Vivió para contarlo
Una experiencia de vida lo marcó para siempre. Lo que parecía el final, se convirtió en el inicio de algo grande. Hoy usa su tiempo para motivar e impulsar a la juventud en todo el continente.
A los 25 de años de edad, Daniel sufrió un accidente sobre el bulevar Ramón G. Bonfil, en Pachuca. “La camioneta quedó deshecha. No me dolía el cuerpo, a pesar de que me rompí el pie en seis partes, la cadera en dos y la columna en cuatro. Tuve un paro multiorgánico; a pesar de eso no me sentía tan mal, no sentía que la vida se me estaba yendo. “Solo me sentía sofocado, cansado, me faltaba un poco el aire, pero nada más; era tanta la adrenalina que el dolor desapareció. La primera cosa que pensé cuando desperté fue: Estoy bien. Traté de canalizar mis emociones para salir victorioso de la situación”, cuenta. En ese accidente, Daniel quedó inválido. Cuando recobró el conocimiento, se dio cuenta de que no sentía las piernas. “No entré en pánico, si hacía un mal movimiento el daño podría ser para siempre”, agrega. “No te queda de otra, tienes que luchar y luchar, porque te vas a quedar en la lona; el motor más grande que puedes tener es la familia. Mi accidente no cambió mi vida, sino me la reafirmó, me reafirmó a qué venía, a mi familia, con quién contaba”, dice.
“¿QUÉ ES LO QUE TE MOTIVA HOY PARA DESPERTARTE, PARA PODER CAMINAR? ¿QUÉ ES LO QUE TE ESTÁ MOVIENDO HOY?”
Como egresado de Innovación y Creación de Negocios del Tecnológico
de Monterrey, lleva once años dedicado al desarrollo intelectual y a la búsqueda de talento. “Ayudo a los emprendedores a que tengan un emprendimiento sano y exitoso, porque el emprendimiento no es lo mismo que crear una empresa”, explicó.
“TIENES MUCHAS COSAS POR LAS QUE SIGUE VALIENDO LA PENA SEGUIR LUCHANDO EN TU VIDA; TIENES QUE VOLTEAR Y SABER QUIÉN ES TU FAMILIA, CON QUIÉN CUENTAS”.