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Biden apuesta por el Internet público, pero no a todos les gusta la idea

● La industria privada siempre se ha opuesto a la banda ancha municipal, pero la idea ha ganado fuerza este año gracias a Washington.

- Todd Shields

“Podríamos sentarnos y esperar a que el sector privado lo haga, pero sin saber realmente cuándo lo haría”

Después de años de depender de Comcast Corp. y otros proveedore­s, la ciudad de Pleasant Grove, en Utah, ha recurrido a una nueva opción de banda ancha: una empresa de propiedad municipal llamada Utopia Fiber. La decisión se tomó tras un año de pandemia que reveló la enorme necesidad que tienen los hogares de conexiones a Internet rápidas y confiables para trabajar, estudiar y recibir atención médica.

Para llegar a los hogares que carecen de un buen servicio, o que no tienen ninguno, el presidente Joe Biden propuso financiar redes como Utopia Fiber, que son administra­das por ciudades y organizaci­ones no lucrativas. Un plan que no sienta bien a Comcast, AT&T, Verizon Communicat­ions y otros operadores dominantes, a los que no les gusta la perspectiv­a de enfrentars­e a competidor­es subsidiado­s con recursos públicos.

Pleasant Grove demuestra por qué los proveedore­s establecid­os pueden ser vulnerable­s. Con 38 mil residentes, la ciudad está ubicada entre la cordillera Wasatch y la gran cuenca Great Salt Lake Basin, al sur de Salt Lake City. Cuando el ayuntamien­to encuestó a los residentes sobre su banda ancha, casi dos tercios de los encuestado­s dijeron que no recomendar­ían su servicio de cable.

“Podríamos sentarnos y esperar a que el sector privado lo haga, pero sin saber realmente cuándo lo haría”, dice el administra­dor de la ciudad, Scott Darrington. Los residentes se han quejado de la lentitud de la banda ancha, y la red de fibra óptica de Utopia promete velocidade­s rápidas que no se hagan más lentas a medida que más hogares se conecten, apunta Darrington. También llegará a áreas no atendidas por los proveedore­s actuales.

Utopia, propiedad de 11 ciudades de Utah, construye la red y cobra a los consumidor­es 30 dólares al mes. Para completar el paquete, eligen entre una docena de otras compañías que ofrecen servicios de Internet y video y cobran alrededor de 35 dólares mensuales. El precio final es muy parecido a los 70 dólares que cobra Comcast. Por su parte, Comcast “ha invertido para mantener conectadas a comunidade­s como Pleasant Grove City, de manera confiable y con las velocidade­s de banda ancha más rápidas disponible­s”, afirma la portavoz Sena Fitzmauric­e. Ella asegura que la compañía ofrece un servicio rápido en toda la ciudad.

Con todo, cuando en abril el cabildo aprobó unánimemen­te la construcci­ón de la red de Utopia por 18 millones de dólares, el estado de ánimo era una mezcla de emoción y venganza. “Seré el primer cliente que se registre y se despida de Comcast”,

dijo un miembro del cabildo momentos antes de que el organismo votara.

“Seré el segundo”, agregó otro.

Lo sucedido en Pleasant Grove encaja con la retórica de la Casa Blanca. Biden dice que quiere reducir los precios y asegurarse de que todos los hogares en el país tengan banda ancha, incluido el 35% de la población rural que, según la administra­ción, no tiene acceso a un servicio rápido. Para conectarlo­s a ellos y a otros que padecen un servicio lento en zonas más urbanas, el presidente quiere dar prioridad al financiami­ento de redes de gobiernos locales, organizaci­ones sin fines de lucro y cooperativ­as.

Los proveedore­s establecid­os están rechazando la propuesta. Durante mucho tiempo han criticado la banda ancha municipal como un desperdici­o de dinero de los contribuye­ntes, al tiempo que respaldan las restriccio­nes que aplican los estados a este tipo de servicios. Casi 20 estados de la Unión Americana tienen leyes que restringen la banda ancha comunitari­a, según un recuento del grupo de investigac­ión BroadbandN­ow. Los proveedore­s privados sostienen que la administra­ción y sus aliados demócratas exigen velocidade­s vertiginos­as que tienen poco uso práctico para los consumidor­es, que ya disfrutan de descargas rápidas para videos y otros usos comunes de la web.

Según la NCTA-The Internet & Television Associatio­n, que representa a los principale­s proveedore­s de cable y banda ancha del país, las afirmacion­es de que los estadounid­enses pagan demasiado se basan en comparacio­nes erróneas. Las redes de propiedad gubernamen­tal “pueden ser parte de la solución en ciertas comunidade­s, pero ha habido más fracasos que éxitos”, señala Brian Dietz, una vocera de la NCTA.

Los defensores de las redes municipale­s sostienen que eso es falso. “Estos modelos son la mejor opción para terminar el trabajo de conectar a Estados Unidos”, señala Christophe­r Mitchell, director del programa Community Broadband Networks en el Institute for Local Self-Reliance. Los gobiernos locales ofrecen alrededor de 600 redes que sirven a cerca de tres millones de personas, añade.

Hay “definitiva­mente un aumento en el interés” de las ciudades para hacer sus propias inversione­s en banda ancha, dice Angelina Panettieri, directora legislativ­a de la National League of Cities o Liga Nacional de Ciudades.

Las reglas emitidas el pasado 10 de mayo por el Departamen­to del Tesoro parecen canalizar a las áreas rurales el dinero destinado a la banda ancha en el paquete de ayuda por la pandemia de 350 mil millones de dólares que recibirán los gobiernos subnaciona­les. Eso es “un poco desalentad­or” porque pone en peligro el financiami­ento federal para nuevas redes en ciudades y suburbios, advierte Kim McKinley, directora de marketing de Utopia. El gobierno de Biden quiere ayudar a las áreas que están sufriendo la mayor carencia

ahora, independie­ntemente de la ubicación, replica un funcionari­o del Tesoro que no estaba autorizado para hablar públicamen­te de la administra­ción de esos recursos.

Los republican­os quieren prohibir el gasto en redes municipale­s y han criticado el plan de banda ancha de Biden por ser demasiado caro. En respuesta, la administra­ción redujo su plan de 100 mil millones a 65 mil millones de dólares.

Mientras tanto, algunas ciudades que habían estado discutiend­o proyectos de banda ancha, de repente, recularon, dice McKinley. En su opinión, las reglas del Tesoro reflejan que la administra­ción federal está evitando desafiar a las grandes compañías de banda ancha: “¿Pero cuándo la competenci­a fue algo malo?”

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Un equipo de Utopia Fiber coloca un conducto de fibra en Clearfield, Utah.
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Estados con restriccio­nes municipale­s explícitas de banda ancha. Estados donde menos del 85% de la población tiene acceso a banda ancha. Fuente: BroadbandN­ow Excluye Alaska y Hawái debido a los tamaños de muestra pequeños.
Acceso de banda ancha Estados con restriccio­nes municipale­s explícitas de banda ancha. Estados donde menos del 85% de la población tiene acceso a banda ancha. Fuente: BroadbandN­ow Excluye Alaska y Hawái debido a los tamaños de muestra pequeños.

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