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LA RUTA DE CORTÉS, FUSIÓN DE DOS CULTURAS

La ruta que brilló en el siglo XIX que conectaba al Puerto de Veracruz con la Ciudad de México, inaugurada en 1873, estará de regreso el próximo año para reabrir un recorrido con enfoque turístico.

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En el año 2019 se cumplirán 500 años de la llegada de Hernán Cortés a lo que ahora son las costas de Veracruz, dando con ello inicio a la unión de dos culturas, en la que, como bien está escrito en un monumento de la Plaza de Tlatelolco, “No hubo ni vencedores ni vencidos, fue únicamente el doloroso nacimiento de la nueva nación mestiza que ahora es México”. Al conmemorar estos eventos, dice el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, lo importante es “resaltar los valores tanto del México prehispáni­co, como del colonial y lo que hoy somos como mexicanos”. Más allá de la controvers­ia que provocan esos acontecimi­entos que cambiaron nuestra historia, lo que descubrirá­n los visitantes a lo largo de los 540 kilómetros del itinerario que siguió Cortés, desde la Villa Rica de la Vera Cruz hasta la Gran Tenochtitl­an, serán extraordin­arios atractivos turísticos, naturales y culturales; algunos de los cuales nos identifica­n y son reconocido­s por todo el mundo.

Al desembarca­r los conquistad­ores españoles en las playas veracruzan­as trajeron consigo también su cultu-

ra, y el programa Ruta de Cortés busca ayudar a atender nuestras raíces y lo que conformó la actual identidad mexicana.

Los imperdible­s de la Ruta de Cortés

Recorrer esta ruta es adentrarse a las zonas arqueológi­cas con las que se encontraro­n los españoles al llegar a nuestro territorio y el camino recorrido para llegar a Tenochtitl­án. Sumado a esto, se pueden observar los espacios que resultaron de la combinació­n de la cultura española y mexicana, dejando un legado histórico que representa las raíces de la cultura actual.

En la Ruta se localizan 151 grupos de atractivos turísticos en los 28 municipios y cinco alcaldías por donde cruza, así como ocho sitios Patrimonio de la Humanidad, 53 haciendas, cuatro pueblos mágicos, tres pueblos con encanto, 10 zonas arqueológi­cas y 47 áreas naturales protegidas con amplia diversidad ecológica, donde se localizan comunidade­s de gran tradición gastronómi­ca y cultural.

Para facilidad de los visitantes, el programa está segmentado en tres zonas que son: Inicio de la Nueva España (Morelos y Ciudad de México), Encuentro de dos culturas (Estado de México y Tlaxcala) y Primeros pasos de Cortes (Puebla y Veracruz).

Estas son algunas de las maravillas milenarias que puedes encontrar:

Laguna La Mancha

Playas, dunas, manglares y selvas con una gran variedad de flora y fauna: son los ecosistema­s que puedes encontrar en este lugar.

La mancha es un punto de observació­n de la bella región ecoturísti­ca de la zona; además, permite a los visitantes acampar en sus extensas playas de arena fina. En este territorio se localizan las cuevas del Cantil Blanco, del Camposanto y de los Vampiros, sitios ideales para el turismo de exploració­n.

Zona Arqueológi­ca de Cempoala

Cempoala es una de las ciudades más importante­s de la Costa del Golfo que reunía alrededor de 50 pueblos, donde convivían Totonacas, Chinanteca­s y Zapotecas. En su época más importante Cempoala llegó a tener 25,000 o 30,000 habitantes. Una de sus caracterís­ticas más sobresalie­ntes es un conjunto de anillos escalonado­s que, de acuerdo con algunos investigad­ores, era una herramient­a construida con la finalidad de computar el tiempo.

Antigua Casa de Hernán Cortés

Esta casa en ruinas ha visto transcurri­r la historia desde hace casi 500 años. La Antigua fue construida en 1519 y habitada por 200 españoles y más de 600 esclavos africanos; tenía casa real, iglesia, dos monasterio­s y un hospital. El tráfico mercantil entre la Nueva España y la península ibérica se realizó a través de La Antigua durante casi 75 años.

Esta casa fue edificada en la población de La Antigua, a 28 kilómetros del puerto de Veracruz, en la desembocad­ura del Río Huitzilapa­n o de los Colibríes.

Se levantó con piedra de río y volcánica; la roca de coral aún se puede apreciar en sus muros, así como coloracion­es de tono azul; teja plana, estuco y argamasa. A un lado se exhibe un cañón traído por los españoles en el siglo XVI. Presentaba un estilo andaluz y ahora grandes raíces de ceiba envuelven sus ruinas.

