De armas tomar
Son las 11 de la mañana y es hora del brunch. Desde un roof top en Nueva York, acompañados de los rascacielos en el horizonte, pedimos un coctel: el elegantísimo French 75.
La Gran Guerra estaba en pleno, el mundo vivía un ambiente solemne y austero. Pero en la barra del famoso Harry’s New York Bar, en la ciudad de París, se creaba un icono de la coctelería: French 75. Su nombre responde al momento bélico de la época, bautizado por un cañón de 75 milímetros que fue usado por el Ejército francés.
Es difícil encontrar el origen de un coctel, pues es habitual que varias personas lo hagan, sin saberlo, al mismo tiempo. “Antes de conocer su historia pensaba que su nombre venía del código postal de París, que también es el número 75”, nos cuenta Segolene de Casanove, nacida en la capital francesa y embajadora de champaña Mumm & Perrier
Jouët. “Pero, en realidad, como la bebida es fuerte está bautizada por un arma de la Primera Guerra Mundial. Lo interesante es que fue escrita en una guía durante los años 20, la primera publicación que encontramos del French 75 es de 1927 y fue reproducido en The Savoy Cocktail Book durante 1930, eso lo hizo un clásico”, nos menciona. “La cultura de la coctelería viene de América. El Harry´s New York Bar, fue de los primeros en elaborarlos en la ciudad”.
El auge de la coctelería comenzaría hasta los años 30. En Italia bebían sus famosos aperitivos: campari y aperol, y los ingleses, sobre todo los marineros, se obsesionaban con el gin tonic, nos aclara Sego, quien ha vivido en Londres, Montreal y Singapur hasta llegar a México. “Con la champaña el apogeo arribó más tarde porque normalmente se toma sola. De la misma manera que los mejores whiskies no se mezclan, podrías agregar un toque de champaña al final a cualquier coctel y le da prestigio. Ahora que está tan de moda el negroni, añado prosecco y quien lo prueba le encanta, porque es un poquito menos fuerte y sabe increíble, además es más fresco”, comparte la experta.
“El French 75 es un gran coctel. Servido en una flauta de champaña es la presentación clásica, o bien, puedes usar las copas tulipas que liberan mejor las burbujas”, recomienda la parisina. “Es ideal para tomarlo a la hora del brunch; en Nueva York hay muchos lugares en donde puedes encontrarlo, pues está en tendencia. Yo prefiero beberlo por la tarde cuando quiero algo fresco, ligero y delicioso. El maridaje es perfecto con carne blanca, pescado o mariscos”, nos sugiere Segolene.