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¡Magia! Con las tarjetas Trump

○ La oferta del ex presidente para vender a sus seguidores insignias de plástico sin valor es una Bati-Señal dirigida directamen­te a sus fanáticos más sedientos.

- Joshua Green

La semana pasada, Twitter explotó con lo que, a primera vista, parece ser otra historia centrada en Trump del tipo que a los liberales incrédulos les encanta compartir: las Trump cards.

Un comité conjunto de recaudació­n de fondos de Save America y Make America Great Again PAC (Political Action Committee, por sus siglas en inglés), está a punto de lanzar una línea de “Tarjetas oficiales de Trump”, también conocidas como Trump cards. Se trata de tarjetas de plástico rojas con relieve en dorado que los seguidores pueden comprar y que permitirán al portador hacer... bueno, realmente nada en particular.

Eso es lo que las hordas de Twitter encuentran tan divertido: ¿por qué alguien pagaría 20 o 50 dólares por una pieza de plástico que funcionalm­ente no es diferente a las tarjetas de crédito falsas que los bancos envían por correo como parte de sus estrategia­s de marketing?

Me pregunté lo mismo cuando, en el año 2016, escuché por primera vez a los funcionari­os de campaña hablar con mucho entusiasmo sobre lo que serían las Trump cards. Resulta que las tarjetas no son tontas en absoluto, al menos no desde el punto de vista de la campaña. De hecho se trata de un poco de marketing inteligent­e. También son un estudio de caso sobre cómo la operación de Donald Trump explota la psicología de los donantes. En 2016 hubo un apoyo tan voraz de pequeños donantes para Trump que su campaña decidió ofrecer a los fanáticos incondicio­nales una ficha para diferencia­rse de otros tipos de MAGA (por el lema de campaña de Donald Trump “Make America Great Again”).

“El pensamient­o era: si quieres ser un partidario de Trump entre los partidario­s de Trump, esta pequeña tarjeta es la forma en que te separas de tus compañeros”, dice un ex asesor de campaña que habló bajo condición de anonimato para evitar provocar la ira de Trump. Entonces, la campaña comenzó a vender tarjetas de Trump y sus fanáticos acudieron en masa para comprarlas.

Fue el propio futuro presidente, un consumado vendedor, quien infundió valor al plástico (al menos así fue para los fanáticos).

Trump iría a mítines e instruiría a la multitud: “Si tiene su tarjeta Trump, levántela”, y luego le daría un gran pulgar hacia arriba. Presumible­mente, una multitud de abatidos fanáticos de Trump, avergonzad­os de descubrir que los habían dejado fuera de la diversión y ardiendo de envidia por sus vecinos que agitaban las tarjetas, se apresuraro­n al sitio web de la campaña para rectificar la indignidad.

Esto produjo una estampida de demanda de tarjetas Trump y una ganancia inesperada en la

recaudació­n de fondos. La campaña se dividió en tarjetas de diferentes colores y diferentes niveles de donantes. También comenzó a publicar los nombres de los titulares de tarjetas en las transmisio­nes en vivo de Trump y en los “Muros de donantes” que el personal erigió en los eventos de Trump.

“El retorno de la inversión en esas tarjetas estaba por las nubes”, dice el asesor. “Solo recuerdo que no pudimos encontrar empresas que pudieran producirlo­s lo suficiente­mente rápido”. Dice que la campaña recaudó decenas de millones de dólares vendiendo tarjetas, calificánd­olas como “uno de los métodos de recaudació­n de fondos más efectivos para la campaña”.

Cinco años después, como señaló una historia del New York Times la semana pasada, Trump sigue siendo el gigante de la recaudació­n de dinero sin igual para todo tipo de intereses republican­os. Aunque está fuera de la Casa Blanca y no se postula para ningún cargo, todavía, ha decidido volver. Su última solicitud por correo electrónic­o es una Bati-Señal de MAGA dirigida directamen­te a los fanáticos que se encuentran súmamente sedientos de Trump. “La tarjeta que elijas será llevada por los Patriots por todo el país. Serán una señal de su dedicado apoyo a nuestro movimiento para salvar América, y confío plenamente en ti”, escribió en un correo el 4 de agosto.

Después de ese le siguió otro mensaje enviado por esa vía: “Estamos a punto de lanzar nuestras Tarjetas Oficiales de Trump (Trump cards), que estarán reservadas para los partidario­s más fuertes del presidente Donald Trump”.

A medida que la operación diseñada para Donald Trump se mueve para recaudar cada vez más efectivo, la pregunta sobre las Tarjetas Trump no es tanto “¿por qué?” pero... “¿por qué no los vimos antes?”

Como dijo el asesor: “Están jugando los hits y volviendo a lo que funciona”.

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Donald Trump durante un evento de campaña presidenci­al en Trask Coliseum en Wilmington, NC en 2016.

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