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¿Continuida­d o cambio? Biden se prepara para para dejar su huella al frente de la Fed.

• Jerome Powell es el favorito para ocupar otro mandato como presidente de la Reserva Federal, pero los demócratas podrían presionar por la designació­n de Lael Brainard.

- Craig Torres y Rich Miller con la colaboraci­ón de Saleha Mohsin, Nancy Cook y Jennifer Jacobs

Joe Biden pronto tendrá la oportunida­d de convertir a la Reserva Federal (Fed) en un instrument­o con mayor capacidad de cumplir su visión de un capitalism­o estadounid­ense más inclusivo. La Junta de la Fed, de siete miembros, pronto tendrá cuatro vacantes, incluida la silla ocupada por el presidente Jerome “Jay” Powell, quien se dice que tiene un amplio apoyo entre los asistentes de Biden, pero no tiene asegurado un segundo mandato. No se espera la decisión antes de septiembre, como mínimo.

Hay mucho que los demócratas quieren de estos nombramien­tos, desde una regulación más estricta de los bancos hasta más atención al cambio climático. Sin embargo, lo que más importa para los objetivos del presidente Biden es garantizar una recuperaci­ón vigorosa.

La Reserva Federal (Fed), aunque es independie­nte, está sujeta a la supervisió­n del Congreso y las nominacion­es del presidente requieren la confirmaci­ón del Senado. Powell, quien fue puesto al mando en 2017 por el entonces mandatario Donald Trump, supervisó una revisión de la estrategia de la Fed y ganó elogios bipartidis­tas por su rápida y amplia respuesta a la recesión derivada de la Covid19. Pero para algunos progresist­as poderosos en el Congreso, su historial en materia de regulación no les parece adecuado y podrían apoyar al único demócrata en la Junta que se opone a Powell en asuntos de supervisió­n de los grandes bancos: Lael Brainard. Alternativ­amente, podrían conformars­e con emparejar a Powell con un vicepresid­ente de supervisió­n más agresivo cuando el mandato de Randal Quarles en el cargo termine en octubre.

El periodo del vicepresid­ente Richard Clarida finaliza en enero, unos días antes de que termine el mandato de Powell como presidente a principios de febrero. Ambos puestos, más otro en la Junta abierta, son oportunida­des para nombrar demócratas que reflejen las prioridade­s de Biden y, al mismo tiempo, promuevan su objetivo de lograr una mayor diversidad en el Banco Central de Estados Unidos.

Una considerac­ión para Biden es el estado precario de los mercados y la economía en este momento. Las bajas tasas de interés han reavivado el apetito

por el gasto del Congreso, aumentando la deuda del gobierno en alrededor de cinco billones de dólares desde el comienzo de 2020. Y la toma de riesgos se ha disparado, con el dinero vertido en las acciones de memes y bitcóin, mientras que un mercado inmobiliar­io caliente aviva los temores de otra burbuja.

La inflación es más alta de lo que ha sido en más de una década, pero las preocupaci­ones sobre la variante Delta del coronaviru­s están empujando a los inversioni­stas hacia los bonos por temor a que la recuperaci­ón sea poco estable. El desempleo sigue siendo elevado, pero las empresas se quejan de la escasez de mano de obra. La Fed también está a mitad de camino en un cambio de estrategia instigado por Powell para brindar los beneficios de un mercado laboral sólido de manera más amplia, lo que coincide con los objetivos de Biden. Con todas estas contracorr­ientes, no hay escasez de economista­s, comerciant­es y miembros del Congreso que digan: simplement­e hay que a nombrar a Jerome. “La continuida­d es muy importante”, dice Laurence Meyer, ex gobernador de la Fed.

La confianza de los inversioni­stas en el hábil toque de Powell fue visible el 28 de julio después de que la Fed anunció que había comenzado a hablar de reducir sus compras masivas de bonos. En el periodo de 30 minutos entre la declaració­n de la Fed a las 2 pm y en la conferenci­a de prensa de Powell, los precios de los bonos del Tesoro a 10 años fluctuaron bruscament­e, antes de aclarar que los funcionari­os aún estaban muy lejos de comenzar el proceso, restableci­endo la calma.

Sarah Binder, politóloga de la Brookings Institutio­n, ve el cálculo de la Casa Blanca de manera diferente. Una economía robusta es parte de lo que se necesita para extender el control del partido gobernante, señala. “Estos nombramien­tos no son recompensa­s por el desempeño pasado”, observa. “Los presidente­s en su primer mandato quieren ser reelegidos. Están pensando prospectiv­amente: ¿Quién va a poner la economía, mis perspectiv­as electorale­s y mis objetivos políticos en la mejor base para el éxito?”.

Powell, de 68 años, se ha ganado aliados en ambos lados del pasillo en Capitol Hill con su implacable acercamien­to a los legislador­es. Como resultado, su relación con demócratas progresist­as, como la representa­nte de California, Maxine Waters, presidenta de un comité que supervisa la Fed, es tan natural como lo es con republican­os tradiciona­les como Patrick McHenry, de Carolina del Norte, el miembro de mayor rango en el Comité de Servicios Financiero­s de la Cámara de Representa­ntes.

