CARLOS CORRO

Estrena su primer álbum de estudio.

Inconfundible, llegó al estudio con un blazer rosa muy tenue y unos lentes de sol rectangulares que bien podrían pertenecer a otra época.

Como comunicólogo, Carlos pone en práctica su profesión como encargado del Área de Difusión y Divulgación del Conocimiento del CITNOVA, pero nunca ha dejado de lado su esencia artística, herencia de sus padres. “Como un ser creativo, a veces tienes muchas ideas y no sabes en cuál enfocarte”, confiesa.

Hace algún tiempo, con un grupo de amigos creó la agrupación Glick, grupo coreográfico vocal con el que Charly se conectó al medio. “El grupo se quedó en etapa de máster. Nuestro disco incluía tres temas inéditos que yo había compuesto. Al final, lo que pasa en los grupos tenía que pasar y se desintegró antes de tiempo”, lamenta.

“Íbamos bien, pero nos ganó”, agrega. Pero esta experiencia le sirvió para robustecer su repertorio, hasta que se dio cuenta de que tenía suficiente material para crear algo nuevo.

“A mí me llega la melodía a la mente en cualquier momento. Yo siempre tengo que estar con mi cel, pendiente para las notas de voz. Literalmente cuando llega… ¡pum! Ya sé que puede ser una estrofa de algo, un coro, un algo; llego a mi teclado, saco la melodía y los acordes”, describe.

Su género es el glam pop, referencia al glam rock de David Bowie, en el que una personalidad estrafalaria y extrovertida se permite brillar. “El proyecto permite visibilizar muchas cosas, ser disruptivos”, afirma. Si se analizan sus canciones de forma secuencial, sus letras tienen una narrativa: “Conoces a alguien, te enamoras, hay intensidad, terminas solo, pero emancipado”, bromea Charly.

Para Charly, la música es infinita, como los números, como las matemáticas. La infinidad es para él un símbolo, que incluso tiene una señal en el escenario. “En una cuestión más filosófica, Charly quiere estar en este ciclo siempre creando, siempre experimentando en muchas formas”.

“Yo sabía lo que quería hacer y sabía que lo quería hacer con toda la calidad posible, porque es mi carta de presentación ante un mundo infinito de competencia, de talento que existe”, comenta. Su propósito no es generar competencia, sino colaboración, por eso, en su disco participan tres cantantes, un rapero y dos DJs.

Con su música, Carlos contrapone sentimientos como la alegría y la melancolía, pero su fin último es vibrar en el amor. “Si tú encuentras el amor con tu mascota, en una colección de objetos y eres feliz, nadie puede decirte que no. Charly trata que las personas encuentren el amor en todas sus representaciones”.