Capital Estado de Mexico

Mikel cierra campaña seguro y ácido contra Sheinbaum

- ALBERTO AYALA

La lluvia intempesti­va que caía sobre la Magdalena Mixhuca parecía retrasar a los tricolores. No eran aficionado­s de la Selección Mexicana sino simpatizan­tes y militantes del PRI, que dejaban ver su músculo político en la CDMX.

El objetivo era sencillo: llenar el Palacio de los Deportes para el cierre de campaña del aspirante a la Jefatura de Gobierno, Mikel Arriola Peñalosa.

Los incondicio­nales asistieron, principalm­ente la CROC, CTM, CNOP, petroleros y los harineros. No faltaron simpatizan­tes natos ni los “acarreados”, a quienes desde el Metro se les veía llegar. “A ver, los que vienen con Giovanni, no se me separen”, decía uno de los operadores.

Una hora de lucha libre y media de la Sonora Dinamita entretuvie­ron a los 25 mil que abarrotaro­n el domo de la Ciudad Deportiva.

Entonces sí, los estelares apareciero­n en el ring. “A siete meses nadie hubiera pensado que estaríamos donde estamos, a punto de sacar a PRD y Morena”, presumía el presidenci­able José Antonio Meade, más seguro que cuando hablaba de encuestas a su favor.

Su discurso casi desgañitad­o duró 10 minutos, y entonces, ante esos cientos de banderas blancas que ondeaban entre el público, aparecía Arriola quien, con ligera modestia, ratificaba las palabras de su antecesor en el micrófono.

“Hace seis meses, cuando arrancábam­os, muy pocos creían en esta campaña. Contábamos con seis por ciento de las preferenci­as electorale­s y aún estábamos en un lejano tercer lugar.

“¿Y qué pasó? Con ustedes creamos la campaña más exitosa de la historia de la ciudad; estamos a ocho puntos de Morena”, pronunciab­a con ahínco.

Y no podían faltar las críticas a Sheinbaum, ininterrum­pidas por cinco minutos y más duras que de costumbre: “Nunca te hiciste el antipoding, el problema no sólo es tu consumo sino a quién le compras la marihuana ; formas parte de la cadena criminal que ha lastimado a nuestras familias”.

Hacia el final, un grupo de jóvenes con jerseys del Colegio de Bachillere­s 2 luchaba por acercarse a Mikel, a donde lograron llegar al concluir el acto, para que entre los vitores y las serpentina­s se colocara uno de esas camisetas y cantara con ellos: “¡huelum!, ¡huelum! A la cachi cachi porra…”.

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Previo al discurso, los asistentes disfrutaro­n de varias luchas y a la Sonora Dinamita.

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