¿Janet Yellen al Tesoro? Sí, y es una excelente idea
● La expresidente de la Fed tiene las cualidades necesarias para revivir la economía estadounidense.
Según los informes más recientes, el presidente electo de Estados Unidos Joe Biden planea nominar a la expresidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, como la próxima secretaria del Tesoro del país. Ella sería, sin duda, una elección impecable para tan complicado y prestigioso puesto. Su amplia experiencia en la formulación de políticas económicas, su visión holística, pragmática y progresista, así como su temperamento sereno que busca el consenso hacen de Yellen la socia ideal para el tipo de presidente que Biden quiere y debe ser en los próximos cuatro años.
De entrada, Yellen sería la primera mujer secretaria del Tesoro, de la misma forma que fue en su momento la primera en dirigir la Reserva Federal de la economía más grande del planeta, un trabajo que hizo con distinción a través de momentos complicados, con los efectos de la gran recesión aún en el espejo retrovisor. Por ello, muchos se sintieron decepcionados cuando el presidente Donald Trump decidió no nombrarla para otro mandato en 2018. Ella siempre ha reconocido los límites de lo que puede lograr la política monetaria una vez que las tasas de interés se han reducido, por necesidad, a cero, y ha pedido que la política fiscal finalmente desempeñe un papel más importante en el apoyo a la demanda en esas condiciones.
El secretario del Tesoro, tradicionalmente, es el funcionario que el país necesita para defender ese tipo de casos y escenarios, dar detalles de las alternativas y consecuencias de las decisiones que se van a tomar y generar el apoyo necesario en el Congreso para lograr la mejor solución posible.
Aunque pasó gran parte de su carrera como banquera central, las cualidades, experiencia y calificaciones de Yellen como formuladora de políticas fiscales son insuperables en la actualidad. Es una académica macroeconómica de primer nivel y dirigió el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca del presidente Bill Clinton, en uno de los periodos de expansión económica más reconocidos en las últimas décadas en la Unión Americana.
Además, es universalmente respetada en los bancos centrales y los ministerios de finanzas de todo el mundo por sus años de trayectoria y relaciones sólidas, lo que le permitirá desempeñar un papel destacado en la reconstrucción de las alianzas de política económica y los sistemas de cooperación que Trump ha destruido a lo largo de sus cuatro años de mandato, con consecuencias graves para Estados Unidos y el resto de la economía global.
Con Yellen, en claro contraste, es plausible esperar que el Departamento del Tesoro estadounidense presione por un enfoque inteligente basado en impuestos para combatir el cambio climático, una de las prioridades no solo de su país sino del mundo entero. Ella ha sido miembro del Climate Leadership Council, un grupo bipartidista que ha hecho propuestas
detalladas para un impuesto al carbono en los ingresos, que podría generar incentivos para transitar hacia una economía más ‘verde’ y, eventualmente, moderna en un mundo que transita en esa dirección desde hace ya varios años. Cuando se le preguntó si este enfoque podría ser políticamente viable, ella respondió: “Realmente no lo sé. Pero creo que vale la pena demostrar que puede haber un amplio acuerdo sobre una política que sea respetuosa con el medio ambiente”.
Un Tesoro que defienda una economía sólida y busque un acuerdo amplio, siempre que sea posible, con todas las partes involucradas sería muy bienvenido. Y es que eso es exactamente lo que le ha faltado a Estados Unidos durante los últimos cuatro años. Un nombramiento de este calibre será algo para celebrar.