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Los ‘peros’ laamnistía de

El decreto de Amnistía anunciado por el presidente Andrés Manuel López Obrador abre la oportunida­d a personas privadas de su libertad para que puedan salir de prisión, pero los resultados obtenidos con la Ley aprobada en 2020 indican que el objetivo puede

- @lau_daconte

Por Laura

Isla s

Amenos de dos semanas de la fecha que anunció el presidente Andrés Manuel López Obrador para dar amnistía a cientos de personas privadas de su libertad en cárceles federales, las expectativ­as podrían ser difíciles de cumplir.

El pasado 29 de julio, el mandatario anunció que firmaría un decreto para dar libertad anticipada a presos torturados; a personas recluidas por más de 10 años sin sentencia; a adultos mayores de 75 años; y de 65 con enfermedad­es crónicas.

Éste sería elaborado por la Secretaría de Gobernació­n la semana siguiente y los resultados se verían en poco tiempo. “El plazo de liberación no va a ser mayor al 15 de septiembre”, aseguró en su conferenci­a mañanera.

“Es importante que se tome en cuenta que hay muchos detenidos, reclusos, internos que no tienen sentencia y que no solo es fuero federal, también es fuero común y es la mayoría”, agregó.

Sin embargo, a menos de 15 días de que se cumpla el plazo establecid­o, organizaci­ones como Asilegal señalan que este decreto genera una expectativ­a difícil de cumplir.

Por ejemplo, quienes están en prisión preventiva por más de 10 años son personas acusadas por delitos graves, por lo que no son candidatas adecuadas para obtener este beneficio.

“La gente que está en un uso y abuso de la prisión preventiva durante muchos años no necesariam­ente es porque esté por un delito menor, sino porque está por un delito grave que no se le ha podido comprobar y que por lo tanto el proceso está tan retardado”, explica José Luis Gutiérrez Román, director general de Asilegal.

Además, explica que también hay personas que también esperan hasta tres o cuatro años para que se les aplique el Protocolo de Estambul, el cual es el primer conjunto de normas internacio­nales para documentar la tortura y sus consecuenc­ias.

“Me parece que es una muy buena medida, pero que también hay que tener mucho cuidado porque lo que está generando en muchas de las ocasiones es un descontent­o de la propia población, de la propia sociedad, que con estas cosas desconfían más del sistema de justicia porque no se cumple lo que se establece”, agrega.

Según las cifras del Órgano Administra­tivo Desconcent­rado de

Prevención y Readaptaci­ón Social (OADPRS), en México había 220 mil 393 personas privadas de su libertad hasta junio de 2021, de las que 28 mil 370 eran del fuero federal y de ese grupo, 12 mil 562 no tenía sentencia.

Ley de amnistía, el antecedent­e

El decreto anunciado en julio pasado por el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene un antecedent­e: la Ley de Amnistía aprobada el 23 de abril de 2020.

Esta norma fue impulsada en el marco de la pandemia de COVID-19 también por el mandatario federal para liberar a personas que cometieron delitos no graves y evitar los contagios al interior de los centros penitencia­rios.

De acuerdo con la Ley, ésta aplicará a personas que hayan cometido delitos como robo simple y sin violencia; que pertenezca­n a pueblos y comunidade­s indígenas y no hayan tenido interprete­s o defensores en su lengua; o mujeres por delitos de aborto o contra la salud.

Un informe del Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República, indica que hasta el 22 de enero había mil 115 casos para dictaminar, de los que 942 eran hombres y 173 eran mujeres. Del

¿Qué es lo que se tendría que hacer una vez que están en prisión y que es donde la cosa está tremenda con el tema de sus condicione­s? Generar políticas públicas que contribuya­n al derecho a la reinserció­n social”

José Luis Gutiérrez Román Director general de Asilegal

total, 67 eran indígenas: 50 hombres y 11 mujeres.

Sin embargo, hasta el 22 de abril pasado, la Secretaría de Gobernació­n sólo había confirmado la liberación de cinco personas por procedenci­a de Amnistía, establece el documento dado a conocer en julio pasado.

Sobre por qué no se ha logrado la liberación de más presos, José Luis Gutiérrez Román menciona que una de las causas es que a las personas u organizaci­ones que presentan los casos se les pide toda la informació­n socioeconó­mica de las poblacione­s y muchas veces eso es muy complicado.

“Lo que no ha quedado claro es que esta Ley se aplica a mujeres y a personas que tienen contextos bastantes graves de abandono de vulnerabil­idad, por lo tanto ni siquiera tienen una red de apoyo que les pueda ayudar para conseguir una acta de nacimiento o para conseguir un estudio socioeconó­mico.

“Han tardado tanto también en el contexto de aplicar la Ley de Amnistía, que muchas personas ya hasta obtuvieron su libertad porque estaban a punto de obtener un beneficio preliberac­ional”, agrega.

Sobre ambas propuestas, José Luis Gutiérrez dice que no necesariam­ente están enfocadas a despresuri­zar el sistema penitencia­rio, aunque éste sería un efecto.

“De facto eso lograrían, pero están impulsados a reconocer las vulnerabil­idades y los contextos que viven ciertas personas al interior de los centros penitencia­rios”, explica.

Una medida que podría contribuir a la despresuri­zación del sistema penitencia­rio es hacer uso efectivo de la Ley Nacional de Ejecución Penal y aplicar los beneficios que ésta establece como libertad anticipada, libertad condiciona­da y otras modalidade­s que se pueden dar por conducto de la libertad por política penitencia­ria, menciona el director de Asilegal.

Este problema de la sobrepobla­ción en los penales no es provocado por el propio sistema penitencia­rio, sino por el Poder Judicial porque los jueces alientan el tema de la prisión preventiva y no dan una alternativ­a a ésta.

El decreto anunciado en julio pasado por el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene un antecedent­e: la Ley de Amnistía aprobada el 23 de abril de 2020

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