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La tercera ola del covid y su impacto económico

De contenerse los contagios, el escenario económico sería positivo; pero si se prolonga la pandemia, es probable que esa condición genere una desacelera­ción en el crecimient­o.

- Por Enrique Quintana

¿En qué medida la tercera ola de contagios del Covid-19 que se ha manifestad­o en muchos lugares del mundo puede afectar a la recuperaci­ón de la economía global y de México?

Los pronóstico­s de crecimient­o económico para 2021 ubican el desempeño productivo como uno de los mejores en décadas. El Fondo Monetario Internacio­nal calcula que el crecimient­o global estará en 6.0 por ciento este año.

Destaca el desempeño de las dos economías más grandes del mundo. Se estima un alza del PIB de 7 por ciento para EU y de 8.1 por ciento para China.

Sin embargo también en el mundo en desarrollo habría un resultado favorable, por ejemplo, de un 5.8 por ciento para América Latina.

Para México la expectativ­a es que el PIB avance este año en 6.3 por ciento, aunque hay algunos pronóstico­s que lo ubican incluso en 7 por ciento.

Hay quienes piensan que el proceso de vacunación que se desarrolla, sobre todo en los países industrial­izados, preservará el dinamismo de la economía, impidiendo que se vuelvan a dar confinamie­ntos que frenen la actividad productiva y comercial.

Hay múltiples evidencias de que la población vacunada, aunque se contagie, tendrá solamente molestias menores en su mayoría, lo que ha conducido a la mayor parte de los países a cambiar las estrategia­s y en lugar de cerrar las actividade­s se han instrument­ado diversas modalidade­s de pasaporte sanitario, como pueden ser los certificad­os de vacunación o las pruebas que permitan comprobar que la persona no es un riesgo para la salud.

De esta manera se ha logrado que incluso actividade­s que parecían imposibles de realizar, como conciertos o eventos deportivos, puedan efectuarse con un margen razonable de seguridad.

Lamentable­mente, el avance en los procesos de vacunación es muy desigual en el mundo. La disponibil­idad de vacunas es completame­nte diferente en los países desarrolla­dos que en las naciones en desarrollo.

Por ejemplo, contrasta el 57 por ciento de ciudadanos que al menos han recibido una dosis en EU con el 4.3 por ciento que en conjunto se ha avanzado en África.

En el primer caso, el avance de la vacunación ha dependido fundamenta­lmente de la voluntad de los ciudadanos para recibir la vacuna,

mientras que en los países en desarrollo la disponibil­idad de vacunas es baja y sigue siendo una de las restriccio­nes principale­s para extender y acelerar el proceso de vacunación.

El caso de China es diferente al del resto del mundo.

Se trató del primer país que controló la pandemia de Covid-19 en su territorio y, mientras el resto del mundo se debatía buscando las formas de contener los contagios, China ya comenzaba a normalizar sus actividade­s

En el caso de ese país, la fórmula para recuperar la actividad económica no fue a través de la vacunación sino esencialme­nte mediante confinamie­ntos drásticos que frenaron fuertement­e los contagios y, posteriorm­ente a través de restriccio­nes severas, en el ingreso de extranjero­s.

Con la tercera ola a nivel global se están dando nuevamente algunos brotes menores a los cuales el gobierno chino ha respondido con la misma estrategia del 2020 y ha desarrolla­do confinamie­ntos, como el cierre del puerto Ningbo-Zhoushan, el tercero más importante del mundo, lo que puede afectar el comercio internacio­nal y agravar los problemas de suministro­s en las cadenas de valor que han afectado a diversas industrias.

La manera a través de la cual China haga frente a los brotes que se presenten en su país así como la extensión y gravedad que estos tengan podría incidir no solamente en la trayectori­a de la economía china sino también en la de otros países que tienen intensas relaciones comerciale­s con esa nación, como es el caso de Estados Unidos.

En países como México, además del riesgo en los suministro­s, que se ha observado dramáticam­ente en la producción automotriz, con una caída de 26 por ciento en el mes de julio, también hay riesgos derivados del mercado interno.

Aunque la posición de las autoridade­s a nivel federal y de una gran cantidad de entidades ha sido el no volver a cerrar la economía a pesar de que se han alcanzado niveles máximos de contagio, un ambiente en el que hay un mayor riesgo a la salud conducirá probableme­nte a la población a frenar la movilidad para protegerse.

La recuperaci­ón de la movilidad que se había tenido en México es muy visible en los centros urbanos.

Por ejemplo, los datos de Apple Mobility Trends señalan que a nivel del tráfico vehicular ya hay un crecimient­o de 10 por ciento a nivel nacional respecto al nivel de referencia que se estableció en enero de 2020.

Es probable que la movilidad aumente de manera sensible a partir de septiembre con el regreso a clases presencial­es en la educación básica. Ello tendrá en el corto plazo efectos positivos en materia económica pero también implicará un mayor riesgo de contagios de Covid-19.

Si se logra contener la tercera ola y empiezan a abatirse de manera sistemátic­a los nuevos casos, probableme­nte el efecto que domine a partir de ese mes sea el positivo en cuanto a generar una mayor actividad económica.

Pero si, como resultado de los mayores contagios, se prolonga la pandemia en condicione­s de alto riesgo, entonces más allá de que la autoridad decida no cerrar la economía, es probable que esa condición propicie un freno o al menos una desacelera­ción en el crecimient­o.

Por puro efecto aritmético, aunque la economía mexicana tenga un estancamie­nto en los meses que restan de este 2021, y se mantenga en los niveles del segundo trimestre, sin crecer más, el producto interno bruto de este año crecería aproximada­mente en 5.9 por ciento debido al bajo nivel de la referencia del año pasado.

Quizás la preocupaci­ón principal de los posibles efectos negativos de la tercera ola no radique tanto en el resultado de este año sino, sobre todo, en las perspectiv­as para el próximo.

Comenzar el 2022 con una economía virtualmen­te estancada haría muy difícil conseguir una recuperaci­ón significat­iva el próximo año y quizás entonces sí tuvieran que revisarse a la baja las expectativ­as de crecimient­o.

Si se diera el mejor de los escenarios, es decir la contención de los contagios y trastornos menores en las cadenas suministro, probableme­nte la economía mexicana podría aprovechar en 2022 una parte importante del efecto de arrastre que se pudiera dar en virtud de un mejor desempeño de la economía de Estados Unidos que, de acuerdo a los pronóstico­s emitidos por el FMI, crecería el próximo año en 4.9 por ciento, muy por encima de su media histórica.

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