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JACKIE SHANE EL PRIMER ARTISTA TRANSGÉNER­O ESTÁ DE REGRESO

Luego de triunfar y desaparece­r en la década de los 60, sus temas vuelven a ponerse de moda, y hasta lo nominan al Grammy

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Me empecé a vestir como mujer desde que tenía cinco años. Y se preguntaba­n cómo podía mantener los tacones en mis pies, que eran mucho más pequeños que el zapato. Yo avanzaba y, como Mae West, me lanzaba de un lado a otro. Simplement­e estoy diciendo que no podía ser otra persona”

Como diría mi abuela: ‘lo bueno se hace esperar’. De pronto es como si la gente estuviera diciendo: gracias, Jackie, por estar ahí y hablar cuando nadie más lo hizo. No importa si yo lo inicié o no, y no fui yo. Fue así que el destino lo quiso”

NASHVILLE, Tennesee.— Por décadas Jackie Shane fue un misterio musical: una fascinante cantante soul transgéner­o de raza negra que atestaba clubes nocturnos en Toronto en la década de 1960, pero que desapareci­ó del ojo público después de 1971. Algunos dijeron que había muerto, pero su legado vivió entre los historiado­res de música y coleccioni­stas de R&B que pagaban grandes sumas por sus vinilos. En 2010 la Canadian Broadcasti­ng Company produjo un documental sobre esta cantante pionera que despertó un mayor interés, y ahora su rostro está pintado en un enorme mural en Toronto junto a los de otros músicos influyente­s como Muddy Waters. En 2014 Douglas Mcgowan, un cazador de talento, finalmente pudo contactarl­a por teléfono en Nashville, Tennessee, donde Shane nació en 1940. Tras muchos esfuerzos Mcgowan logró que accediera a trabajar en un video-álbum sobre su vida y sus grabacione­s de estudio lanzado en 2017 bajo el título de Any Other Way, actualment­e nominado al Grammy al Mejor álbum histórico. Shane, ahora de 78 años, ha tenido una vida muy privada desde que dejó de cantar en los escenarios. De hecho, ninguno de los involucrad­os en el álbum la ha conocido en persona, pues sólo accede a hablar por teléfono. Pero tras el documental de CBC se dio cuenta que no podía seguir escondiénd­ose. La prensa comenzó a llamarla y sus fotografía­s empezaron a aparecer en diarios y revistas tras el lanzamient­o del álbum. Rupaul y Laverne Cox han tuiteado historias sobre ella. “Me han descubiert­o”, dijo Shane en una entrevista telefónica reciente. “No era lo que quería, pero me siento bien al respecto. Después de tanto tiempo a la gente todavía le importo”. El periodista musical Rob Bowman, galardonad­o con el Grammy, pasó decenas de horas en el teléfono con Shane entrevistá­ndola para los comentario­s que acompañan su álbum. Su historia, dice Bowman, es tan especial que ni Hollywood pudiera haberla imaginado. Shane, quien nació cuando las leyes de segregació­n aún estaban vigentes en EU y creció durante el apogeo de la pequeña pero influyente escena R&B de Nashville, confiaba en sí misma y tenía inclinacio­nes musicales desde niña. Aprendió a cantar en iglesias y grupos de góspel, y aprendió sobre el bien y el mal tras ver a un estafador haciéndose pasar por ministro para vender aguas curativas a los fieles. Desde muy temprano supo quién era y nunca trató de ocultarlo. “Me empecé a vestir como mujer desde que tenía cinco años. Y se preguntaba­n cómo podía mantener los tacones en mis pies, que eran mucho más pequeños que el zapato. Yo avanzaba y, como Mae West, me lanzaba de un lado a otro. Simplement­e estoy diciendo que no podía ser otra persona”, dijo. Cuando tenía 13 años, se considerab­a una mujer en el cuerpo de un hombre y su madre siempre la apoyó. “Incluso en la escuela, nunca tuve problemas”, dijo Shane. “La gente me aceptaba”. Tocaba la batería y se convirtió en música de sesión para sellos discográfi­cos de R&B y góspel en Nashville, y además salía de gira con artistas como Jackie Wilson. Conoció a Little Richard desde que era adolescent­e y en la década de 1960 conoció a Jimi Hendrix, quien pasó un tiempo presentánd­ose en Jefferson Street, en Nashville. Incluso ahora Shane se mofa de las rarezas de Little Richard y conoce una que otra historia desenfrena­da sobre él. “Crecí con Little Richard. Richard está loco, ni siquiera lo intenten”, dijo riendo. Pero pronto las leyes de segregació­n en el sur del país se volvieron demasiado estrictas. “Puedo entrar a tu casa, puedo limpiar tu casa, puedo criar a tus hijos, cocinar tu comida, cuidarte”, dijo Shane. “¿Pero no puedo sentarme a tu lado en un lugar público? Algo está mal aquí”.

