Una entrevista exclusiva con Rocío Nahle, la soldado de la Cuarta Transformación de López Obrador.
La mujer detrás de la controvertida apuesta por el petróleo LA SECRETARIA DE ENERGÍA DESESTIMA LAS PREOCUPACIONES MEDIOAMBIENTALES Y AFIRMA QUE PEMEX ES “UN GRAN NEGOCIO”.
Mientras gran parte del mundo busca alejarse de los combustibles fósiles, México avanza decididamente en la dirección opuesta, reviviendo a Pemex y agregando capacidad de refinación incluso si eso significa producir más hipercontaminante combustóleo.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha defendido esa política en un país que, hasta hace poco, era uno de los mercados de energía renovable más atractivos del mundo. Al frente de esta política está su Secretaria de Energía, Rocío Nahle, quien desestima con ligereza la creciente deuda y la creciente contaminación que plagan a Pemex.
La petrolera “es un gran negocio”, sostiene Nahle. “Pemex aumentó su producción de crudo, Pemex está rehabilitando sus refinerías y aumentamos también la producción de gasolinas”.
Nahle, de 57 años, se ha posicionado en el extremo radical de los aliados de AMLO, al parecer los más cercanos al corazón del presidente. Se describe como una soldado de la Cuarta Transformación, que ella define como un “parteaguas en la historia moderna de México”.
Como la mujer más poderosa del gabinete y una de las más poderosas del país, Nahle recibió un espaldarazo en julio cuando el presidente la nombró entre los seis posibles candidatos para sucederlo en 2024.
No está claro si el mandatario hablaba en serio, pero si Nahle comenzara a asumir un papel público y político más
destacado, eso marcaría un cambio. Hasta ahora, ha mantenido, mayormente, un perfil bajo. Concedió una entrevista a Bloomberg News, pero solo después de que el presidente López Obrador le indicó que lo hiciera luego de que un artículo de este medio planteara preguntas sobre el impacto ambiental de la refinería Dos Bocas, una obra de ocho mil 900 millones de dólares y la cual representa uno de los proyectos más importantes del gobierno mexicano.
Cuando se le preguntó sobre la investigación de Bloomberg que expone que Pemex había prometido preservar una zona de manglares que incluye el sitio donde se está construyendo Dos Bocas, en el estado de Tabasco, Nahle dijo que no había manglares por esa zona, solo por el río que pasa al lado. Y aunque la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) multó a un tercero por talar manglares en el sitio en 2019, Nahle insistió en que no había evidencia de que los árboles estuvieran allí. Las imágenes satelitales muestran que la tala de manglares continuó después de que Pemex comenzara a construir la refinería.
“Construir en el mundo es fantástico, hacer una refinería es fantástico”, dice Nahle en sus oficinas de Tabasco, cuyas paredes están cubiertas con los planos de construcción de la refinería. “Y para todo hay un impacto y una mitigación: esto es parte del crecimiento y la evolución del mundo. Entonces yo veo una incidencia aquí que es bastante atípica. Sin embargo, vamos a continuar con este proyecto porque este proyecto es para México”.
En una entrevista ocasionalmente acalorada que duró 75 minutos, la funcionaria federal rechazó las
preocupaciones ambientales y restó importancia a los señalamientos de que algunas acciones del gobierno equivalen a una expropiación indirecta. Defendió implacablemente a Petróleos Mexicanos (Pemex), que sigue siendo la petrolera más endeudada del mundo a pesar de que el gobierno gasta en ella miles de millones y recientemente sufrió un incendio mortal en una de sus principales plataformas.
Rocío Nahle llegó al poder como una feroz defensora de la industria petroquímica en lo que en ese momento era la pequeña oposición de izquierda en Veracruz, explica Rodolfo Cabello, quien es exlíder regional de la Canacintra, y conoce a la funcionaria desde hace más de 20 años.
“Es una mujer que no se queda callada, que enfrenta a quien tenga que enfrentar y que dice lo que piensa a quien tenga enfrente”.
A menudo la única mujer en un sector dominado por los hombres, Nahle ha logrado incluso algunas victorias en su búsqueda para reducir la dependencia energética que tendría México de las empresas extranjeras.
En mayo, arrebató el control del mayor descubrimiento privado de yacimiento petrolífero en México de las empresas que lo encontraron y entregó su administración a Pemex.
La capacidad de refinación ha crecido un 22% este año, en comparación con 2019.
Y mientras el mundo afrontaba los cierres generados por la pandemia, la construcción en Dos Bocas continuó a todo vapor. Nahle dice que estará terminada a tiempo, en julio del próximo año. El gobierno mexicano sorprendió a los analistas al ir más allá de sus planes declarados y comprar en mayo pasado el control total de la refinería Deer Park, en Texas, a Royal Dutch Shell Plc.
Cuando los líderes mundiales buscaron llegar a un acuerdo para recortar la producción internacional de petróleo en respuesta a la gran caída de los precios del año pasado, Rocío Nahle resistió la presión del ministro de Energía saudí y logró negarse al masivo recorte de la producción de crudo de México.
La refinación de Pemex le ha costado el medio ambiente, reflejando una tendencia en la que las petroleras estatales contaminan más, mientras que las empresas del sector privado se vuelven más ecológicas. Pemex está produciendo más combustóleo con alto contenido de azufre, que no puede usarse en barcos debido a estándares internacionales.
Sus refinerías carecen de la tecnología para extraer combustibles más limpios del residuo que queda tras procesar el crudo. “Estamos aumentando el combustóleo porque las refinerías traen más carga”, dice Nahle. Y asegura que el gobierno de AMLO planea eliminar la producción de combustóleo para 2023.
“No me preocupa”, afirma. Las emisiones de Pemex aumentaron en dos dígitos en el segundo trimestre de 2021, según información de la propia compañía, debido a la quema de gas, al incremento en la producción de éste, así como a fallas y mantenimiento en las plantas de procesamiento.
Cuando Bloomberg le mostró las cifras, Nahle inicialmente las descartó antes de decir que una mayor producción de petróleo y gas pudo haber desencadenado el alza. Además, afirmó que Pemex estaba instalando baterías de separación en campos exploratorios en tierra para procesar más gas natural en lugar de quemarlo.
Rocío Nahle y López Obrador han sido implacables en sus intentos de recuperar el control del sector privado mientras buscan revertir las políticas promulgadas por el anterior presidente Enrique Peña Nieto.
A fines del año anterior, 200 proyectos de energía, en su mayoría renovables, quedaron en el limbo después de que el gobierno ordenó detener los permisos. Aunque antes era uno de los mercados de energías renovables más importantes del mundo, la inversión extranjera en energía en México se ha desplomado desde que López Obrador asumió el cargo.
Las empresas privadas han obtenido medidas cautelares contra iniciativas de ley que buscaban darle a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) un mayor dominio. Los inversionistas estaban alarmados por un artículo en la reforma a la Ley de Hidrocarburos que permitía la suspensión de los permisos expedidos a las empresas privadas “cuando se prevea un peligro inminente para la seguridad nacional, la seguridad energética o la economía nacional”.
Nahle asegura que las preocupaciones fueron exageradas y que México solo buscaba mejorar su seguridad. “Está claro que tenemos que fortalecer la seguridad nacional, que va de la mano con la energética”, dijo. “No vamos a expropiar, nosotros no vamos a nacionalizar, no estamos en eso”. Con la colaboración de Amy Stillman
“CONSTRUIR EN EL MUNDO ES FANTÁSTICO, HACER UNA REFINERÍA ES FANTÁSTICO”