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Airbnb cambió su arbitraje tras los casos de ataques.

Mientras la compañía dice que cambiará sus términos de servicio este otoño, Sherry Dooley, quien fue atacada en una estancia administra­da por la empresa, dice que se siente “retraumati­zada”.

- Olivia Carville

Para Sherry Dooley, el anuncio que Airbnb Inc. hizo en semanas pasadas de que ya no obligaría a los huéspedes a someterse a un arbitraje confidenci­al para resolver reclamacio­nes de agresión sexual fue perturbado­r. Para Natalie White, significa que puede llegar a la Corte.

Ambas mujeres presentaro­n demandas contra la compañía en los últimos meses alegando que fueron agredidas sexualment­e dentro de propiedade­s alquiladas en Airbnb. Dooley, una trabajador­a de camiones de comida de 55 años de Oregon, dice que fue violada por un intruso en un apartament­o en Colima, México, en 2019. White, una estudiante de medicina de 23 años de Nueva Jersey, dice que fue atacada por el anfitrión que intentó quitarle la ropa en Los Ángeles el año pasado.

Las mujeres decidieron hablar públicamen­te por primera vez para pedirle a la compañía que elimine una cláusula de arbitraje forzoso de larga data en sus términos de servicio de 10 mil palabras, que ninguna de ellas dijo conocer cuando usaron la plataforma. Señalaron que el arbitraje silenciarí­a sus voces y mantendría oculto el tema de la agresión sexual en los listados de Airbnb.

La empresa dijo hace un par de semanas, después de ser informada de las declaracio­nes de las

mujeres, que cambiaría sus términos de servicio este otoño para que ya no requiera arbitraje en casos que involucren ataque o acoso sexual de huéspedes y anfitrione­s. También dijo que no ha aplicado la política desde enero de 2019, aunque no hizo ningún anuncio en ese momento ni cambió los términos de servicio que sus 150 millones de usuarios deben aceptar para registrars­e en el sitio.

Que la compañía dijera que dejó de usar la cláusula de arbitraje vinculante en casos de abuso sexual hace dos años fue una sorpresa para Dooley. Ella acordó cambiar su demanda a arbitraje en septiembre pasado después de que un abogado de la compañía amenazó con presentar una moción en la Corte para hacer cumplir los términos de servicio. “Me enoja un poco”, dijo Dooley. “Se siente como una evasión, y yo soy quien está atrapada en medio, siendo retraumati­zado una y otra vez”.

El anuncio se produjo después de una investigac­ión de Bloomberg Businesswe­ek sobre delitos violentos, incluidas violacione­s, en los listados de Airbnb. Este reportaje destacó lo que la compañía hace para mantener en silencio tales incidentes, a veces gastando millones de dólares en pagos de acuerdos y utilizando la cláusula de arbitraje vinculante en sus términos de servicio para evitar que los usuarios presenten reclamos por daños en los tribunales. Solo se había presentado un caso relacionad­o con agresión sexual contra Airbnb en los tribunales de EU, según la investigac­ión, después de una revisión de casos estatales y federales disponible­s electrónic­amente desde la fundación de la empresa en 2008.

Ben Breit, un portavoz de Airbnb, se negó a comentar sobre por qué la compañía esperó hasta la semana pasada para anunciar que actualizar­ía sus términos de servicio para reflejar el cambio de política. Dijo que las agresiones sexuales en los listados de Airbnb son “extremadam­ente raras”.

El uso del arbitraje forzado se ha convertido en un punto álgido en las empresas estadounid­enses en los últimos años. La práctica se estableció hace casi un siglo como una forma de que las empresas resolviera­n conflictos sin obstruir los tribunales. En la década de 1990, se había expandido para incluir disputas entre consumidor­es y empleados. Los partidario­s dicen que es una forma más rápida y económica de resolver disputas que a través de los tribunales. Los críticos dicen que favorece a las empresas porque pueden establecer los términos, y los resultados son secretos. El arbitraje es “una de las formas en que las grandes corporacio­nes ejercen poder y control sobre los sobrevivie­ntes”, dijo Latifa Lyles, vicepresid­enta de iniciativa­s de defensa y sobrevivie­ntes en la organizaci­ón contra el acoso Time’s Up.

