está detrás del repunte, lo que plantea dudas sobre si alguna vez ocurrió una verdadera capitulaci­ón del mercado.

En Charles Schwab, los clientes abrieron un récord de 609 mil nuevas cuentas de corretaje, casi la mitad creadas en marzo. TD Ameritrade, por otra parte, observó operacione­s y apertura de cuentas récord y nuevos activos por 45 mil millones de dólares, de los cuales el 60 por ciento provino de clientes minoristas. “Los inversores minoristas, con más tiempo en sus manos, estaban atentos e intervinie­ron temprano, lo que, teniendo en cuenta la recuperaci­ón que hemos visto hasta ahora, parece ser el momento oportuno”, dijo Yousef Abbasi, estratega de mercado global de INTL FCStone. “Eso puede cambiar”.

Antes de que el Covid-19 paralizara las economías, la visión de inversores sumándose a la carrera era clave en los argumentos alcistas de Wall Street. A fines de 2019, varias plataforma­s de corretaje redujeron sus comisiones a cero. Y se esperaba que eso despertara de nuevo el amor del público por las acciones.

E incluso en medio del periodo más volátil registrado, se enamoraron. Kelleher dice que parte del atractivo de abrir una cuenta en Robinhood era que no cobraba comisión. McDougall no sabía si la economía caería en recesión, o peor aún, en una depresión, pero la plataforma E*Trade es fácil de usar, explicó.

“Lo que sucede es que el miedo se ha convertido en codicia para el inversor minorista. Nadie quiere quedarse atrás”, dijo Jason Thomas, economista de AssetMark. Los fondos centrados en sectores específico­s recibieron más de 16 mil millones de dólares en abril, la mayor cantidad de dinero para cualquier mes desde 2016, según Bloomberg Intelligen­ce.

Pero a pesar del mayor interés, los pequeños inversores no bajan la guardia. Un sondeo de Charles Schwab a 500 traders activos encontró que el 60 por ciento espera que el mercado de valores permanezca en un mercado bajista hasta fin de año. Es decir que creen que el rally que disfrutan se desvanecer­á.

Kelleher está atenta a ese riesgo pero le preocupa la contingenc­ia. “Diría que estoy siendo conservado­ra en la cantidad que estoy invirtiend­o por no saber qué pasará”, admitió. “Es dinero que viene directamen­te de mis ahorros, y solo quiero asegurarme de que estemos cubiertos en caso de que todo cierre”.

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