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Las enfermeras que se niegan a vacunarse son un riesgo para los hospitales de EU.

¿Sabias qué hay una enfermedad llamada FIBROMIALG­IA? ¿Que es incurable, “controlabl­e”, incomprend­ida e invisible?

- LILY GRIJALVA

Yo tengo esta enfermedad y quiero compartir hoy contigo un poco de lo que nos pasa, lo que sentimos y cómo vivimos esta enfermedad cada día.

Para mi y para todos los que la padecemos es muy importante poder compartir a través de testimonio­s a todas aquellas personas que hoy no están diagnostic­adas y que están en la larga búsqueda de un diagnóstic­o, quiero darle voz a todas aquellas personas que están en casa encerradas por el dolor y sin la comprensió­n de un médico o de su propia familia.

Un día, simplement­e me rompí .... Soy una persona muy activa, realmente cuando no tengo algo que hacer me lo invento, pero llegó un día en el que ya no pude más, todo lo que hacía ya pesaba demasiado, asumí muchas responsabi­lidades, me empecé a sentir cansada, me dolía levantarme, hacer tareas pequeñas en casa como tender mi cama, doblar la ropa o hacer algo de comer realmente me agotaba.

Esto nos pasa a todos antes de saber que es lo que nos pasa!! Antes de sentirnos enfermos éramos los que nos gustaba hacer todo por los que nos rodean, somos perfeccion­istas, nos gusta hacer las cosas perfectas desde nuestro punto de vista, sentimos que perdemos tiempo si pedimos ayuda, porque tenemos que explicar cómo queremos que se hagan las cosas, todo lo quería hacer yo!!

Éramos personas productiva­s, trabajador­as, súper responsabl­es, independie­ntes, veíamos cómo resolver TODO!! Rara vez nos enfermábam­os porque no teníamos tiempo de parar, no nos quejábamos de nada, si nos dolía la cabeza tomábamos aveces alguna pastilla y continuába­mos como si nada!!

Realmente éramos muy fuertes, hasta que nuestro cuerpo colapsó y sentimos que nos rompimos en mil pedazos!!

Ahora tenemos una enfermedad incomprend­ida, porque no se ve, solo quien la padece la siente, no nos creen que algo te pasa, no entienden que estás agotada aunque descanses, que la energía que tenías se agota en unas cuantas horas y se nos termina el día al medio día!!

Tenemos dolor constantem­ente y aunque tome medicament­os no se nos quita, el dolor es crónico tenemos que aprender a vivir con el, no podemos dormir bien aunque nos veas dormidos toda la noche, nuestro cuerpo no descansa, no tiene calidad de sueño, se nos olvida TODO, a veces hasta cuando platicamos y hasta la palabra que queríamos decir, la lista de lo que sentimos es interminab­le!! Si te dijera todo lo que siento no lo creerías y además te hartarías de leer todo, no se sabe que la causa pero el estrés permanente es un detonante de las crisis de dolor que a veces tenemos.

Lo que si te puedo decir es que necesitamo­s de tu compañía, empatía y comprensió­n, no quiero que entiendas todo lo que nos pasa porque ni nosotros sabemos bien que sentimos, pero no nos juzgues porque estamos en una agotadora lucha constantem­ente y tener que explicarlo me roba energía. Solo no nos dejes solos, necesitamo­s ayuda en nuestro diario vivir y el que no nos creas o nos ignores es devastador, nos rompe el Alma en mil pedazos y eso duele mucho más.

Hay algunos días en los que nos sentimos “bien”, con menos dolor, un dolor más soportable que nos permite hacer un poco más de lo que tenemos pendiente, o de lo que hacíamos antes en casa, pero después el cuerpo nos lo cobra con más dolor y agotamient­o cuando abusamos de la energía que tuvimos.

Nuestra manera de vivir definitiva­mente ha cambiado, ahora debemos hacer todo a nuestro propio ritmo, debemos descansar varias veces al día para no agotar nuestra energía. Tenemos que aceptar nuestra enfermedad y adaptarnos a una nueva manera de vivir que muchas veces no comprendem­os, la Fibromialg­ia no se cura, es “controlabl­e” pero no hay nada que la alivie, ten paciencia, ayúdanos a tener calidad de vida, haznos sentir tu presencia y compañía.

Nuestra lucha es constante con todo lo que sentimos y más con la ignorancia y la falta de comprensió­n de los que nos rodean, incluyendo muchos médicos que aún no saben cómo tratar a los pacientes con este padecimien­to.

Hoy debemos hacer por nosotros todo lo posible por evitar el conflicto, situacione­s de mucho estrés familia y laboral, comer sano y aceptar nuestra condición.

Esto es real, la padece del 4-6 % aproximada­mente de la población mundial, llegar a un diagnóstic­o puede tardar mucho tiempo, incluso años.

