El mundo de los bonos con rendimiento negativo se reduce
● La recuperación económica de Europa conllevará que los precios de los bonos bajen y los rendimientos suban.
Cada vez menos inversionistas en bonos tienen que pagar por el privilegio de prestar su dinero.
Por primera vez en años, la oferta mundial de deuda con rendimiento negativo está bajando sustancialmente. La tendencia es más fuerte en Europa, donde los bonos con rendimiento por debajo de cero han sido una realidad cotidiana para los inversionistas. Aunque el cambio será bien recibido por aquellos que buscan ingresos seguros de nuevas inversiones: significa que los actuales tenedores de bonos están perdiendo dinero. También indica que se avecinan mayores costos de endeudamiento para todos, desde gobiernos hasta corporaciones y propietarios de viviendas. Ese podría ser un golpe desagradable para las empresas con bonos basura y gobiernos de mercados emergentes, que han podido atiborrarse de deuda a tasas mucho más bajas de lo que están acostumbrados, ya que los inversionistas asumieron más riesgos en busca de un mejor rendimiento.
Si se mantiene la tendencia, el aumento de los rendimientos podría marcar el final de un mundo al revés. Sería la conclusión de una etapa en la que no se sostenía una suposición clave de los inversionistas: que a uno le pagan por prestar dinero. La cantidad mundial de bonos bajo cero comenzó a crecer seriamente en 2014, pero se disparó en 2016. El rendimiento del bono del gobierno alemán a 10 años, una referencia para inversiones seguras, ha estado por debajo de cero desde mayo de 2019. Pero ha subido desde un mínimo de -0.9 a un reciente -0.14%. El bono alemán a 30 años, negativo durante la mayor parte del año pasado, hoy paga 0.42%. El total mundial de deuda con rendimiento negativo ha descendido a unos 12 billones de dólares desde un máximo de más de 18 billones de dólares en diciembre.
Un bono produce un rendimiento negativo cuando el precio que pagan los inversionistas por él es mayor que el interés y el principal que recuperarán durante la vida del bono. Los inversionistas pueden estar dispuestos a aceptar esta pérdida a cambio de la relativa seguridad que brinda un deudor sólido, como un gobierno fiscalmente fuerte o una corporación importante. Europa representa alrededor del 60% de la deuda de rendimiento negativo del mundo.
Los rendimientos negativos en Europa son el resultado de una economía débil y media década de intervención monetaria sin precedentes. El Banco Central Europeo (BCE) recortó las tasas de interés hasta la médula y compró bonos, lo que ayudó a subir sus precios y bajar sus rendimientos. Ahora posee un tercio de la deuda total de algunos Estados miembros.
Hoy la economía europea crecerá más del 4% en 2021, pronostica el BCE. Tal cambio puede representar la “mayor contribución al crecimiento global” en los próximos meses, apuntó Goldman Sachs en un informe reciente.
Últimamente, los inversionistas han tomado posiciones cortas en bonos alemanes a 10 años, apostando a que sus precios caerán y los rendimientos tendrían que subir.
El 18 de mayo, una venta de notas alemanas a dos años registró la demanda más débil desde julio de 2019, mientras que el apetito en una subasta al día siguiente de bonos a 10 años cayó a su nivel más bajo en 12 meses. “En este momento mi posición es corta en bonos europeos porque en los próximos trimestres veremos algunas cifras de crecimiento bastante espectaculares”, explica Liam O’Donnell, jefe de tasas nominales en Aberdeen Standard Investments, que está apostando contra los bonos alemanes, franceses e italianos. “Con la inflación al alza a nivel mundial, es una combinación bastante tóxica para la deuda pública europea de rendimiento negativo”.
Esto es un mal augurio para las economías más débiles, como las de Italia y Grecia, donde los inversionistas están más preocupados por el endeudamiento de los gobiernos. Es por eso que LongTail Alpha, un fondo estadounidense que obtuvo un gran rendimiento de la caída de las acciones el año pasado, dijo que está apostando a una implosión en los llamados mercados de bonos periféricos de la región que hará que los costos de los préstamos se disparen.
Bob Michele, director de inversiones de J.P. Morgan, dice que los bonos a largo plazo son incómodos porque son más sensibles a las políticas económicas y a la inflación. La deuda de 100 años de Austria es un buen ejemplo. Estos bonos a un siglo tuvieron un desempeño estelar en medio de la pandemia en 2020, pero se han desplomado este año, lo que ha hecho que los rendimientos casi se dupliquen.
No está claro hasta qué punto podrían aumentar los rendimientos. Históricamente, inversionistas han perdido al apostar contra los rendimientos de los bonos alemanes. Pero es probable que aún haya compradores con apetito por estos bonos cuando los rendimientos superen cero. Firmas de inversión como Aberdeen todavía creen que los desafíos de bajo crecimiento de Europa seguirán. En el mundo al revés de la inversión en bonos, eso provocaría que los precios de estos volvieran a subir, y que algunos rendimientos, en consecuencia, se hundan bajo cero.