DESTELLOS DE UNA PASIÓN
Nos adentramos al lujoso mundo entre joyas de la bailarina Zizi Jeanmaire.
Nació en París en una familia de empresarios de diamantes, y ese detalle marcó su vida. Como bailarina brilló durante más de tres décadas y a la par formó una valiosa colección de joyas. Hace unos años, parte de esta se subastó en Sotheby’s por decisión de su dueña.
Zizi Jeanmaire se inició como bailarina en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial y prolongó su carrera hasta los años 80. En París, su ciudad natal, era la mayor estrella de la danza, capaz de interpretar ballets clásicos con total perfección y lanzarse también a obras del burlesque (o music hall), más sensuales y dinámicas, que interpretaba en teatros de revistas y clubes nocturnos. La cultura francesa, con su característico eclecticismo, se lo permitía y la celebraba.
Incursionó además en la música, el cine y el teatro, siempre con absoluta elegancia y estética en sus fabulosas piernas que tanto celebraron los diseñadores y dibujantes de la época. Otra característica icónica fue su pelo corto, decisión de su marido, el también famosísimo bailarín y coreógrafo Roland Petit que, además, creó para Zizi obras que la hicieron la estrella de los escenarios. Ese corte de pelo con un estilo garçon, fue un extraño acierto que a Petit se le ocurrió para el debut de la bailarina en el ballet Carmen — de ambiente flamenco— que los llevó a ambos a la cima del éxito en 1949. Zizi nunca cambió de peinado.
En 1970, cuando llevaban 26 años casados, compraron el Casino de París, donde la bailarina siguió con la interpretación de numerosos espectáculos creados por su marido para ella, como Zizi, je t’aime.
FAMILIA DE MUJERES ELEGANTES
Roland Petit y Zizi formaron una pareja célebre en París, y frecuentaban todos los ambientes sofisticados. Fueron amigos de Yves Saint Laurent, quien durante 40 años vistió a su amiga en lo cotidiano, y a la que también le creó distintos trajes de escena; aunque la palabra traje no se corresponde con los mínimos atuendos de plumas, gasas y pedrerías que solo una mujer tan delgada y movediza como ella podía lucir. “A Zizi le basta entrar al escenario para que todo se llene de vida, fuego y llamas”, decía el emblemático diseñador.
La pasión por la danza equivalía, en la vida diaria, a su amor por las joyas. Vistosas, muy teatrales, su colección incluía anillos, prendedores, relojes, brazaletes... todos de diferentes épocas y estilos que ella mezclaba con gusto y un absoluto dominio también de la escena social. Acostumbrada a las ovaciones en el escenario, cada una de sus apariciones en fiestas privadas o públicas, eventos culturales y galas eran una nueva ocasión para ser admirada y encantar al público. En esa tarea los accesorios fueron sus grandes aliados.
“En nuestra familia, las joyas tienen una gran importancia porque el abuelo de mi madre era diamantero”,
declaró Valentine Petit, la hija de Zizi y Roland Petit. “Ese abuelo le traspasó el gusto por los diamantes y otras piedras preciosas. Mi padre lo sabía y le regalaba siempre joyas maravillosas. Mi madre nunca fue una fanática de los diamantes, pero los usaba con mucha facilidad. En el día a día, escogía las joyas sin acumularlas. Un broche de los años 40 prendido en la solapa de un esmoquin Saint Laurent o Nouveau, un prendedor de oro con marfil que recrea una rosa y un brazalete art déco con un vestido negro le bastaban para verse radiante. ¡Siempre me decía que una mujer no puede parecer un árbol de Navidad! Le gustaba mucho usar un reloj Cartier que fue de mi abuela, Rose Repetto. Para el escenario tenía joyas de fantasía creadas especialmente para ella”, añade Valentine.
Rose Repetto era la madre de Roland Petit. Nació en Italia, pero se desarrolló como diseñadora y empresaria en Francia. Buena costurera creó un modelo especial de zapatilla a petición de su hijo a quien le sangraban los pies por el esfuerzo de la danza. Posteriormente, su marca Repetto se hizo la favorita de bailarines famosos como Rudolf Nureyev y Carolyn Carlson, por mencionar algunos.
SEGUNDA VIDA A LAS JOYAS
En octubre de 2018, 25 piezas de la colección de Zizi Jeanmaire fueron subastadas en Sotheby’s París, por decisión de su dueña quien actualmente tiene 96 años. Entre las más destacadas figuran un espectacular brazalete de oro, perlas y diamantes – de diseño art nouveau–, un prendedor de oro con marfil que recrea una rosa, y un impresionante parure (conjunto) de collar y aretes realizados en oro con diamantes y rubíes. También es notable un clutch metálico plateado con broche de oro y zafiros. En la línea de los diseños art déco destaca un vistoso prendedor en cristal de roca y diamantes diseñado en los años 20.
Zizi, habitualmente, usaba preciosos anillos que hacía rodar en sus delgados dedos mientras pensaba o conversaba. Y tenía muchos para lucir. Entre ellos, un extraordinario solitario de diamantes de nueve kilates con talla marquesa y un anillo de diseño toi et moi en tonos opuestos: una mitad en diamantes blancos y la otra en zafiros azules, que se presume fue realizado por el legendario joyero René Boivin en 1890.
“Esta venta ofrecerá, sin duda, una segunda vida a las preciadas joyas de mi madre. Espero que permita a muchas mujeres visualizar lo que una elegante parisina podía usar. Pero también adquirir una parte soñada de la vida de una artista como Zizi Jeanmaire”, señaló sincera Valentine Petit.