Peña: deprimido, encerrado, de barba…
El primer reporte es:
-Se encuentra muy deprimido.
Su temor:
La persecución se ha vuelto muy difícil y, como están las cosas, pueden ir contra él y en un plazo relativamente corto.
¿Por qué?
Porque están a la vista las elecciones intermedias y en ellas el presidente y su partido, Morena, se juegan la vida.
De ese resultado dependerá el control de la Cámara de Diputados y, a través de ella, del Poder Legislativo para las reformas en puerta.
Todas, lo sabe la población, para incrementar el poder unipersonal del mandatario y así encarrilar los cambios pendientes.
Por eso está temeroso el ex presidente Enrique Peña.
Por eso ha pedido a sus amigos y familiares estar pendientes e informar del curso de los mil y un asuntos de persecución al gobierno anterior.
La lista es enorme y de quien menos se teme es de Emilio Lozoya Austin, a quien ven como un traidor pero con información falsa.
Trata, según sus especulaciones, de embarrar a otros altos funcionarios del peñismo en aras de impunidad y de conservar el dinero de su corrupción.
LA PERSECUCIÓN TEMIDA
Los datos aquí narrados provienen del círculo cercano del ex mandatario mexicano.
Pero él, Enrique Peña, ha tomado las pocas precauciones posibles.
Sale poco.
De ahí su depresión.
Ya no se pasea por el mundo como en 2019 y 2020 con su novia Tania Ruiz Eichelman, cuyos datos apuntan a una relación bastante sólida. Pero ella sí vino a México.
Estuvo en la Ciudad de México tres días y buscó a personas claves del gabinete anterior para alimentar de información a Peña.
Un amigo suyo lo visitó en España y lo vio delgado, con muestras de cansancio, barba y sin siquiera aceptar una invitación a cenar en un restaurante.
-No quiere exhibirse -reportó el visitante-. Por eso se asesora de abogados.
La convicción de ambos puede resumirse en unas líneas:
La persecución contra el peñismo aumentará si la popularidad presidencial y del partido de su sola propiedad caen en desventaja.