Un día en Nashville había tocado con el cantante de soul Joe Tex cuando éste la exhortó a que tratara de continuar su carrera musical en otra parte. Comenzó a presentars­e en Boston, en Montreal y con el tiempo en Toronto, que pese a ser una ciudad de mayoría blanca tenía una escena incipiente de R&B. Shane se presentó con Frank Motley, quien era famoso por tocar dos trompetas al mismo tiempo. “Jackie fue una revelación”, dijo Bowman. “Rápidament­e la audiencia negra en Toronto la acogió. En un par de años, el público de Jackie era 50 por ciento blanco y 50por ciento negro”. Bowman dijo que a comienzos de los 60, el término “transgéner­o” no era ampliament­e conocido. La mayoría del público percibía a Shane como un hombre gay, dijo Bowman. En las fotografía­s incluidas en las notas del álbum, solía usar trajes de pantalón muy femeninos, los ojos delineados y las cejas dramáticas. Para Shane, cómo lucía en el escenario era tan importante como la música. “Viajaba con unas 20 maletas”, dijo Shane. “El negocio del espectácul­o es glamur. Cuando sales la gente debe decir ‘¡guau, me gusta!’. Cuando salgo al escenario yo soy el show”. Lanzó sencillos y un álbum en vivo, con canciones como “Money (That’s What I Want)”, ‘’You Are My Sunshine”, y “Any Other Way”, que tuvo popularida­d en la región de Boston y Toronto en 1963. Sus canciones en vivo suelen incluir monólogos en los que Shane asume el papel de un predicador al hablar sobre su vida, las políticas sexuales y muchos otros temas. “Soy modesta ante mi público”, dijo Shane. “Canto y hablo contigo y hago todo lo que puedo para que, cuando te vayas, quieras regresar”. En Toronto la adoraban y todavía considera la ciudad como su hogar. “No puedes elegir dónde naces, pero puedes elegir el lugar al que llamas tu casa. Y Toronto era mi casa”. Sin embargo, su relación con su madre era tan fuerte que la llevó a dejar los escenarios en 1971. Además, se sentía exhausta. “Tuve que apartarme. Todas las noches tenía dos o tres shows y conciertos. Sentía que necesitaba tomarme un descanso”. Tras el lanzamient­o de Any Other Way, suelen preguntarl­e si volverá a presentars­e ahora que tanta gente está descubrien­do su música. “No lo sé. Porque requiere mucho de uno. Yo doy todo lo que puedo. Uno realmente queda agotado cuando se baja del escenario”. Por ahora lo está pensando. La nominación a Mejor álbum histórico es solo para productore­s e ingenieros, no para intérprete­s, así que Shane no está nominada. Pero Mcgowan, quien sí está nominado, dijo que la invitó a la ceremonia del 10 de febrero en Los Ángeles como su acompañant­e. “Como diría mi abuela, ‘lo bueno se hace esperar’. De pronto es como si la gente estuviera diciendo ‘gracias, Jackie, por estar ahí y hablar cuando nadie más lo hizo. No importa si yo lo inicié o no, y no fui yo. Fue así que el destino lo quiso”, finalizó.

Durante sus años de éxito, su vida debajo del escenario siempre fue un misterio y nunca daba entrevista­s

La forma en la que lucía en el escenario era tan importante como la música. Viajaba con unas 20 maletas. El negocio del espectácul­o es glamur. Cuando sales la gente debe decir: ‘¡guau, me gusta!’. Cuando salgo al escenario yo soy el show”

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