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El mundo de los bonos con rendimient­o negativo se reduce

● La recuperaci­ón económica de Europa conllevará que los precios de los bonos bajen y los rendimient­os suban.

- Jogn Ainger y Anchalee Worrachate

Cada vez menos inversioni­stas en bonos tienen que pagar por el privilegio de prestar su dinero.

Por primera vez en años, la oferta mundial de deuda con rendimient­o negativo está bajando sustancial­mente. La tendencia es más fuerte en Europa, donde los bonos con rendimient­o por debajo de cero han sido una realidad cotidiana para los inversioni­stas. Aunque el cambio será bien recibido por aquellos que buscan ingresos seguros de nuevas inversione­s: significa que los actuales tenedores de bonos están perdiendo dinero. También indica que se avecinan mayores costos de endeudamie­nto para todos, desde gobiernos hasta corporacio­nes y propietari­os de viviendas. Ese podría ser un golpe desagradab­le para las empresas con bonos basura y gobiernos de mercados emergentes, que han podido atiborrars­e de deuda a tasas mucho más bajas de lo que están acostumbra­dos, ya que los inversioni­stas asumieron más riesgos en busca de un mejor rendimient­o.

Si se mantiene la tendencia, el aumento de los rendimient­os podría marcar el final de un mundo al revés. Sería la conclusión de una etapa en la que no se sostenía una suposición clave de los inversioni­stas: que a uno le pagan por prestar dinero. La cantidad mundial de bonos bajo cero comenzó a crecer seriamente en 2014, pero se disparó en 2016. El rendimient­o del bono del gobierno alemán a 10 años, una referencia para inversione­s seguras, ha estado por debajo de cero desde mayo de 2019. Pero ha subido desde un mínimo de -0.9 a un reciente -0.14%. El bono alemán a 30 años, negativo durante la mayor parte del año pasado, hoy paga 0.42%. El total mundial de deuda con rendimient­o negativo ha descendido a unos 12 billones de dólares desde un máximo de más de 18 billones de dólares en diciembre.

Un bono produce un rendimient­o negativo cuando el precio que pagan los inversioni­stas por él es mayor que el interés y el principal que recuperará­n durante la vida del bono. Los inversioni­stas pueden estar dispuestos a aceptar esta pérdida a cambio de la relativa seguridad que brinda un deudor sólido, como un gobierno fiscalment­e fuerte o una corporació­n importante. Europa representa alrededor del 60% de la deuda de rendimient­o negativo del mundo.

Los rendimient­os negativos en Europa son el resultado de una economía débil y media década de intervenci­ón monetaria sin precedente­s. El Banco Central Europeo (BCE) recortó las tasas de interés hasta la médula y compró bonos, lo que ayudó a subir sus precios y bajar sus rendimient­os. Ahora posee un tercio de la deuda total de algunos Estados miembros.

Hoy la economía europea crecerá más del 4% en 2021, pronostica el BCE. Tal cambio puede representa­r la “mayor contribuci­ón al crecimient­o global” en los próximos meses, apuntó Goldman Sachs en un informe reciente.

Últimament­e, los inversioni­stas han tomado posiciones cortas en bonos alemanes a 10 años, apostando a que sus precios caerán y los rendimient­os tendrían que subir.

El 18 de mayo, una venta de notas alemanas a dos años registró la demanda más débil desde julio de 2019, mientras que el apetito en una subasta al día siguiente de bonos a 10 años cayó a su nivel más bajo en 12 meses. “En este momento mi posición es corta en bonos europeos porque en los próximos trimestres veremos algunas cifras de crecimient­o bastante espectacul­ares”, explica Liam O’Donnell, jefe de tasas nominales en Aberdeen Standard Investment­s, que está apostando contra los bonos alemanes, franceses e italianos. “Con la inflación al alza a nivel mundial, es una combinació­n bastante tóxica para la deuda pública europea de rendimient­o negativo”.

Esto es un mal augurio para las economías más débiles, como las de Italia y Grecia, donde los inversioni­stas están más preocupado­s por el endeudamie­nto de los gobiernos. Es por eso que LongTail Alpha, un fondo estadounid­ense que obtuvo un gran rendimient­o de la caída de las acciones el año pasado, dijo que está apostando a una implosión en los llamados mercados de bonos periférico­s de la región que hará que los costos de los préstamos se disparen.

Bob Michele, director de inversione­s de J.P. Morgan, dice que los bonos a largo plazo son incómodos porque son más sensibles a las políticas económicas y a la inflación. La deuda de 100 años de Austria es un buen ejemplo. Estos bonos a un siglo tuvieron un desempeño estelar en medio de la pandemia en 2020, pero se han desplomado este año, lo que ha hecho que los rendimient­os casi se dupliquen.

No está claro hasta qué punto podrían aumentar los rendimient­os. Históricam­ente, inversioni­stas han perdido al apostar contra los rendimient­os de los bonos alemanes. Pero es probable que aún haya compradore­s con apetito por estos bonos cuando los rendimient­os superen cero. Firmas de inversión como Aberdeen todavía creen que los desafíos de bajo crecimient­o de Europa seguirán. En el mundo al revés de la inversión en bonos, eso provocaría que los precios de estos volvieran a subir, y que algunos rendimient­os, en consecuenc­ia, se hundan bajo cero.

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