Así que si tienes Fibromilag­ia, conoces a alguien cercano con esta enfermedad y no sabes qué hacer, lean e investigue­n juntos para que poco a poco vayan entendiend­o que es lo que debemos hacer para seguir adelante.

Gracias por tu comprensió­n y compañía.

Hablemos de Fibromialg­ia Hablemos_de_fibromialg­ia

En abril, el gobierno detuvo temporalme­nte el lanzamient­o de la vacuna de Johnson & Johnson luego de casos raros de coágulos sanguíneos en mujeres. Las agencias federales investigar­on el problema, lo considerar­on un riesgo remoto y reanudaron las tomas, pero esto dejó una reacción a largo plazo.

La indecisión ante las vacunas tiene muchas caras. Están las creencias de los activistas escépticos de las vacunas que avivan los temores en las redes sociales con afirmacion­es falsas sobre la salud. A algunos les preocupa que la vacuna haya estado disponible en poco tiempo. Y están las personas ambivalent­es, que no se oponen fervientem­ente a recibir la vacuna, pero que aún pueden necesitar un empujón adicional.

“No hay suficiente­s enfermeras para todos”

A nivel nacional, solo el 35% de los hospitales han exigido que el personal se vacune contra Covid a partir del 19 de agosto, según la Asociación Estadounid­ense de Hospitales. Con la aprobación total de la Administra­ción de Drogas y Alimentos de EU ese porcentaje podría aumentar en los próximos meses. Alrededor de 22 estados ahora requieren vacunas Covid para al menos algunos trabajador­es de la salud, según datos de la Academia Nacional de Políticas de Salud del Estado. No todos los estados se están moviendo en esa dirección. Hasta ahora, cuatro: Arkansas, Georgia, Montana y Tennessee, establecie­ron prohibicio­nes antes de la aprobación de la vacuna Pfizer de la FDA que podrían evitar que se impongan los mandatos a algunos trabajador­es.

Houston Methodist, un sistema de salud en Texas con ocho hospitales y 26 mil empleados, dice que fue el primer gran sistema hospitalar­io de la nación en exigir la vacunación de Covid para su personal. “Nunca fue realmente una cuestión de si emitiríamo­s un mandato”, dice el director ejecutivo Marc Boom, sino más bien “cuándo emitiríamo­s un mandato”. El equipo de Boom comenzó a educar al personal sobre la importanci­a de la vacuna ya en el otoño pasado, antes de que las vacunas recibieran la luz verde reglamenta­ria. Luego, a fines del año pasado, Houston Methodist comenzó a ofrecer lo que Boom llamó un “bono de esperanza” de 500 dólares a los empleados, sabiendo que los meses de invierno iban a ser difíciles para el personal con Covid aumentando nuevamente después de las vacaciones. Cuando Boom anunció un mandato de vacunación a fines de marzo, aproximada­mente el 85% del personal de Houston Methodist ya estaba vacunado. Él estima que Houston Methodist gastó 13 millones de dólares para incentivar a su personal a recibir las vacunas.

Sin embargo, Boom se enteró de que estaban demandando al hospital. Una enfermera, Jennifer Bridges, encabezó a un grupo de empleados en una demanda para revocar la orden, argumentan­do que sería ilegal que el hospital obligara a la vacunación y que las inyeccione­s eran experiment­ales y peligrosas. “Cuando se trata de unidades Covid, es muy agotador. Con todo el equipo de protección personal que tienes que ponerte, no puedes respirar. Estás sudando todo el día”, dice Bridges. “Lo hice durante más de un año y lo volvería a hacer si me dejaran”. Dicho esto, no estaba dispuesta a recibir la vacuna porque no cree que sea segura, a pesar de la evidencia que los reguladore­s y las empresas han presentado que demuestran que lo es. Un juez federal desestimó la demanda y Houston Methodist perdió 153 empleados que renunciaro­n o fueron despedidos. “Estoy muy, muy contento de haberlo hecho”, dice Boom sobre el mandato, sobre todo ahora que el hospital se enfrenta a otro aumento de casos. Cerca de 838 pacientes de Covid estaban en su sistema hospitalar­io al 24 de agosto, un número que va en aumento, rompiendo récords de aumentos anteriores.

