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¿Pescado vegano? Sí, y podría ser la próxima amenaza para la jugosa industria del mar

● Beyond e Impossible mostraron el potencial de las proteínas de origen vegetal; ahora los tomates y las algas sustituirá­n al atún y al salmón. Una revolución alimentici­a se está cocinando.

- Irina Anghel

Cuando un ejecutivo comercial de atún le dio un mordisco al tomate deshidrata­do sazonado con aceite de oliva, extracto de algas, especias y salsa de soja a principios del año pasado, quedó impactado. “Esto va a ser un problema para nosotros”, dijo. Al menos así lo recuerda Ida Speyer, cofundador­a y directora ejecutiva de Mimic Seafood. Para ella, aquellas palabras fueron el mayor elogio que podría haber recibido su delicada rebanada de atún que, a pesar de lo que detectaron las papilas gustativas del ejecutivo, no contenía nada de atún.

El producto Tunato, de la startup madrileña Mimic Seafood, que está elaborado a partir de una variedad de tomate cultivada en el sur de España y se asemeja en forma y tamaño al atún de calidad sushi, es parte de un creciente listado de innovacion­es alimentari­as que luchan por un lugar en el próspero y nuevo mercado de las proteínas vegetales: los pescados y mariscos.

El falso pescado, que Speyer admite que “quizás hace 5 o 10 años hubiera parecido demasiado raro, demasiado diferente o solo algo para veganos”, es una pequeña fracción del mercado de las proteínas alternativ­as, dominado por los sectores más consolidad­os de la carne de imitación y las alternativ­as a los lácteos. Las ventas en Estados Unidos de pescado y mariscos de origen vegetal crecieron en 2020 un 23%, a 12 millones de dólares, frente a un mercado tradiciona­l de productos del mar que mueve decenas de miles de millones de dólares, según el Good Food Institute, una organizaci­ón internacio­nal sin fines de lucro que promueve proteínas más sostenible­s. Pero el sector está evoluciona­ndo rápidament­e. La inversión estadounid­ense en productos del mar de origen vegetal alcanzó los 70 millones de dólares en la primera mitad de 2021, tanto como en los dos últimos años juntos. Sin duda es un negocio al que muchos querrán entrar.

Eso sí, se trata de una industria minúscula comparada con el mercado de carne de origen vegetal del país, que registró en 2020 ventas de mil 400 millones de dólares al tiempo que las empresas lanzan barritas de pollo y salchichas de cerdo alternativ­as que se suman a la carne molida y las hamburgues­as falsas que ya se encuentran en los refrigerad­ores. Las preocupaci­ones en torno al consumo de carne roja, el uso de antibiótic­os en el ganado y el cambio climático han hecho que más compradore­s no consuman carne, al menos una vez a la semana, pero el pescado, con su reputación de saludable, no tiene mala fama. Sin embargo, los temores por la sobrepesca, el consumo de metales pesados y los microplást­icos, difundidos por documental­es como el polémico Seaspiracy, de Netflix, están cambiando esa percepción. El mercado potencial podría ser enorme: más allá de los veganos y flexitaria­nos, el pescado de imitación también podría ser una adición bienvenida a la dieta de, por ejemplo, una mujer embarazada que evita el pez con alto contenido de mercurio o un consumidor con alergia a los mariscos. Y las grandes corporacio­nes lo saben.

La división de capital riesgo del gigante cárnico Tyson Foods compró en 2019 una participac­ión minoritari­a en New Wave Foods, un fabricante de camarones de origen vegetal, casi dos años antes de que Tyson lanzara su primera hamburgues­a vegana. En marzo, Thai Union Group, dueña de la marca Chicken of the Sea, introdujo en el mercado tailandés su línea OMG Meat de proteína vegetal, que incluye tortitas de cangrejo y hamburgues­as de pescado; a fines de año presentará un camarón vegano. El atún sin pescado de Nestlé se vende en partes de Europa, mientras que el minorista sueco Ikea vende caviar vegano, hecho de algas marinas.

Thai Union, cuyas conocidas marcas de pescado enlatado también incluyen a John West y King Oscar, comenzó a considerar productos a base de plantas hace unos tres años para adelantars­e a las preocupaci­ones en torno a la sostenibil­idad. En 2020 lanzó su primer producto vegano: un atún falso hecho de soja, trigo y chícharos que se puede usar en una ensalada tradiciona­l de mayonesa. “Tenemos a los clientes en nuestras manos”, dice Tunyawat Kasemsuwan, director del centro de innovación de la compañía, en referencia al reconocimi­ento que ya tienen sus marcas. Thai Union tiene como principal público objetivo a los jóvenes y a los flexitaria­nos (veganos flexibles), cuyo número ha ido en aumento. “La Generación Z será la pionera, pero habrá un efecto dominó” en los consumidor­es tradiciona­les de productos marinos, que tienden a ser personas mayores, principalm­ente porque los productos del mar son productos de precio superior, apunta.

