En Memoria de Marie Jo
Marie Jo: La terrenal, la de la belleza impresionante, la que supo bajar de su nube a Octavio Paz ha dejado este mundo, quizá para encontrarse con él o para disfrutar de la existencia, en otro terreno y recobrar, por fin el deporte que siempre quiso, ser tenista, mismo que ejerció antes de conocer al poeta y de ser la inspiradora de la poesía trascendental, ¿y por qué no?, de darle la trascendencia que siempre buscó este escritor.
La de la sonrisa encantadora, dejó de dibujarla el día de ayer, una sonrisa parecida de algún modo con la de Sophia Loren, la actriz italiana, quizá por las dimensiones de su boca y la dentadura perfecta que ambas poseen y que se convirtió en el caso de Marie Jo una especie de llave para abrir las puertas de los sitios más secretos de la vida.
La tercera mujer que tuvo Octavio, la primera esposa, su amor loco-juvenil, fue la etérea Elena Garro, la que siempre vivió entre las nubes, la que nunca se adaptó a lo que tenía a su alrededor, es por eso que creó su propio mundo al escribir dos ejemplos de lo lejano a la realidad: La culpa es de los Tlaxcaltecas, relato vigoroso; y la cumbre de la novelística mexicana: Los recuerdos del porvenir, que no le pide nada a Pedro Páramo ni a Cien años de soledad.
La segunda mujer Bona Tibertelli de Pisis, la pintora que trajo de cabeza a muchos autores surrealistas a finales de 1948, que sirvió de base para que Paz pudiera engendrar: La llama doble, en
1963, donde maneja a la perfección el descubrimiento del amor y de las acciones que trae consigo.
Marie-José Tramini, la de las piernas largas, la de la figura grácil y la de la sonrisa y cabellera esplendorosa, fue la que convirtió a este escritor en un autor terrenal y que lograra pasar de la contemplación de la belleza a hundirse en ella, para descubrir que es humano y que las mujeres anteriores, sólo fueron sueños y por lo mismo, pasajeros y casi no recordables.
Descanse en paz la que conoció a fondo a Octavio Paz y lo consolidó como un gran poeta, quien con el paso del tiempo consolidó su quehacer como tal. ¡Salud Marie-Jo donde quiera que estés!