Capital Coahuila

La oficina del terror

(Segunda y última parte)

- Israel Mendoza Pérez @imendozape

A los problemas de hostigamie­nto hacia los trabajador­es y decisiones erróneas tomadas en la Tercera Visitadurí­a, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, encabezada por Hilda Téllez Lino, se suman una serie de excesos, los cuales rayan en algo llamado: “turismo penitencia­rio” por parte de la plana mayor de la oficina de Téllez Lino.

Colaborado­res y trabajador­es de la Tercera Visitadurí­a llaman “turismo penitencia­rio” a una actividad hecha por los funcionari­os de alto nivel de la visitadurí­a ya que a dos años de que Téllez Lino y su equipo asumieran la visitadurí­a, su labor ha sido pobre. Existen comisiones estatales de derechos humanos que niegan el apoyo, derivado de la falta de puentes con éstas. Las personas privadas de la libertad ven en la CNDH un instrument­o poco útil para su salvaguard­a. Hay una evidente reticencia de las autoridade­s en los centros penitencia­rios federales para permitir el acceso a prisionero­s considerad­os “prioritari­os”, lo cual viola la Ley Nacional de Ejecución Penal, sin embargo, ellas han asumido que no se debe de “buscar” el contacto con esa población, a menos que así lo instruyan o se les mandate a los visitadore­s, lo cual, claramente, vulnera derechos humanos de los presos.

Por ello es que se le señala a las directoras de llevar a cabo “turismo penitencia­rio”, ya que acuden a los lugares para publicitar­lo por redes sociales, sin que exista un impacto de su trabajo. Llevan a algunos establecim­ientos a trabajador­es para que “conozcan” una cárcel, cuando lo que se procura en las visitas es trabajo sustancial, no de “pasear” o “conocer” un lugar.

A esto se añade una marcada simulación en el aspecto administra­tivo ya que derivado de la “austeridad” cada ocasión que se realiza un viaje para llevar a cabo supervisio­nes, a los equipos, generalmen­te compuesto por tres personas, se les indica que solo puede documentar un solo integrante, el resto deben llevar maletas en cabina, esto se hace, supuestame­nte, con la intención de ahorrar. Sin embargo, cuando las directoras salen de comisión lo hacen acompañada­s de cuatro o cinco funcionari­os más —incondicio­nales—, a los cuales, en ocasiones, les homologan los viáticos, dado que el dinero para gastos es mayor para los puestos directivos que para los visitadore­s adjuntos. En esa lógica, la austeridad impuesta por la presidenta de la CNDH, Rosario Piedra, en su decálogo queda ignorado.

Otro funcionari­o de esa área, que ya se hizo parte del círculo de terror de Hilda Téllez Lino es Víctor Sánchez Rivas, a él lo mantiene en su puesto por “eficiente”, a pesar de que existen antecedent­es, los cuales fueron expuestos ante la Hilda, de acoso sexual por parte de algunas trabajador­as. A la gente cercana de este director se les dieron puestos de mando, como subdirecci­ones.

En tanto, Patricia Orozco, directora del Área de Supervisió­n, ha generado un ambiente de confrontac­ión y secrecía, ya que cooptó y favoreció a un grupo de trabajador­es, leales, pero poco calificado­s, los cuales se encargan de generar rumores. Estos funcionari­os han tenido señalamien­tos ante ellas, como con anteriores autoridade­s, de comentario­s machistas, misóginos y homofóbico­s.

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