POEMA POR MARA SEPÚLVEDA

Poema escrito para la exposición El Secreto que Guardo

Abraxas : Los trescientos sesenta y cinco días de mi paraíso ¿Qué cómo me llamo? ¡Pregúntame! Que me estoy buscando ¿Qué de dónde vengo? Mira por el vaho de las ventanas… desaparezco y como sombra, vuelvo. -¿Tú quién eres?, ¿quién eres tú?, eres tú ¿quién? -Soy la seguidora de Cristo. Todo lo que toco se ilumina con brillo platino. Todo lo que es mío lleva mi nombre opalino, ¿te atreves a cruzar al otro lado del río? ¡No te detengas! Yo te cubro, yo te guío. Tengo mi columna expuesta y mi corazón saliente, vengo a decirte que he vencido mi estado doliente. Mira mi corona y no mi soledad que tirita de frío. Él es Nene el perro de mi infancia. Tenle miedo. Si te acercas mucho a mí, mi perro, te hará una marca; solo yo lo puedo querer como lo quiero. Ella es Lola, ¡la muñeca que se parece tanto a mí! que a veces, ella, da mi nombre cuando alguien me lo pregunta. ¿Qué cómo me llamo? ¿Qué te dicen mis dientes brillantes?, ¿los has contado últimamente?, ¿y mis risos de oro? No todo lo que brilla… es de mi especie; ¡cuidado! No te vayas con la finta. Sólo aquello que levanta y levita es del cielo, se queda, es para siempre, por siempre. Vuela, vuela, como cometa. Salta, salta, como la escarcha. No me dejes sola. No quiero tu honra. Yo soy de otro mundo, yo soy voladora. Pasa por mi casa, piérdete en el brillo. No soy de hojalata, soy hoja de plata. Trino, trino, porque no te tengo. Ciego, ciego, cada vez que puedo. ¡Abre los ojos! Ahora veo más allá de la luz, más allá del reflejo. A través del espejo traspaso horizontes visibles. -Me he compadecido de ti y de tu infancia. ¡Abra cadabra! No tengo patas de cabra, tengo alas fluorescentes, un jardín de rosas frescas, un par de pies cruzados (no me ates de las manos), unas cuentas de marfil, un paraíso perdido, uno que es tuyo, y uno que es mío. ¡Pruébame! Un collar de perlas, rosario de oración Yo con Cristo y él conmigo. A nada le temo (ni a mis propias tinieblas). Llevo su aroma en los estigmas de mis cuatro costados; luz de mis entrañas, corazón que enraiza. Él conmigo y yo con Cristo. ¡Dime tu nombre! La que protege. La bien nacida. La afligida de amor. Dios conmigo. Llena de gracia. El señor contigo. Si me miras, yo te miro. Si me sigues, yo te sigo. Silencio. Estoy en ti. Apaga la luz de vela. Soy el humo, soy la cera, soy portal de luz. Soy tu mano, soy tu carga, soy el peso de tu espalda. Soy tu sombra; por lo que has de vivir, en lo que serás transformado. ¡Soy espectro iluminado! Nos volveremos a ver.