Capital Coahuila

Grace y Henry

- Raúl Sánchez Carrillo sanchezcar­rillo.tv

Hace menos de cinco días la fuerza de la naturaleza se dejó sentir en dos eventos ciclónicos a miles de kilómetros de distancia.

Acá, llamado Grace, el huracán que alcanzó la categoría 3 de la escala Saffir-simpson, de 5, arrasó con todo a su paso, al entrar por el puerto de Veracruz y como escoba gigante barrio la capital Xalapa, dejando muertos, inundacion­es, destrucció­n, desolación y rabia.

Ni el gobierno estatal ni el federal acudieron con la rapidez requerida al auxilio de la población, no sólo de Veracruz y varios municipios del estado, sino de otros como Hidalgo, Tlaxcala y San Luis Potosí.

Las crecientes de los ríos de esos lugares se desbordaro­n haciendo caudales de destrucció­n y de arrastrar vehículos, caseríos de frágiles materiales y bueno, hasta ataúdes vacíos que fueron arrancados de una funeraria cuya cortina metálica fue arrancada por el agua, como si se tratara de un pliego de cartoncill­o.

Flotando los ataúdes, se fueron deslizando sin rumbo, de acuerdo al caudal que corría por ese lugar ante el asombro de quienes filmaron las escenas del hecho.

Y allá en Nueva York, en la llamada gran manzana, la estatua de la Libertad fue testigo de la furia del huracán Henry, que impacto la costa de la ciudad de acero. Con olas de más de cinco metros de altura y con vientos hasta de 160 kilómetros por hora, alcanzó con su fuerza hasta los litorales de Tennessee dejando decenas de muertos.

La diferencia entre Grace y Henry no fueron los vientos o lo que destruyero­n. Fue la respuesta de los respectivo­s gobiernos que mostraron una realidad indiscutib­le. El presidente Joe Biden salió la tarde del domingo a dar condolenci­as y a señalar que la ayuda, que ya llegaba a la zona afectada por Henry, se aumentaría, dando asistencia de médicos, albergues, alimentos, ropa y equipos de reconstruc­ción principalm­ente de caminos, puentes y desde luego casas habitación.

Acá, el presidente mandó en un twit sus condolenci­as y recomendac­iones para que quienes estaban en zonas bajas se subieran con amigos o familiares sin siquiera saber que terrenos eran los amenazados y finalmente dañados.

El gobernador Cuitláhuac García, de Veracruz, salió a declarar en tono que parecía imitación del acento macuspano, que había daños y algunos muertos. Ayer, en la mañanera del Palacio Nacional, entre los temas a tratar se informó que hoy, martes, López Obrador estará en Veracruz para atender la emergencia.

Sin embargo, después de desaparece­r el Fondo Nacional para Desastres Naturales (Fonden) el gobierno está pidiendo ayuda a la población, apelando a la solidarida­d. En la CDMX, a través del secretario general del Gobierno de Claudia Sheinbaum, anunció que en las 16 alcaldías se instalaron centros de acopio para recibir ayuda: comida en latas, pañales, ropa, medicinas, zapatos, alimentos no perecedero­s, aceite comestible y la tradiciona­l y larga lista de lo que hace falta. ¿Y el Fonden?, se preguntan millones de mexicanos.

¿Donde están los mil 300 millones de pesos del Fondo Nacional para Desastres Naturales?, ¿a qué se destinaron?

Y mientras, han transcurri­do cinco días de los daños de Grace en territorio nacional, en Nueva York la reconstruc­ción avanza, los damnificad­os no padecen por nada y la página de la fuerza de la naturaleza se va dando la vuelta.

Aquí, conoceremo­s hasta mañana con qué sale el gobierno.

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