‘Me han sacado de mi casa’
Los vecinos afectados acusan que el cambio en las rutas aéreas lo realizaron las autoridades sin consultar a la ciudadanía y sin el menor cuidado, pues hoy hay más personas afectadas que antes
En marzo empezó todo este cambio de salud, cuando inició todo el ruido. De hecho fui al Hospital Fray Bernardino, ahí donde estaba viviendo pasaba un avión tras otro y el ruido me alteraba bastante los nervios”
Elisa Barcenas
Ex Residente de la colonia San Antonio Zomeyucan, en el municipio de Naucalpan, Estado de México
El primer día que Marcela Vela escuchó aviones pasar por su casa, en San Ángel Inn, en la Ciudad de México, pensó que era extraño que se hubiese modificado la ruta, pero no fue hasta el día siguiente que se enteró que ya era definitiva y a partir de ahí su vida cambió: pues su salud se ha visto afectada e incluso ha tenido que pedir asilo a amigas por temporadas.
“No he podido dormir, caí en depresión, me quitaron mi tranquilidad, mi paz y mi salud, por lo que he tenido que estar con tratamiento para tranquilizarme y he estado muy activa con los grupos para ampararnos y estoy realmente molesta.
“Si tú vieras que es para un bien común dices: va. Pero no están respetando nada de reglas internacionales, lo hicieron con las patas, no tomaron en cuenta a la población, ahorita están afectado a un mayor número de habitantes que antes. ¿Qué te puedo yo decir? No solo son los aviones que vienen del norte, son los aviones que vienen del sur y son los que despegan desde el Aeropuerto y agarran hasta el poniente”, señala.
Marcela dice que además, el ruido es tan intenso que no puede estar en su casa y ha tenido que pedir asilo a amigas
Por todas partes se escucha ruido, la verdad eso de estar utilizando todo el día audífonos está cañón. Ahora no puedo salir al jardín porque todo el tiempo está ahí el ruido. No podemos dormir en la noche sin tapones”
Minerva López
Residente en Lomas de Tecamachalco, en el municipio de Huixquilucan, Estado de México
Yo en mi casa no puedo estar, te podría decir que a mí me han sacado de mi casa, no tengo dónde vivir como resultado de esto (…) ya no se puede vivir con ese ruido”
Marcela Vela
Residente de San Ángel Inn, en la Ciudad de México
para poder descansar. Incluso, contactó a compañías especializadas en el tema de ruido y prácticamente le dijeron que tenía que volver a construir su casa para evitarlo.
Acciones cotidianas como dormir, leer, escuchar música y salir son impensables ahora para Marcela de 61 años y para su esposo de 67.
“Yo en mi casa no puedo estar, te podría decir que a mí me han sacado de mi casa, no tengo dónde vivir como resultado de esto (…) ya no se puede vivir con ese ruido”.