Militantes del Humanismo Mexicano
A las 7 de la mañana ya el Paseo de la Reforma y las calles de alrededor estaban abarrotadas de imágenes de López Obrador, pancartas con consignas celebrando la Transformación y los nombres de los municipios de los que venían los contingentes, danzantes típicos de sus regiones, mariachis, flores, en fin, aún faltaban un par de horas para la llegada del Presidente y ya había una verdadera fiesta popular lista para marchar hacia el corazón democrático de nuestra Ciudad. Debido a la enorme cantidad de gente que salió a expresarle en vivo y en directo su apoyo al Presidente, tomó varias horas recorrer los kilómetros entre el Ángel y el Zócalo, pero fueron horas en las que el Presidente de la República se entregó por completo a su Pueblo.
Mi millitancia en el Obradorismo comenzó hace 18 años, cuando yo tenía apenas 16, y por eso en más de una ocasión he podido ser testigo de todo el amor de la gente concentrado en el Zócalo cuando Andrés Manuel les convoca, momentos históricos desde el desafuero hasta la presidencia legítima, y estoy completamente seguro que lo que vivimos el antier jamás lo vamos a olvidar.
Una vez en la plancha que toda la vida nos ha visto luchar contra el conservadurismo, los privilegios y la oligarquía, el Presidente finalmente reveló el nombre que propone para el modelo de gobierno de la Transformación: el Humanismo Mexicano. Es importante no perder de vista que su valía radica en que este pensamiento surge de la tradición cultural y política de nuestro Pueblo, de tal modo que está necesariamente anclado en los sentimientos de la gente. Una forma de gobierno del Pueblo y para el Pueblo. Este pensamiento reivindica el derecho de la gente a la felicidad, a participar y a ser libre.