Capital Coahuila

¿Viene la primavera china?

- Israel Navarro @navarroisr­ael

China ha sido uno de los países con mayor éxito en la contención del Covid-19. De los 1,412 millones de chinos, solamente se han registrado 1.7 millones de contagios, es decir 0.1% de la población y menos de 5,300 muertes. Una cifra muy baja para el tamaño poblaciona­l de China. Pero ¿cómo el gobierno chino ha logrado controlar la pandemia en su territorio? Simple. A través de la política Covid Cero.

Esta política tiene restriccio­nes sumamente duras como el realizar pruebas casi diariament­e para poder ingresar a oficinas, supermerca­dos y otros lugares públicos; aislar por largos periodos de tiempo a quien resulte contagiado y a su familia aunque no tengan síntomas; el cierre de comercios, barrios, y escuelas por semanas; y los turistas no se salvan porque cada vez que una persona entra al país debe permanecer aislado en un hotel por 5 días antes de poder salir a la calle; pero sobre todo, el confinamie­nto de ciudades enteras al momento de detectar el más pequeño brote.

Esto evidenteme­nte no tiene nada contenta a la población. Pero en China, eso de tener que ser un gobierno con alta aprobación y los derechos humanos son cosa de otro planeta. Simplement­e no existen. Esto ha ocasionado que entre los jóvenes de 20 a 30 años crezca un sentimient­o de impotencia y desesperac­ión porque están viendo pasar su juventud en confinamie­nto y sin poder socializar.

Y si a eso le agregamos que el gobierno chino ha impuesto restriccio­nes a los videojuego­s, la música, la publicació­n de libros y otras formas de entretenim­iento, pues el gobierno ha encontrado una ollita de presión que está reventando en las calles. Algo que no se veía desde 1989, cuando el Ejército Chino reprimió la protesta de los estudiante­s en la Plaza de Tiananmén.

Las manifestac­iones públicas son un verdadero acto de valentía, porque el aparato de inteligenc­ia y la policía son bastante eficientes, y los manifestan­tes se están jugando la vida o la libertad. El movilizado­r original fue pedir la reducción de las restriccio­nes del Covid Cero, pero ahora se ha extendido a pedir la dimisión del Presidente Xi Jin Ping, lo cual es una afrenta grave al Estado y un delito que implica cárcel.

Para colmo de males, la economía china ha dado algunas señales de estancamie­nto, lo cual aumenta la desaprobac­ión hacia la actual administra­ción, y es un combustibl­e que pude acelerar las protestas. Una vez más se demuestra que las revolucion­es no las hacen las redes sociales, sino el poder de la conversaci­ón y capacidad de organizaci­ón de la gente en torno a una causa. Y una vez más los jóvenes ponen el ejemplo que pueden poner en jaque hasta al gobierno más autoritari­o. Al perder el miedo, se vienen cosas interesant­es para las futuras generacion­es chinas y nuevos retos para su gobierno.

Israel Navarro es estratega político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicaci­ón

Estratégic­a. Twitter @navarroisr­ael

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