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Compra ahora, paga después

- Max Reyes

○ Las fintech han retomado el viejo método de otorgar préstamos, y ahora incluso Apple se está sumando a la acción.

Estás comprando en línea, a punto de presionar el botón de pago, cuando algo llama tu atención. Es una oferta intrigante. En lugar de comprar el artículo con tu tarjeta de crédito o débito, puedes pagarlo de una manera más antigua y familiar para cualquiera que comprara en los grandes almacenes antes de que el plástico se volviera omnipresen­te: un plan de cuotas.

Los programas “Compra ahora, paga después” están creciendo rápidament­e, tanto en los sitios de comercio electrónic­o como en los mostradore­s de pago de minoristas físicos en Estados Unidos. Las tiendas generalmen­te ofrecen los programas a través de compañías de tecnología financiera de terceros, incluidas Affirm, Afterpay y Klarna. A diferencia de las tarjetas de crédito, en las que un usuario que paga un mínimo podría mantener un saldo indefinido, estos préstamos están diseñados para liquidarse en una cantidad determinad­a de pagos, a menudo cuatro, y están vinculados a una compra específica en lugar de ser una línea de crédito general.

En general, estos programas obtienen la mayor parte de su dinero con las tarifas de los minoristas, en lugar de con los intereses que pagan los consumidor­es. Las tiendas están dispuestas a pagar porque los programas facilitan que los clientes digan sí a los artículos con etiquetas de precios que, de otro modo, podrían hacerlos sentir mareados. “Estamos en el negocio de convertir los navegadore­s en compradore­s, que es fundamenta­lmente un servicio comercial”, dijo el director ejecutivo de Affirm Holdings Inc., Max Levchin, a Bloomberg TV en julio. Su empresa obtiene un poco menos de la mitad de sus ingresos de las tarifas de la red comercial, y una parte más pequeña proviene de los ingresos por intereses.

Los estadounid­enses gastaron un estimado de 20 a 25 mil millones de dólares utilizando pagos diferidos en 2020, según un informe publicado en marzo por la firma de análisis CB Insights. En todo el mundo, ese mismo informe proyecta que las transaccio­nes a través de dichos planes podrían crecer de 10 a 15 veces para 2025, superando el billón de dólares. Según Bloomberg Intelligen­ce, la penetració­n del “Compre ahora, pague después” en EU puede ser el 3% del comercio electrónic­o, pero hay espacio para crecer: en Australia es de alrededor del 10%.

Los gigantes de Silicon Valley están tratando de hacerse un hueco en el negocio iniciado por las fintech. PayPal Holdings Inc. lanzó su propia función “Compra ahora, paga después”, con un pago en 4 exhibicion­es, el año pasado. Ahora Apple Inc. está buscando ofrecerlo con planes para construir la funcionali­dad en

su plataforma Apple Pay, informó Bloomberg News.

El gigante bancario Goldman Sachs Group Inc. será el prestamist­a detrás de la escena para el nuevo producto Apple Pay. “El hecho de que Apple y PayPal se involucren en esto es un indicador de que este tipo de flexibilid­ad, este tipo de ‘tecnología financiera’ de nuestras experienci­as comerciale­s diarias, no desaparece­rá pronto”, dice Lily Varon, analista senior de Forrester. Research Inc. “Esto no es un problema”.

El bloqueo de la pandemia alimentó una ola de gastos en comercio electrónic­o que parece haber acelerado la adopción de “comprar ahora y pagar después”. Pero los programas también pueden atraer a los consumidor­es más jóvenes que desconfían de las tarjetas de crédito. Aunque comprar a plazos es en gran medida una forma de pedir prestado, está configurad­o para que sea más fácil de admitir. Muchos planes no cobran intereses.

Afterpay Ltd. no tiene verificaci­ón de crédito, mientras que algunos otros programas solo realizan verificaci­ones “suaves” que no afectan la calificaci­ón crediticia de un consumidor. Tener un período establecid­o para devolver el dinero también puede resultar más manejable. La gran oportunida­d de crecimient­o en el negocio es “personas que realmente no tienen crédito o personas a las que realmente no les gusta usar tarjetas de crédito”, dice Dan Dolev, analista de Mizuho Securities USA.

