ROSENDO PINACHO EXHIBE SUS SENDEROS
Los trazos en sus lienzos o directo al muro, con su innovadora y vibrante instalación, extienden un mapa de posibilidades para el artista Rosendo Pinacho (1972, Oaxaca), quien marca su presencia en la ciudad -que dejó hace cuatro años para abrir caminos- con un canto de amor a la tierra que lo vio nacer. Desde ayer, el Museo de los Pintores Oaxaqueños exhibe la exposición Senderos, en la cual muestra la obra producida este año desde otras latitudes. Todo el bagaje que ha acumulado le da el pulso de una obra madura, de una satisfacción personal que no puede ocultar. El artista, quien ahora radica en Puebla, vuelve a exponer en este espacio para el que intervino los muros de la sala Rodolfo Nieto, con una ofrenda a la mujer. “La intervención está impactando mucho y es un homenaje a la mujer. Lo titulé Mundo para una musa y por eso escribí: volar, tierra, agua, luna, corazón, cielo amor, los elementos que encierra el universo” comparte en entrevista el artista originario de Candelaria Loxicha. En la justa dimensión en la que habita, Rosendo Pinacho convida de sus senderos, los caminos que ha recorrido y los que ha puesto a disposición de quien observa su obra para poder recorrerlos. Podemos ver árboles, constelaciones, colibríes, animales marinos; el agua, el tiempo, relojes, la lluvia, el sol, la tierra y la mujer son guiños y regalos en cada uno de sus cuadros. Del cosmos y el agua, así son los susurros de cada obra. “Cada lienzo es parte de mí, de lo que he vivido desde mi niñez y juventud en Candelaria Loxicha, en Mazunte, luego mi vivencia en Bellas Artes con el maestro Takeda, después mis viajes. Todo se ha acumulado y estoy feliz de compartirlo, son de ustedes”, enunció el artista al inaugurar la exposición. Considera que es una de las muestras más importantes de los últimos años porque marca su retorno a Oaxaca.
Senderos es una invitación a vivir todo lo que ha sumado a su vida, desde su niñez hasta ahora. Orgulloso de los pueblos de la Costa, los cuales pinta, Rosendo Pinacho abre su mirada tanto como el cosmos se lo permite y entrega en esta muestra un regalo más a la sensibilidad humana.