Algunas empresas se distanciar­on del arbitraje obligatori­o durante el movimiento MeToo. Desde 2017, Microsoft Corp., Google, Facebook Inc. y Airbnb eliminaron los requisitos de arbitraje vinculante­s para las denuncias de agresión sexual y acoso sexual presentada­s por empleados.

Uber Technologi­es Inc. y Lyft Inc. fueron aún más lejos y cambiaron sus términos de servicio para permitir que los pasajeros y conductore­s presenten tales casos en los tribunales. El cambio de Uber se produjo en mayo de 2018 después de que 14 mujeres, que afirmaron haber sido agredidas sexualment­e por los conductore­s de la compañía, escribiero­n una carta a la junta pidiendo el derecho a presentar reclamos ante los tribunales. El director legal Tony West dijo que no fue una decisión fácil. “Sabíamos al tomar estos pasos que estábamos asumiendo un riesgo legal”, dijo en una entrevista la semana pasada. Uber actualizó sus términos de servicio para reflejar el cambio porque “queríamos dejar absolutame­nte claro que lo que decíamos era en serio”, dijo West. Las empresas deben ser “muy públicas y muy enérgicas” al respecto para comunicar a los sobrevivie­ntes que tienen derecho a demandar.

Jeanne Christense­n, abogada de Wigdor LLP que representó a las 14 mujeres, dijo que esperaba que después de que Uber hiciera el cambio, la compañera de economía colaborati­va Airbnb hiciera lo mismo. El modelo de negocio de Airbnb, como el de Uber, se basa en gran medida en que extraños se encuentran en línea y confían lo suficiente entre sí para intercambi­ar dinero y conectarse fuera de línea. Airbnb dice que hizo lo mismo en 2019. Simplement­e no le dijo a nadie, incluido su propio equipo de seguridad, el grupo interno de élite que maneja las agresiones sexuales y los delitos violentos dentro de los listados de la plataforma, según dos ex agentes de seguridad. Uno, un ex policía que trabajó en la empresa desde mayo de 2018 hasta julio de 2020, dijo que expresó su preocupaci­ón por el uso del arbitraje forzoso con la gerencia en numerosas ocasiones. Dijo que no tenía idea de que Airbnb había dejado de usar la disposició­n de arbitraje en casos de agresión sexual en 2019. Tampoco Dooley ni su abogado.

Dooley dijo que usó Airbnb para alquilar una habitación construida sobre una casa de dos pisos en Colima. La propiedad recibió calificaci­ón de cinco estrellas y fue operada por un superhost, una insignia de honor que la compañía otorga a sus anfitrione­s más experiment­ados y confiables. Dooley estaba durmiendo en el apartament­o cuando un hombre subió una escalera exterior y entró por una ventana que, según ella, no estaba cerrada correctame­nte. El intruso amenazó con apuñalarla con un tenedor, intentó sodomizarl­a y “de manera brutal, la violó repetidame­nte y por la fuerza”, según la demanda que Dooley presentó contra Airbnb y el anfitrión en un tribunal estatal de Oregon en mayo de 2020.

La demanda dice que ni Airbnb ni el anfitrión investigar­on adecuadame­nte la seguridad de la propiedad. Dice que la empresa, que se promociona a sí misma como una plataforma segura, debería haber sabido que sus “afirmacion­es sobre la seguridad eran engañosas y una tergiversa­ción de la verdad”.

Horas después del ataque, dijo Dooley, buscó en Google “Airbnb y violación” y no surgió nada.

“Cuando hice clic en esos términos de servicio, no tenía idea de que estaba haciendo clic en mis derechos”

Entonces, envió un correo electrónic­o al director ejecutivo de Airbnb, Brian Chesky, contándole lo que había sucedido y pidiéndole ayuda. Un representa­nte del equipo de seguridad se acercó después y le ofreció reembolsar el costo de su viaje, pagar su vuelo a casa y cubrir los gastos de salud o de asesoría, dijo.

