Elena reygadas
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A más de una persona puede resultarle extraño que una cocinera vea como una de sus principales influencias a un médico. Sin embargo, las ideas de Dieter le Noir han funcionado como sustrato de mi conocimiento sobre lo que significa la comida.
Conocí a Dieter antes de dedicarme de lleno a la cocina. Tenía 20 años y, aunque estudiaba Letras Inglesas, me apasionaba todo lo que tuviera que ver con la alimentación sana. Me cautivó su entendimiento de la medicina y del bienestar. Me enseñó que al tratar cualquier padecimiento se tenía que hacer no solo con los síntomas más evidentes, sino sus causas más profundas. Y esas razones recónditas tenían que ver con la alimentación.
Las convicciones de Dieter han permeado mi idea de la cocina. Debemos tener en cuenta cómo nos hace sentir, cómo actúa sobre nuestro cuerpo. Estoy convencida de que existe un vínculo íntimo entre lo que comemos y nuestra salud física y mental. Un platillo que te produce placer al ingerirlo, pero que después te hace sentir mal, para mí no vale la pena. Por otro lado, Dieter me ha enseñado cómo la salud de la tierra y la del ser humano están vinculadas. Los alimentos más nutritivos y los que mejor sabor tienen son los que no lastiman el medioambiente. Esto también es fundamental para mí.
Busco utilizar ingredientes provenientes de pequeños productores, que respeten la naturaleza. La enorme influencia que ha tenido Dieter sobre mi cocina ha terminado por convencerme de que la inspiración a menudo viene de personas y lugares inesperados. Por eso, hay que mantenernos alertas y abiertos. Debemos aprender a escuchar.