Game Changer: Julio Scherer Ibarra
El consejero jurídico de la presidencia ha sido clave en la construcción del gobierno de AMLO y lo será en el futuro del país tras la pandemia. Por Gonzalo Soto
El círculo más íntimo del presidente Andrés Manuel López Obrador es un grupo bastante reducido. Y en los últimos meses, en que el escenario para la administración federal se ha vuelto mucho más adverso y los grandes planes de la llamada Cuarta Transformación se enturbian, son cada vez menos quienes acceden de manera cotidiana hasta el oído del presidente y consiguen que los escuchen. Uno de esos personajes inamovibles, por ahora, es Julio Scherer Ibarra, el consejero jurídico del primer mandatario.
De primera vista, este hombre parece cumplir con el perfil ideal de mucho de lo que el propio López Obrador tanto desdeña. Abogado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Scherer ha sido el representante jurídico de grandes empresarios y él mismo un litigante exitoso, beneficiario por años del sistema político y económico que el actual gobierno señala como la génesis de casi todos los males que aquejan al país.
De carácter recio, intimidante en ocasiones, de acuerdo con algunas personas que le conocen y han trabajado con él, ha sido un fiel colaborador del presidente desde hace años, acompañándolo ahora en la construcción del marco legal que han requerido varias de las decisiones más controvertidas de la actual administración, desde la cancelación del aeropuerto de Texcoco hasta la forma de afrontar las consecuencias económicas y políticas de la actual pandemia de Covid-19.
La 4T ha sido, entre otras cosas, un desfile de funcionarios públicos que se acercan por momentos al presidente y consiguen reflectores, para luego ser dejados de lado, en el mejor de los casos, o incluso confrontados o denostados públicamente por el primer mandatario.
No ha sido el caso de Scherer, quien desde la trinchera jurídica tiene la atención del presidente, a quien confronta, como pocos lo hacen, e incluso logra modificar sus opiniones en temas en los que el consejero pone especial ahínco. Scherer y el presidente son conocidos de tiempo atrás, desde que el padre del abogado, el periodista Julio Scherer García, los presentó. Desde entonces, Scherer hijo ha cuidado de los intereses del presidente en diversos ámbitos: fue un enlace no oficial entre el gobierno de López Obrador en la capital (2000-2006) y diversos empresarios que lo ayudaron a realizar varias de las obras de infraestructura en su mandato; llevó a cabo parte de la estrategia de campaña de Delfina Gómez para la gubernatura del Estado de México, misma que casi consigue arrebatar al priismo mexiquense. También ha trabajado para fortalecer la presencia electoral de Morena por todo el país y cuidar a detalle la estrategia del presidente en buena parte de los aspectos de la política interna, incluida desde luego la relación con el Poder Judicial. Hay quienes incluso lo señalan como la verdadera fuerza detrás de las decisiones que se toman en dependencias como la Secretaría de Gobernación. Además de la abogacía, Scherer es escritor y académico. Hasta el año pasado era miembro del Consejo de Administración de la revista Proceso, que su padre fundó en 1976.
Llegar al oído del presidente no es fácil, ejemplos de lo contrario abundan en la actual administración federal. Permanecer en el primer círculo del mandatario sin raspaduras es aún más difícil. Scherer ha conseguido ambas y, por ello, de cara a una de las peores crisis económicas en la historia moderna de México, su voz tendrá mucho más peso que nunca.