EL BIENESTAR DEL MEDIO AMBIENTE NO ESTÁ PELEADO CON EL TRABAJO
En Nuevo León, la persistente y mala calidad del aire es un problema que rebasa por mucho la situación que estamos viviendo ahorita con el COVID-19.
Tenemos hasta 5,000 muertes prematuras al año a causa de la contaminación del aire. Las emisiones de componentes contaminantes en el ambiente generan partículas PM10 PM 2.5, siendo éstas últimas hasta 100 veces más chicas que el diámetro de un cabello humano. Su tamaño tan pequeño las convierte en una real amenaza para nuestra salud, permitiéndoles entrar en nuestro organismo por nuestro torrente sanguíneo y sistema respiratorio, debilitando nuestros órganos haciéndolos menos eficientes para realizar sus funciones básicas o para tener un óptimo desempeño al combatir enfermedades o padecimientos.
El jueves 6 de agosto, el senador Samuel García organizó una protesta en contra de la Refinería de Pemex, en Cadereyta, por ser los responsables de al menos el 15 porciento de la contaminación del aire que respiramos en Nuevo León. Esto con la finalidad de proteger la salud de las personas por encima de todo y exigir que se instalen los filtros necesarios para que puedan seguir operando. Hay que dejar claro que no se pretende que clausure la refinería, ni que sus trabajadores se queden sin empleo, esto es para mejorar las condiciones de trabajo de sus mismos trabajadores y, por consiguiente, mejorar su calidad de vida y de todos los ciudadanos. Aunque el 15 porciento suene a poco, si sumamos el 15 porciento de esta industria, el 15 porciento de la otra, las pedreras, la contaminación de fuentes móviles y demás, nos da el resultado terrorífico que tenemos de respirar veneno que nos enferma y mata lentamente.
El hecho de que la industria esté en orden con todo lo que dicta la ley de la Constitución Mexicana, no quiere decir que sea lo mejor para la salud.
Tenemos leyes demasiado permisivas, no actualizadas a la situación que se vive, con lagunas que dan pie a pasarse de la raya y en temas de emisiones de partículas contaminantes en el ambiente, muy por encima de lo que dicta como saludable la Organización Mundial de la Salud. Esto no permite que se cumpla y respete nuestro derecho a vivir en un ambiente sano. Actuemos.