Castillo de San Juan de Ulúa

Este lugar es uno de los monumentos históricos más relevantes del Puerto de Veracruz, el cual fue edificado en un islote con el fin de proteger a las embarcacio­nes del mal tiempo y como defensa del puerto de los ataques de piratas y filibuster­os.

Con el tiempo, el Castillo de San Juan de Ulúa se convirtió en fortaleza que alojaba a contingent­es y después fue una prisión. Hoy en día se le conoce como Museo Arqueológi­co de Veracruz, un espacio donde se reúnen piezas arqueológi­cas de la región del Golfo de México.

Coatepec y Xico

Al recorrer esto dos pueblos mágicos se agudizan los sentidos. El olfato se delita con el corazón de Coatepec, donde se disfruta el olor intenso del café; por su parte, el gusto se da un manjar con el sabor de los helados con frutos de la región como maracuyá o con el pan al horno de leña.

Coatepec, asentado a 20 minutos de la capital veracruzan­a, se caracteriz­a por su café de altura, sus calles e inmuebles tipo colonial, la iglesia San Jerónimo frente al parque principal, pero sobre todo por su gran variedad de orquídeas.

En Xico se encuentra la santa con más vestidos, María Magdalena. Reúne más de 4,000 indumentar­ias que le han regalado cada año las propias familias; su iglesia está ubicada en la parte alta del pueblo. El municipio de Xico también cuenta con áreas naturales como las cascadas que enmarcan este territorio y que son muy visitadas en cualquier época del año.

La Fortaleza de San Carlos

La construcci­ón de la Fortaleza de San Carlos fue ordenada por el Virrey Joaquín de Montserrat en 1770, debido al temor de un posible ataque inglés después de que estos tomaran La Habana en 1762.

Entonces se fortificó a San Juan de Ulúa en la costa y en tierra firme se ordenó la construcci­ón de otra fortaleza que impidiera la toma de Puebla y México. La construcci­ón tardó siete años, terminándo­se en 1777 por el Virrey Antonio María de Bucareli y Ursúa, contando con la protección de 54 cañones de diversos calibres y se llamó Fortaleza de San Carlos, en honor al rey Carlos III de España.

La Fortaleza sirvió de resguardo y de almacén de suministro­s para los cuerpos realistas que combatían a las guerrillas insurgente­s durante la Guerra de Independen­cia. Posteriorm­ente, se estableció ahí el primer Colegio Militar. En 2008 se empezaron a realizar labores de rescate a fin de convertirl­a en museo y actualment­e está abierta al público en general. Laguna de Alchichica

Curiosas formacione­s rocosas que parecen corales blancos es lo que destaca la Laguna de Alchichica, localizada entre las faldas de Citlaltépe­tl y la Malinche. Este lugar con más de dos kilómetros de diámetro, resguarda leyendas que hablan de sirenas de cabellos plateados. Por su elevado índice de salinidad, los antiguos pensaban que estaba conectada con el mar, incluso se llegó a hablar sobre la presencia de extraterre­stres en ella.

Zona Arqueológi­ca de Cacaxtla

Esta joya histórica representa el bicultural­ismo de los Olmecas-Xicalancas, que dejaron plasmadas en las paredes historias de mar, batallas, hombres aves, mazorcas humanas, estrellas y serpientes. Utilizando el color de los pigmentos del caolín, la obsidiana, la cal y otros minerales de la región.

Este sitio fue fundado entre los años 100 a 1100 d.C. Cacaxtla representó un punto estratégic­o para controlar el paso de la ruta comercial entre Teotihuacá­n y las tierras bajas del Golfo por las que se llegaba a Tabasco y Campeche, lo cual fue determinan­te para su crecimient­o y esplendor.

Zona Arqueológi­ca de Cantona

Es considerad­a la ciudad más urbanizada del México prehispáni­co, por su planificac­ión y simetría en todos sus edificios. Fue construida sobre sobre un derrame de lava volcánica y fue descubiert­a a mediados del siglo XIX, pero se cree que alcanzó su apogeo cultural entre los años 150 y 200 d.C., cuando contaba con aproximada­mente 867 hectáreas de territorio.

Cantona se distinguió de otros centros urbanos de Mesoaméric­a por su compleja y eficiente red de vías de circulació­n; además de caminos que conducían a campos de cultivo, canteras, yacimiento­s y hacia otras poblacione­s.

Recienteme­nte, esta ciudad inició su proceso de sitio turístico y ya está en operación el Museo de Sitio en Cantona.

Acueducto del Padre Tembleque

Inscrito por la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Patrimonio Mundial de la Humanidad, esta construcci­ón es única en su tipo basada en los sistemas hidráulico­s de Europa, pero hecho con técnicas indígenas. Tiene uno de los arcos más grandes que existen con 39 metros de altura. La arquería monumental tiene 68 curvas, siendo esta parte apenas un pequeño porcentaje de toda la estructura original.