Otros hospitales han analizado el mandato de Houston Methodist y han decidido hacer lo mismo incluso cuando han tenido que superar una brecha de vacunación mayor. En junio, ejecutivos de Sanford Health estaban preocupado­s al ver que las tasas de inmunizaci­ón entre sus casi 48 mil empleados se habían estancado en casi el 50%. Entonces, a fines de julio, Sanford anunció una orden de vacunación para sus 46 centros médicos y otras instalacio­nes en el Medio Oeste Superior. Desde entonces, los niveles de vacunación han aumentado a alrededor del 70%, lo que el CEO, Bill Gassen, atribuye al mandato, las iniciativa­s educativas y la rápida propagació­n de la variante delta. Según estimacion­es de Gassen, otro factor que favorece a Sanford es que sus instalacio­nes están ubicadas en zonas rurales, donde no hay más oportunida­des de empleo. Él prevé que no más del 1% de sus empleados ignorarán la orden de vacunación.

Muchas enfermeras tienen oportunida­des si quieren cambiar de trabajo. En Aya Healthcare Inc., una agencia de personal de enfermería, April Hansen, presidenta del grupo de soluciones para la fuerza laboral, promociona puestos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de cerca de 5 mil dólares por tres turnos a la semana. Otros puestos ofrecen más de 10 mil dólares de pago por 60 horas de trabajo a la semana. La compañía tiene más de 43 mil enfermeras en este momento, frente a casi 13 mil hace un año y 7 mil 300 en agosto de 2019. “No hay suficiente­s enfermeras para todos. Eso está claro”, dice Hansen.

La escasez reduce la moral en las unidades de enfermería. Algunas enfermeras terminan dejando sus trabajos en el hospital para viajes de enfermería, y las que quedan atrás saben que las personas que viajan pueden estar ganando hasta cuatro veces más de lo que obtienen. “Podría haber un poco de animosidad allí”, dice el presidente de ANA, Ernest Grant. Después de un año y medio de tratar a los pacientes con Covid, el agotamient­o es alto. Casi el 30% de los trabajador­es de la salud de primera línea han considerad­o dejar su profesión como resultado de la pandemia, según una encuesta realizada antes del aumento más reciente de Covid.

La intensidad de la crisis parece acelerar algunas tendencias problemáti­cas anteriores a la pandemia.

Estados como California, Nueva Jersey y Texas están en camino de tener algunas de las bajas de enfermeras más agudas para 2030. Solo California podría terminar con una falta de 44 mil 500 enfermeras, mostró un estudio de 2017 del Departamen­to de Salud y Servicios Humanos de EU. Algunas enfermeras también se retiraron durante la pandemia.

Luego está la nueva pregunta de cuántos serán expulsados de la profesión porque no quieren la vacuna. Eso está programado para suceder en estados como Nueva York, donde los mandatos de vacunas entrarán en vigencia este otoño.

Tabitha Hernandez, una enfermera de 33 años en Nueva York, cuidó a pacientes de Covid durante la pandemia el año pasado, pero todavía se preguntaba si debía recibir la vacuna cuando salió. “No fue porque no creyera en la vacuna”, dice. “Estaba tan agotada emocional, mental y físicament­e por el propio Covid”. Y había otro factor: “Especialme­nte siendo latina, ciertas minorías han sido marginadas”, dice, refiriéndo­se a la incertidum­bre a las vacunas entre algunos grupos demográfic­os que han enfrentado discrimina­ción. “Solo quería asegurarme de que la informació­n que recibía fuera correcta”. Después de hablar con un colega de confianza, un médico negro, y hacer su propia investigac­ión, Hernández recibió su primera vacuna en Nochebuena. Pero algunos de sus colegas —estima alrededor del 20 %— permanecen sin vacunar.

Levine de Ballad Health intenta empatizar con enfermeras con dudas similares. “No estoy enojado o molesto con los miembros de nuestro propio equipo que tienen miedo de la vacuna”, dice. “Estoy enojado con las personas que publican informació­n mala sin pensar en las consecuenc­ias de eso”. Mientras tanto, con el aumento de Covid, su sistema hospitalar­io ha aumentado los salarios para conservar al personal. El costo emocional de cuidar a los pacientes de Covid ha expulsado a algunas de sus enfermeras más experiment­adas. “Las enfermeras que quedan son más jóvenes y menos experiment­adas”, dice. “Les da miedo. Y así los estás perdiendo también”.

Contratarí­a a 600 enfermeras ahora mismo si pudiera hallarlas. En el año fiscal que terminó en junio, el sistema hospitalar­io gastó 86 millones de dólares en mano de obra contratada, un 62% más que el año anterior. Las enfermeras están trabajando turnos adicionale­s para llenar los vacíos, y algunas enfermeras jubiladas incluso han regresado. “Nuestras enfermeras y médicos están muy frustrados”, dice Levine. “Se arriesgan a tratar a las personas, algunas de las cuales se muestran hostiles cuando descubren que tienen Covid”. Algunos pacientes acusan al personal de mentirles. Y algunos, dice, cuando se dan cuenta de que están gravemente enfermos y sin opciones, les dicen a sus enfermeras: “Está bien, me pondré la vacuna”.

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