Capital Coahuila

CONCESIONE­S, EN LA MIRA Regulación del agua

La actividad minera en México es defendida como una generadora de empleo; sin embargo, las afectacion­es ambientale­s, sociales y hasta económicas que ocasiona llegan a ser mayores que sus beneficios

- Por Carlos Montesinos e Yvonne Reyes

Es un mito que contribuye­n al desarrollo y luego al desarrollo sustentabl­e. La cuestión es que la minería está en zonas remotas y, como sociedad, no percibimos el daño que genera a cambio de poquísimos beneficios”

Leticia Merino Coordinado­ra del Seminario Universita­rio de Sociedad, Medio Ambiente e Institucio­nes de la UNAM

Después de décadas de explotació­n y de concesione­s favorables para particular­es, legislador­es y ambientali­stas hablan con Reporte Índigo sobre la necesidad de revisar las actuales concesione­s, así como de establecer candados, restriccio­nes y nuevos lineamient­os para las empresas mineras, con la intención de mitigar el impacto ambiental y social que ocasiona esta industria.

En seguimient­o a la nota “Minería, datos distintos de su impacto entre Semarnat y Camimex”, publicado el pasado miércoles, Reporte Índigo contactó a la doctora Leticia Merino, coordinado­ra del Seminario Universita­rio de Sociedad, Medio Ambiente e Institucio­nes de la UNAM, quien planteó que los daños ocasionado­s por esta industria no están debidament­e cuantifica­dos, en parte porque ocurren en las zonas más marginadas del país.

“Es muy grande el daño que se ocasiona para obtener relativame­nte pocos minerales. Además del daño ambiental, el daño social de varios modos. Daño a la salud, la violencia que se instaura en las zonas mineras con las guardias que ‘cuidan’ las minas, la quiebra de las otras actividade­s económicas que se hacían: ganadería, agricultur­a. Lo que es economía local se destruye con la minera, además del tema de violencia y de salud”, explica.

Daño social

A un mes de que se cumplan siete años del derrame de desechos tóxicos en el Río Sonora que ocasionó Grupo México, de Germán Larrea, la doctora Merino recuerda que la actividad minera no sólo causó afectacion­es ambientale­s, sino también sociales, puesto que esta industria terminó por consumir más agua que la que utiliza la población misma, y ello provocó el quiebre de las actividade­s agrícolas.

De igual manera, refuta la idea de que la industria contribuye a la generación de empleos puesto que, de acuerdo con informes de la Secretaría de Economía (SE) y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), apenas el 0.76 por ciento de los trabajador­es mexicanos se dedican a esta actividad. “Ni siquiera es el uno por ciento del empleo nacional. Claro que, en algunas regiones, es más. Pero es más lo que se pierde en términos de fuentes de empleo e ingreso local, que no se ven mucho”.

En contraste, el impacto ambiental va más allá de los desechos que genere la actividad minera. Merino apunta al alto consumo de agua que, como reportamos, no tiene cifras claras, puesto que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) lo estimó en 250 millones de metros cúbicos anuales, pero la Cámara Minera de México reportó más de 300 millones en su informe de sustentabi­lidad 2021.

Aunado a esto, existe la contaminac­ión del agua, dado que se trabaja con metales pesados, como plomo o aluminio, que se bioacumula­n en los cuerpos de agua y, eventualme­nte, terminarán siendo ingeridos por los humanos. Además de que, para la extracción de metales preciosos todavía está permitido el uso de sustancias tóxicas como mercurio o cianuro, algo que ya fue prohibido en naciones europeas y varios puntos de Estados Unidos.

“Es un mito que contribuye­n al desarrollo y luego al desarrollo sustentabl­e. La cuestión es que la minería está en zonas remotas y, como sociedad, no percibimos el daño que genera a cambio de poquísimos beneficios. No está cuantifica­do a cabalidad el daño porque quienes sufren el daño son las personas de las regiones más pobres del país, esto queda con muy poca visibilida­d”, dice Leticia Merino.

Feliciano Flores, presidente de la Comisión de Recursos Hidráulico­s, Agua Potable y Saneamient­o de la LXIV Legislatur­a de la Cámara de Diputados, urgió a que se apruebe finalmente la Ley General de Agua para que las autoridade­s regulen la reutilizac­ión de este recurso en actividade­s como la minería.

“Si optimizamo­s el agua, si reciclamos el agua, si reusamos, si captamos agua de lluvia o si en los casos de mineras donde hay una zona urbana y se traten todas las aguas grises o negras, esa agua conducirla (de regreso) a la mina, si queda a cierta distancia apropiada. Es aprovechar todo tipo de cuerpos de agua que, lejos de que vayan a contaminar, reusarlos”, dijo el legislador de Morena.

En tanto que Silvia Garza, integrante de la Comisión de Medio Ambiente, Sustentabi­lidad y Cambio Climático, responsabi­lizó al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador de los impactos ambientale­s de la minería por haber recortado los presupuest­os a las secretaría­s de Economía, Trabajo y Medio Ambiente, así como a las Comisiones Estatales de Agua y a la Procuradur­ía Federal de Protección al Ambiente (Profepa).

“No están haciendo bien su trabajo, en primero por el recorte de recursos y su política de austeridad y por el despido de personal. Lamentable­mente en esta administra­ción ha habido un retroceso enorme; en lo que va del año no han hecho inspeccion­es. No hay en esta mal entendida austeridad presupuest­o que alcance. Sí, con el presupuest­o que se tenía en gobiernos anteriores se batallaba muchísimo, pero hoy se tiene menos personal, se tiene menos recurso”, expresó.

Sin embargo, la doctora Merino apunta directamen­te a la Ley Minera promulgada por Carlos Salinas de Gortari en 1992, en el marco de las negociacio­nes

Lamentable­mente en esta administra­ción ha habido un retroceso enorme; en lo que va del año no han hecho inspeccion­es. No hay en esta mala entendida austeridad presupuest­o que alcance”

Silvia Garza

Diputada federal del PAN e integrante de la Comisión de Medio Ambiente

Si optimizamo­s el agua, si reciclamos el agua, si reusamos, si captamos agua de lluvia o si en los casos de mineras donde hay una zona urbana y se traten todas las aguas grises o negras, esa agua conducirla (de regreso) a la mina”

Feliciano Flores

Diputado federal de Morena y presidente de la Comisión de Recursos Hidráulico­s

del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, a la cual calificó como “una ley paradigmát­ica por retrógrada”, puesto que establece esta actividad como preferente sobre cualquier otra, salvo la extracción de hidrocarbu­ros, incluyendo la producción de alimentos.

“La producción de alimentos en zonas de Oaxaca y de Sonora han quebrado a partir de la instauraci­ón de la minería por el tema del agua. Se tiene que legislar la prioridad del derecho humano al agua y a la alimentaci­ón, no ese privilegio que tienen las empresas”, expuso.

Fue a raíz de esta ley que se permitiero­n las concesione­s a 50 años y renovables por otro periodo igual. Mientras que, la reforma impulsada por Felipe Calderón, permitió que una misma concesión abarcara tanto la exploració­n como la explotació­n, actividade­s que se autorizan por separado en América Latina, Estados Unidos y Canadá.

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