Marcos Cojab.
Convierte los objetos de la vida cotidiana en increíbles esculturas con terminados suntuosos que las hacen piezas únicas y de alto valor expuestas alrededor del mundo.
Desde pequeño tuvo la influencia de su abuela materna, quien realiza esculturas en plata, y de su madre, una reconocida pintora que apoyó los proyectos de Marcos desde el día uno. Con una licenciatura en Arquitectura por la Universidad Anáhuac, Marcos Cojab decide terminar los últimos dos semestres de su carrera en París, Francia. El artista viajó con dos equipajes, en el primero llevaba sus artículos personales, y el segundo era una caja con su primera creación, una calavera, “Silver Skull”, que pensó iba a ser el centro de la decoración de su departamento.
Uno de los sitios que visitaba con frecuencia era el Museo de la Orangerie, en el Jardín de las Tullerías, pues el arte de Monet es algo que le apasiona, “es un lugar en el que se disfruta caminar, comer, beber y conocer gente interesante que influye en mi obra”.
Al poco tiempo, entabló una importante amistad con el famoso galerista Mark Hachem, “él se interesó en una pieza y me pidió que la enviara a su galería, al poco tiempo se vendió”, menciona – orgullosamente– Marcos.
Fueron varias las obras que, por medio del estudio de su abuela materna, Cojab posicionó en Francia.
Su primera exposición solo fue en el hotel Live Aqua de la Ciudad de México con un sold out completo el primer día. Fueron tres modelos de escultura: las calaveras o “Skulls”, el bulldog o “Bad Boy” y “Rubber Duchy”, que es el pato de hule con un elaborado collar de perro; las piezas están creadas en diferentes materiales – oro, plata, cobre y arte huichol– y algunas son intervenidas por diferentes artistas mexicanos.
A su corta edad, ha expuesto en Art Basel Miami por cinco años consecutivos, Art Basel Hong Kong, París, Nueva York y el Museo Soumaya en Ciudad de México, entre otros recintos.
Marcos Cojab hace alusión al sentido del humor de los mexicanos, “un poco burlón, irónico y con tipo sátira” en la que plasma, por medio de sus calaveras, el sentimiento amable de la muerte como el siguiente paso de la vida, más allá que una postura trágica ante ella; es una manera de unificar al ser humano, pues “no importa el género o la raza, todos sin excepción tenemos el mismo cráneo”, afirma Marcos.
La base de las esculturas de Cojab es fibra de vidrio y resina que se bañan con oro de 24 kilates, plata esterlina, bronce, cobres verde y negro y pátinas; les imprime color con técnicas huicholes. Cada obra lleva el trabajo de más de un año, desde su nacimiento en bocetos que se dibujan en papel o servilletas, pasando por el modelado a mano para después vaciarse en los moldes y finalizar con los materiales que cada una requiere.
Hoy día, Marcos Cojab cuenta con 15 modelos diferentes y contribuye en piezas únicas que elabora para coleccionistas, una de las que más le gustaron fue una rata, que diseñó para un amigo conmemorando el Año Nuevo Chino, la cual detiene una ratonera y en lugar de un pedazo de queso, se encuentra sosteniendo al mundo.
Cojab sueña con poner el nombre de México en alto al transmitir su mensaje y obras por todo el orbe, actualmente trabaja en Careyes, Jalisco, en obras de gran formato de 3.50 metros.