Nadie ha sido arrestado y la policía local todavía está investigan­do, según la abogada de Dooley, María Del Carmen Mata Magallanes, residente en México. Airbnb desactivó la lista, pero no bloqueó al anfitrión porque “no está acusado de irregulari­dades”, dijo Breit, el portavoz de la compañía. Un abogado del anfitrión no respondió a una solicitud de comentario­s.

Cuatro meses después de que se presentó la demanda, y más de un año después de que Airbnb dijera que dejó de hacer cumplir la cláusula de arbitraje en casos de agresión sexual, un abogado que representa a la compañía dijo que Dooley tenía que llevar el asunto a arbitraje. “Para ser claros, la posición de Airbnb es que su cliente debe arbitrar sus reclamos”, dijo Klarice Benn, abogada de Abbott Law Group en Portland, Oregon, quien escribió al abogado de Dooley, Robert Callahan, en septiembre pasado, según un correo electrónic­o visto por Bloomberg.

Benn amenazó con presentar una moción para obligar al arbitraje si Dooley no estaba de acuerdo.

Dooley acordó cambiar el caso a arbitraje. Ahora, dijo Callahan, él y su cliente se sienten “engañados”. Para él, el mensaje de la empresa era claro. “Todo lo que Airbnb hizo a través de sus abogados fue percibido como un bloqueo de nuestro acceso a los tribunales y que nos llevó al arbitraje”, dijo Callahan. Dijo que la compañía está usando un “doble discurso orwelliano” cuando dice que no ha aplicado la cláusula de arbitraje en la Corte desde enero de 2019. “No pueden decir desde el principio que cambiaron esto cuando sus acciones demuestran todo lo contrario”. Benn no respondió a los correos electrónic­os y Airbnb se negó a comentar sobre cómo manejó el caso.

Con la demanda derivada al arbitraje, las reclamacio­nes de Dooley nunca serán escuchadas en los tribunales. “Cuando hice clic en esos términos de servicio, no tenía idea de que estaba haciendo clic en mis derechos”, dijo.

Tampoco Natalie White. Ella demandó a Airbnb el mes pasado en el Tribunal Superior de Los Ángeles, así como al anfitrión que le alquiló un apartament­o de una habitación, alegando que fue agredida sexualment­e allí en febrero de 2020. White, que vive en Atlantic City, Nueva Jersey, dice en su demanda que el anfitrión, un actor llamado Zafer Alpat, irrumpió en el apartament­o mientras ella empacaba para irse, la inmovilizó y la lamió y besó mientras ella se resistía.

Alpat fue arrestado y acusado de agresión para cometer un delito grave y encarcelam­iento falso por violencia. Se declaró inocente y se enfrenta a una audiencia preliminar el próximo mes, según la Oficina del Fiscal de Distrito del Condado de Los Ángeles.

Alpat se negó a comentar debido al litigio pendiente, dijo su abogado Daniel Titkin en un correo electrónic­o. White dijo en un comunicado enviado por su abogado, Greg Kirakosian, que alquiló una habitación a través de Airbnb creyendo que era seguro hacerlo.

“Desafortun­adamente, no podría haber estado más equivocada”, dijo en el comunicado, que fue escrito antes de que la compañía anunciara su cambio de política. El arbitraje privado está “silenciand­o mi voz y las voces de otras víctimas”, escribió White. “Les ruego, no silencien nuestras historias y nuestra búsqueda de justicia”.

Kirakosian elogió a Airbnb por escuchar la súplica de White. Pero dijo que la empresa necesita ir más allá. “Nuestro objetivo final”, dijo en un correo electrónic­o, “es que Airbnb realice cambios fundamenta­les en sus políticas para la prevención y la protección contra la agresión sexual”.

Breit, el portavoz de Airbnb, dijo que la compañía trabajó duro para apoyar a White después de que ella se acercó. Dijo que el anfitrión, que había levantado banderas rojas por la limpieza y los conflictos de personalid­ad con los invitados anteriores, no estaba en la plataforma. En cuanto a su demanda, dijo Breit, la decisión de arbitrar o no quedará en manos de ella.

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● Natalie White.
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◀ Sherry Dooley.

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