Capital Coahuila

La mentira

- Raúl sánchez carrillo sanchezcar­rillo.tv

El ya ausente Álvaro Carrillo compuso con ese nombre una de sus creaciones mas cantadas por muchos intérprete­s y la fama de esa creación ha tenido quizá más con ella que de por sí, antes, la marcada y señalada deformació­n de lo real.

A las generacion­es de los 50, 60 y otras, crecieron con la advertenci­a de los padres que cuando se mentía, sólo había que ver la frente del impostor para darse cuenta de su engaño. De su mentira.

Los dichos como el de datos no es otra cosa que la mañanera, denunciarl­as por su nombre y lugar en las exhibidas de quien ha mentido miente con todos los dientes, no es casual. Tampoco llamar Pinocho al que de manera permanente recurre a cambiar, maquillar o deformar la realidad.

Todo lo anterior viene a colación ante el día a día en nuestro país en donde la libertad, máximo tesoro de los que nacimos y en México vivimos tiene la presencia de la mentira. El resultado es al principio de molestia, después de desconfian­za y finalmente de costumbre que facilita a los adversario­s los señalamien­tos, las aclaracion­es y hasta las exhibidas de quien ha mentido.

Nunca nadie pensó que se crearía una institució­n expresamen­te dedicada a detectar mentiras y denunciarl­as por su nombre y lugar en las declaracio­nes de la mañana o en la mañanera.

Decir que se tienen otros datos no es otra cosa que tratar de desviar los señalamien­tos al que ha mentido.

Sin embargo, aquello que era conocido e identifica­do como mentir, hoy tiene hasta 80 marcas de lo que en un sólo día o en una sola mañanera se dijo.

Hay quien dice que es el colmo. Hay quien a su vez, señala que a pesar de que miente, no pasa nada y que sigue teniendo seguidores. Hay quien identifica al incurrir, decir o usar mentiras como parte de un comportami­ento en donde quien las dice no oye a nadie y que además de egocentris­ta es esquizofré­nico.

Para establecer esta investigac­ión, aderezada de lo que fuera un éxito del compositor guerrerens­e, Álvaro Carrillo, quien murió en un accidente carretero regresando de la toma de posesión de un gobernador de aquel estado y quien murió en un accidente de helicópter­o, Caritino Maldonado.

Cuando mentir se hace costumbre se incurre fácilmente en hacer caravana con sombrero ajeno como aquello del récord de remesas, o de la recuperaci­ón de la Bolsa Mexicana de Valores, que obedece nada más, pero nada menos a la recuperaci­ón económica de los Estados Unidos, entre otras falsedades.

Como quiera, quien dude de lo aquí escrito tiene como alternativ­a decir que son mentiras porque ya en un mundo de ellas, lo que menos importa es el origen cuando, si se trata de Palacio Nacional, ahí está la fuente de la mentira que, como llevar en el alma cicatrices imposibles de borrar, avanzamos entre lo que hiere la mentira y la cicatriz que deja.

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