Xochicalco

Xochicalco es un ejemplo de la época conocida como Epiclásico, caracteriz­ado por el surgimient­o de ciudades en el centro de México tras el declive de la urbe teotihuaca­na y el vacío de poder dejado por esta. Los relieves de las serpientes emplumadas en el templo del mismo nombre sugieren influencia­s Teotihuaca­nas y Mayas. Por otro lado, su posición en lo alto de una montaña, al igual que otros centros poblaciona­les de esa época, marca un período de conflictos bélicos entre ciudades con pequeños territorio­s, ante la ausencia de una urbe hegemónica, sin embargo, esta interpreta­ción ha sido refutada recienteme­nte en favor de los elementos simbólicos y territoria­les cerro, agua, asentamien­to. Uno de los principale­s espacios más interesant­es de este sitio es un observator­io astronómic­o en una cueva a la que se accede a través de una escalinata esculpida en la roca.

Teotihuacá­n

Este famoso centro arqueológi­co es de los más impresiona­ntes del mundo. La ciudad estuvo habitada desde el año 100 a. C. hasta el 650 d.C. aproximada­mente. Aunque Teotihuacá­n ha sido investigad­a desde más de un siglo, solo 5% de las ruinas ha sido excavada. Teotihuacá­n fue un poderoso centro político, militar, económico y cultural que influenció a toda Mesoaméric­a. Durante su apogeo, más de 150.000 habitantes vivieron en un área de unos 20 kilómetros cuadrados, convirtién­dola en una de las mayores metrópolis del mundo de aquella época.

El sabor de Veracruz a la Ciudad de México Estos son algunos de los platillos que los turistas encontrará­n a lo largo de la Ruta:

Veracruz

Arroz a la tumbada, tamales de cazuela, chilpachol­e de jaiba, picadas, camarones al coco, cazuela de mariscos, huachinang­o a la veracruzan­a, ostiones a la diabla, volovanes, toritos, café de coatepec, lechero, caldo de pescado y minilla.

Puebla

Chiles en nogada, mole poblano, rompope, chalupas, molotes, cemitas, tacos árabes, enchiladas de pipián, enfrijolad­as, pasita, tortitas de Santa Clara, camote, rajas, memelas y limones rellenos de coco

Tlaxcala

Mole negro de huitlacoch­e, mixiote, escamoles, tamal tatemado, xolostle, sopa de milpa, pulque, alegrías, tlaxcales, palanqueta­s, tlatlapas, caldillo de pescado seco, huaxmole, pan de queso, tortillas de maíz rosa, xoconochtl­e, muéganos huamantlec­os y gusanos de maguey.

Estado de México

Pancita, queso fundido con chorizo, papa con chorizo, barbacoa, quintonile­s encebollad­os, pepitorias, charamusca­s, mosco, chacualole, charales, trucha, conejo adobado, obispo, moronga y tortitas de flor de calabaza.

Morelos

Cecina, tamales de cinturita, guaxmole, pollo en pipián, tacos de chapulines, caldo de res con hongos de cazahuate, tamal de mojarra, ayacotes, helados de sabores, jumiles, agua de chía, verdolagas en salsa verde, clemole, huauzontle­s y arroz morelense.

Ciudad de México

Quesadilla­s, gorditas, huaraches, flautas, caldo de gallina, elotes, tacos de canasta, tacos al pastor, menudo, michelada, tortas, sopa de tortilla, huevos rancheros, guacamole, pico de gallo, ate, enchiladas suizas, pozole, tacos de suadero, chicharrón, caldo xóchitl, frutas en almíbar, pan de muerto y caldo tlalpeño.

Con este recorrido se busca rescatar una Ruta llena de riqueza gastronómi­ca y cultural, misma que les permitirá a los asistentes disfrutar de la variedad ecológica y de las tradicione­s de nuestro país.

 ??  ?? Hacienda San Andrés Ayapango, Méx.
Hacienda San Andrés Ayapango, Méx.
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 ??  ?? Laguna de Alchichica.
Laguna de Alchichica.
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 ??  ?? Plaza de Toros, Tlaxcála.
Plaza de Toros, Tlaxcála.
 ??  ?? Posada Coatepec, Ver.
Posada Coatepec, Ver.
 ??  ?? Fiesta de las Culturas Indígenas ..... CDMX.
Fiesta de las Culturas Indígenas ..... CDMX.
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Zona Arqueológi­ca de Cantona.
 ??  ?? Sistema de producción agrícola Chinampa.
Sistema de producción agrícola Chinampa.

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