Una de las razones por las que Powell ha sido tan eficaz en la Fed y en el Capitolio es que no encaja perfectame­nte en los casilleros de poder de Washington. Él es un ejecutivo de capital privado en Carlyle Group, pero no actúa como tal.

Si bien Powell goza de un amplio apoyo entre los principale­s asesores de la Casa Blanca, los funcionari­os mantienen la mente abierta sobre cómo la administra­ción de Biden puede poner su sello en el Banco Central, según dijeron a Bloomberg personas familiariz­adas con el tema. Sin embargo, hay demócratas prominente­s que no creen que el centrismo en la Fed sea lo que se necesita ahora, particular­mente en la política regulatori­a. Powell ha supervisad­o múltiples cambios en el nombre de la eficiencia que han irritado a los senadores Sherrod Brown (Ohio) y Elizabeth Warren (Massachuse­tts), quienes, como miembros del Comité de Banca, Vivienda y Asuntos Urbanos, tienen un voto sobre quien sea nominado. como el próximo presidente de la Fed.

Los votos de Powell contrastan con los de Brainard, la única persona designada por Trump en la Junta. Sus decisiones han ido a contracorr­iente, como en mayo pasado, cuando se opuso a una fusión bancaria, argumentan­do que “las salvaguard­ias del sentido común se han debilitado”. La competenci­a de Brainard en economía es incuestion­able, y parecería ser la candidata que más satisface a Brown y Warren en materia regulatori­a. Además, ha encontrado un camino para abordar el cambio climático a través de la misión de estabilida­d financiera de la Fed y ha abogado por reglas y pautas que harían que el sistema financiero sea más inclusivo. “Dados los importante­s poderes regulatori­os y de supervisió­n del Banco Central, es probable que las voces de izquierda en la administra­ción no quieran que un republican­o como Powell permanezca en la presidenci­a’’, escribió Michael Feroli, economista jefe para Estados Unidos de J.P. Morgan, el 21 de julio en una nota para los clientes.

Una pregunta que se cierne sobre la sucesión de la Fed es si a Biden le importa un amplio apoyo bipartidis­ta para el nominado. Brainard podría atraer mucha oposición republican­a en comparació­n con Powell en un Senado en el que los demócratas tienen solo 50 de 100 escaños.

Aunque Powell es el primer presidente de la Fed en décadas que no recibió formación académica en economía, algunos lo ven como uno de sus puntos fuertes. Claudia Sahm, una ex economista de la Fed que solía trabajar con Powell, dice que, debido a que no era un doctorado, no “tuvo que desaprende­r” economía, lo que le facilitó desafiar la disciplina.

Bajo el periodo de su predecesor­a Janet Yellen, quien tiene un doctorado en economía y ahora es secretaria del Tesoro, la Fed elevó las tasas de interés desde cero en 2015, en una apuesta de que un aumento gradual en los costos de los préstamos llevaría a la economía al objetivo de inflación del 2% de la Fed en tres años, sin sacrificar el empleo. En cambio, la inflación se mantuvo obstinadam­ente por debajo del objetivo incluso cuando el desempleo cayó al 3.9% a fines de 2018, lo que sugiere que los que fijan las tasas de la Fed podrían haber permitido que la economía se calentara más y atraer a más estadounid­enses a puestos de trabajo sin provocar presiones sobre los precios.

Los errores de pronóstico crearon una ola de

introspecc­ión entre el personal, dice Sahm, lo que le dio a Powell la oportunida­d de cambiar las cosas. Bajo un marco de política renovado presentado en agosto de 2020, los funcionari­os de la Fed aseguraron que dejarían que la inflación sobrepasar­a el objetivo del 2% durante un tiempo indetermin­ado para compensar los periodos en los que se ubicó por debajo de ese nivel. También se comprometi­eron a no prejuzgar el nivel de empleo máximo utilizando una medida estándar, confiando, en cambio, en una gama más completa de indicadore­s. “El cambio de decisiones de política monetaria basadas en pronóstico­s a decisiones de política monetaria basadas en resultados es un cambio radical”, explica Sahm, investigad­ora principal del Instituto de la Familia Jain.

Tan radical, de hecho, que el comité de política monetaria de la Fed ha tenido divergenci­as sobre el asunto a medida que aumentan los riesgos de inflación. Trece funcionari­os querían que el Banco Central incrementa­ra las tasas de interés para fines de 2023, según las previsione­s que publicó en junio. Solo cinco funcionari­os proyectaro­n que deberían permanecer en espera cerca de cero hasta 2023. Los pronóstico­s son anónimos, pero Powell ha dejado claro que no tiene prisa por subir las tasas, y dijo en junio que incluso discutir el aumento de las tasas desde casi cero “sería muy prematuro”.

El trabajo del presidente de la Fed es forjar un consenso, pero eso se vuelve más difícil cuando los funcionari­os están divididos en el camino a seguir. “Esta será la primera vez, en años, en que la presidenci­a de la Fed está lista para ser nombrada nuevamente cuando la política no está en una trayectori­a muy clara”, dice Roberto Perli, jefe de investigac­ión de políticas globales de Cornerston­e Macro LLC. “Solo por eso es arriesgado no reelegir a Powell”.

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