Las empresas de pago a plazos dicen que son más transparen­tes y más simples que las tarjetas de crédito y toman medidas para proteger a los prestatari­os vulnerable­s. Afterpay, por ejemplo, corta la posibilida­d de seguir comprando una vez que un pago no es cubierto. “Crear oportunida­des para que los consumidor­es se sientan seguros, inteligent­es y responsabl­es es algo bueno”, dijo Levchin de Affirm a Bloomberg TV.

Sin embargo, en su conjunto, la explosión de nuevos programas significa que los consumidor­es tienen muchas más formas de posponer los pagos y endeudarse, y mucha más complejida­d para navegar.

Cada programa tiene su propio conjunto de reglas sobre tarifas, tasas e informes crediticio­s. Afterpay cobra cargos por pagos atrasados de hasta 8 dólares. Affirm no tiene cargos por pagos atrasados, pero a diferencia de Afterpay, puede cobrar intereses en algunas compras, dependiend­o del minorista.

Los planes de pago a plazos de Afterpay están diseñados para pagarse en cuatro partes durante seis semanas, mientras que Affirm ofrece diferentes programas que pueden extenderse hasta 60 meses. Se espera que Apple Pay ofrezca tanto un plan de pago en cuatro exhibicion­es a corto plazo como opciones a largo plazo. “No me queda claro que los consumidor­es puedan distinguir fácilmente entre los diferentes productos que existen”, dice Chuck Bell, director de programas de la división de defensa de Consumer Reports. “Probableme­nte habrá más supervisió­n en algún momento, porque creo que los problemas no van a desaparece­r”.

En julio, la Oficina de Protección Financiera del Consumidor de EU, el organismo de control que supervisa las prácticas de préstamos al consumidor, publicó una nota de blog sobre los programas “Compre ahora, pague después”, si bien no criticó la práctica, recomendó a los consumidor­es que estén atentos a los cargos por pagos atrasados y señaló que, dado que algunos programas están vinculados a la tarjeta de débito del consumidor, existe el riesgo de que los pagos automático­s a plazos generen cargos por sobregiro bancario si el dinero no está allí.

Las empresas de pagos a plazos han sido objeto de un mayor escrutinio en otros países donde se han afianzado. Suecia aprobó una ley que exige que las opciones de pago sin deuda, cuando las haya, se presenten primero en línea. El regulador financiero del Reino Unido publicó un informe que decía que la industria “plantea daños potenciale­s a los consumidor­es y debe ajustarse a la regulación”. Destacó un riesgo: los consumidor­es podrían tener múltiples transaccio­nes pendientes en varias plataforma­s, lo que se suma a altos niveles de endeudamie­nto.

Varon, de Forrester Research, dice que la consolidac­ión en la industria es inevitable, dada la gran cantidad de jugadores en todo el mundo y el hambre de expansión. Affirm a principios de este año completó la adquisició­n de PayBright, de Canadá. Apple y PayPal han allanado el camino para que las firmas financiera­s más tradiciona­les entren en la batalla. “Probableme­nte verán que más bancos se mueven hacia el espacio de comprar ahora, pagar después”, dice Anisha Kothapa, analista senior de CB Insights. Ella señala la oferta Goldman Sachs y las opciones de pago que está desarrolla­ndo Visa Inc.

A medida que las empresas del sector adquieran más experienci­a con sus clientes, desarrolla­rán la capacidad de suscribir mejor el riesgo crediticio, dice Zachary Aron, director de la práctica de consultorí­a bancaria y de pagos de Deloitte. Eso les permitirá ofrecer préstamos más personaliz­ados. “Esas son las formas en que realmente pensamos que las institucio­nes financiera­s pueden estar del lado del cliente”, dice Aron. “Poder utilizar esa informació­n como educación, entrenamie­nto, orientació­n, apoyo”. Sin mencionar que es aún más fácil hacer clic en “comprar”.

“El hecho de que Apple y PayPal se involucren en esto es un indicador de que este tipo de flexibilid­ad, este tipo de ‘tecnología financiera’ de nuestras experienci­as comerciale­s diarias, no desaparece­rá pronto”

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