El franco poder de Adán Augusto
Ayer, unas semanas más de este año que está por terminar, me avisa que mís quinceañeras flores están muy marchitas y necesitan de todos mis cuidados. Así son todas estas florecillas cuando necesitan agua y luz.
Obviamente, afuera, en un tinglado marca árabe anuncia que en México la comida para el perro llamado “Borolas “, está a diez veces menor su precio por el “buen fin”, y la casa huele a perro desde que usted entra. Esto le da un chance a López Obrador para explícarle a usted lo que significa la democracia.
También ha operado mucho en Tabasco, el paso poderoso del segundo hombre de la república, Adán Augusto López Hernández. Su paso por la vereda como dicen los venezolanos, su paso era muy esperado desde el pasado sábado en una comida que tuvo con uno de sus representantes más leales, el diputado Mario Llergo Laturniere.
Aquí haya o no venido al destape de las viandas fue un sábado pasado muy activo para este hombre de política. ¿Por qué estas deferencias para tan pesado hombre de política? Por qué es el único que ha entendido la idea primordial de Adán Augusto: enfréntarlo a la hoy disscutida capacidad del delegado principal en el INE, Lorenzo Córdova, porque lo enfrentará en un futuro muy cercano.
¡Que queda entonces de México? Que el más destacado candidato de la oposición es el yucateco
Carlos Alasraky; mientras yo vergeño estas cualidades del yucateco, me preocupan que
Carlos Salinas, Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo, no tengan suficientes luces para enfrentar una candidatura que le haga frente a las “corcholatas” del presidente.