El poder se ejerce y ya
Recuerdo a tres hombres de poder despachando en la Secretaría de Gobernación: Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez y Fernando Gutiérrez Barrios. Eran terribles. Los dos primeros fueron los autores de la tragedia estudiantil de 1968. Aunque hubo más de 3 mil muertos y desaparecidos, nadie los castigó.
Gutiérrez Barrios, con todo su poder, no tuvo la misma trayectoria de sus antecesores. Y en un episodio desalentador, fue incluso plagiado por alguien más poderosos que él. Ese alguien le dio una lección.
El presidente López Obrador, tras dos años y medio enfrentando a los enemigos de México, mismos que tumbaron del poder y asesinaron al presidente Madero, quizá agobiado porque no lo daban margen para planificar el presente y futuro de México, optó por hacer un cambio muy inteligente: jaló al tabasqueño, Adán Augusto López Hernández.
Muchos lo vieron como un movimiento para “aplacar” ánimos calientes. Adán Augusto cambió la dinámica de la Secretaría de Gobernación. Empezó a recorrer el país para resolver broncas provocadas por gobernadores poco leales a la república. Esto provocó una crítica de ocasión: lo acusaron de andar haciendo campaña como precandidato a la presidencia de la república.
Me parece que Adán Augusto, con todo y las calenturas de muchos de sus amigos, es un estupendo secretario de Gobernación. Y que su estilo sea ir estado por estado haciendo política, es un acierto. Para eso está el secretario de Gobernación. No tiene nada que ver con una eventual precandidatura a la presidencia.
Quizá el celo de muchos es que el poder del presidente AMLO ha sido transmitido a Adán Augusto. Por primera vez desde los tiempos de Gustavo Díaz Ordaz, un secretario de Gobernación carga un poder que muy pocos secretarios, incluyendo a Fernando Gutiérrez Barrios, habían tenido. Si ese poder lo hace precandidato, no es su culpa.
Es la escuela que Andrés Manuel ha propuesto en todo el país para ejercer el poder. Porque este no se comparte, solo se ejerce. Y Adán Augusto lo está ejerciendo…