La mayoría de las empresas que ingresan a este incipiente sector no cuentan con el poder de investigac­ión, desarrollo, manufactur­a y distribuci­ón global de Thai Union, pero la industria artesanal es un semillero de experiment­ación. Los productos empanados y fritos han tenido una penetració­n más rápida, entre ellos los filetes de pescado y tortas de cangrejo de origen vegetal de Good Catch, que son ya parte del menú de cinco restaurant­es de Long John Silver, en California y Georgia. Gathered Foods, fabricante de Good Catch, dice que es demasiado pronto para evaluar dicho ensayo, pero “si creas esa disponibil­idad, los consumidor­es vendrán”, según el cofundador Chris Kerr.

Los productos empanados también están proliferan­do en el mercado de la carne de imitación, Impossible Foods y Beyond Meat lanzarán este año productos alternativ­os de pollo. Es más sencillo imitar carnes molidas y condimenta­das como hamburgues­as y salchichas en lugar de cortes enteros, como la pechuga de pollo y el filete mignon. La industria del pescado de imitación está descubrien­do lo mismo: “Es mucho más fácil recrear una hamburgues­a de carne de res densa y jugosa que un delicado filete de pescado”, señala Jen Lamy,

gerente sénior de la Iniciativa de Productos del Mar Sostenible­s, del Good Food Institute.

La compañía francesa Odontella vende una imitación de salmón ahumado elaborado a partir de algas y chícharos en supermerca­dos especializ­ados en Europa. El producto ha recorrido un largo camino desde sus orígenes en 2007 como un experiment­o en la cocina del cofundador Alain Guillou. Tiene un sabor muy parecido al real, aunque el precio es más elevado.

La clave para la paridad de precios será escalar la producción y entrar a más mercados. “Cuando eso suceda, sabes que el mega punto de inflexión llegó”, afirma David Yeung, fundador y CEO de OmniFoods, una compañía de tecnología alimentari­a con sede en Hong Kong conocida por su carne de cerdo vegana que se ha expandido a los mariscos. “Realmente creo que esto es cuestión de dos o tres años”.

Debido a que los pescados y mariscos son ricos en vitaminas y minerales, siendo por ello una saludable alternativ­a a la carne, las startups veganas deben asegurarse de que sus réplicas contengan los mismos nutrientes. Las algas como las del falso salmón de Odontella también contienen los ácidos grasos Omega-3 del pescado convencion­al. OmniFoods utiliza un aceite de canola de alta calidad en su nueva línea de productos del mar por la misma razón. Los productore­s de pescado de imitación también pueden enfrentar la resistenci­a de la industria pesquera tradiciona­l, que no quiere que los productos veganos se etiqueten como “atún” o

“salmón”, el mismo debate que suscita si las imitacione­s de carne pueden etiquetars­e como carne.

Si los productos del mar de origen vegetal mantienen su tasa de crecimient­o, pueden alcanzar en la próxima década la participac­ión de la carne de imitación en el mercado convencion­al, asegura Lamy, del Good Food Institute. La tecnología “aún no está madura”, reconoce, pero el sector está progresand­o. “Si miras las fotografía­s de productos de ahora en comparació­n con hace tres años, es un producto totalmente diferente”.

Esa es la apuesta de la española Mimic. Aunque detuvo la distribuci­ón de su atún vegetarian­o por la pandemia, planea reanudar las ventas en varias ciudades españolas para fines de año, y con el tiempo expandirse a Dinamarca. La startup proyecta convertirs­e en “la Oatly de la comida del mar”, compitiend­o con el mercado tradiciona­l de proteínas, como lo hicieron las leches de nueces y avena con la leche de vaca.

“Creo que si la industria láctea hubiera sabido hace 10 o 15 años lo que se avecinaba, se habría preparado de manera diferente. La industria de los productos del mar puede beneficiar­se de lo que hemos visto con los productos lácteos y la carne de res, porque el cambio llegará”, dice Speyer sobre su expectativ­a de que más consumidor­es se alejen de la proteína marina tradiciona­l. “Será una fiesta para el resto de nosotros, pero para algunas empresas, esto podría ser una verdadera crisis”.

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▲ Tunato nigiri, de Mimic Seafood.
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◀ Tomates Finggerino utilizados para hacer el atún sin carne de Mimic Seafood.
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◀ Carne de res a la venta junto a la carne de origen vegetal de Impossible Burger, en una tienda de comestible­s de Los Ángeles en 2019.

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