Se viene una tensa relación entre EU y México
● La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca podría convertirse en un reto para la administración y personalidad del presidente López Obrador.
Más allá de sus dichos sobre la migración y el comercio, en la realidad, Donald Trump le pidió poco a su vecino Andrés Manuel López Obrador. Eso cambiará con Biden.
Una nueva era en las relaciones entre EU y México ya ha tenido un comienzo difícil. López Obrador es uno de los pocos jefes de Estado que aún no ha felicitado a su futuro homólogo estadounidense, Joseph Biden. Pero le guste o no a AMLO, el cambio se avecina y México necesita prepararse para una relación más amplia, más profunda y probablemente más tensa.
Los mexicanos guardan una profunda aversión hacia Trump: las encuestas muestran que menos de dos de cada 10 aprueban al líder estadounidense. Sin embargo, su presidente ha sido excepcionalmente cálido, incluso adulador, con su homólogo del norte.
A solicitud de Trump, redirigió a una buena parte de la Guardia Nacional a detener migrantes. AMLO se apresuró a Washington para respaldar la candidatura de Trump.
Si bien pueden parecer un tipo extraño de aliados, coinciden en personalidad y estilo de gobierno. Ambos son sensibles a las críticas y adoptan un enfoque de destrucción hacia la oposición. Los dos difaman y amenazan a la prensa. Y favorecen la formulación de políticas transaccionales y personalistas, priorizando la lealtad sobre la experiencia y eludiendo procesos burocráticos para acumular poder.
Con más temas en la agenda, EU estará más involucrado en el día a día de lo que sucede en México. Durante los últimos cuatro años, Washington se ha referido
muy poco a la corrupción, la democracia o los derechos humanos. Ha habido un compromiso limitado con la seguridad. La Casa Blanca ni siquiera ha defendido al sector privado, permaneciendo silenciosa cuando México restringió o canceló contratos de empresas de energía renovable con sede en EU en aparente violación al nuevo TMEC.
Los temas ambientales y laborales liderarán el nuevo diálogo bilateral. A medida que EU renueve sus compromisos internacionales, se inclinará hacia sus vecinos y aliados para que hagan lo mismo. Los demócratas pondrán en práctica la supervisión laboral del TMEC y revitalizarán el apoyo a los pilares de la democracia.
Este nuevo interés y activismo pondrá a prueba la relación. Es poco probable que Biden apruebe a las industrias mexicanas cada vez más sucias. Los desafíos laborales alterarán el statu quo.
Y este enfoque en los procesos institucionales de México se producirá de cara a la elección intermedia de 2021 en el país.
La migración puede convertirse en el primer foco de tensión. Las detenciones en la frontera sur de EU han aumentado desde abril. La devastación física del huracán Eta, que hasta ahora ha desplazado a más de 300 mil personas en Nicaragua, Honduras y Guatemala, combinada con los costos económicos de la pandemia para México y Centroamérica, y la publicidad de los traficantes de personas, ansiosos por impulsar el negocio después de una pausa, sugieren que la ola de migrantes aumentará rápidamente.
Hay oportunidades para una cooperación más amplia. Juntas, las dos naciones pueden reducir los costos humanos y económicos de la pandemia. Unidas, pueden sacar mayor provecho del cambio actual de las cadenas de suministro globales,
trayendo más manufacturas a América del Norte. Pero para ello, AMLO tendrá que cambiar de dirección. Tendrá que superar sus tendencias aislacionistas y nacionalistas, y aceptar una mayor participación externa. Deberá reconocer la base científica de la amenaza para la salud. Tendrá que empoderar en lugar de restringir al sector privado, comenzando por la energía. Y tendrá que estar abierto a una mayor pluralidad política y al debate.
Dado el temperamento y el historial de AMLO, más atención por parte de EU será incómoda y, con frecuencia, tensa. Pero también debería ser bienvenida. Después de todo, ese compromiso es apropiado y necesario para dos naciones que son socios comerciales cercanos, que comparten la misma agua, respiran el mismo aire y cuya salud, seguridad pública y futuro económico están profundamente entrelazados.