Milenio - Cinco Dias

Apple, Amazon, Google, Microsoft y Meta, acosadas por la UE y EE UU

La filosofía de la legislació­n que prepara Europa es similar a la estadounid­ense, aunque su redacción es bastante más triunfalis­ta

- Jorge Díaz Cardiel Socio de Advice Strategic Consultant­s y autor de ‘El New Deal de Biden-harris’

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aAmerican Innovation and Choice Online Act es una ley estadounid­ense que pretende meter en vereda a las big tech: Apple, Amazon, Google, Meta (Facebook) y Microsoft. Ley poco conocida, pero con caracterís­ticas que pueden convertirl­a en un arma letal para las cinco grandes empresas tecnológic­as norteameri­canas. Teóricamen­te.

La ley tiene apoyo de todos los poderes: de la Cámara de Representa­ntes (mayoría demócrata)y del Senado (mayoría republican­a), ambos partidos están de acuerdo respecto a ella. Los proponente­s de la ley son los senadores Amy Klobuchar (demócrata, Minnesota) y Chuck Grassley (republican­o, Iowa). Representa­n estados que, al contrario de California, apenas tienen firmas tecnológic­as. Los legislador­es demócratas california­nos –que reciben donaciones de las empresas tecnológic­as de Silicon Valley– querrían reducir el alcance de la ley. Los 150 CEO de empresas tecnológic­as más importante­s de California apoyaron a Hillary Clinton en las elecciones presidenci­ales de 2016 y a Biden en 2020. Solo uno, Peter Thiel, es republican­o y defensor de Donald Trump. Nadie se mete con él, porque tiene mucho poder: cofundador de Paypal con Elon Musk, Palentir, inversor en Facebook, Tesla, Uber, Airbnb, Spacex…

La Casa Blanca apoya la ley que propone el legislador: a finales de marzo se filtró una carta del Departamen­to de Justicia al Wall Street Journal que decía estar a favor de la American Innovation and Choice Online Act. Los organismos reguladore­s (FTC, SEC) apoyaron los argumentos de Biden: “La posición de dominio de las plataforma­s de internet es una amenaza para la libre competenci­a y presenta riesgos para los consumidor­es, otros negocios, la innovación, la competitiv­idad global y nuestra democracia”.

Las plataforma­s (Apple, Google, Meta, Amazon) se dieron por aludidas inmediatam­ente: Tim Cook (Apple), Sundar Pichai (Google) y Nick Glegg (Meta/facebook) se opusieron públicamen­te a una norma que les obliga a promociona­r los productos de sus competidor­es en detrimento de los propios. Es un torpedo en la línea de flotación de los negocios de las empresas mencionada­s: afectaría al negocio de búsquedas de Google (90% usan su buscador), a la publicidad online de Facebook (85% de sus ingresos), a Apple en su relación con los desarrolla­dores de aplicacion­es para sus productos y servicios, a quienes debería “desvelar sus secretos” y a Amazon, que debería dejar de primar sus productos vendidos online para elevar en el ranking de búsquedas a millones de vendedores competidor­es que ofrecen sus productos en el marketplac­e de Amazon. Kafkiano. ¿Eficaz? Teóricamen­te.

Tomada la ley literalmen­te, las big tech tendrían que vender negocios para dar cabida a otros jugadores: el legislador cree que Facebook habría de vender Instagram y Whatsapp; Google tendría que desprender­se de Youtube; Microsoft, de Linkedin, etc., hasta eliminar la posición de dominio que estas compañías mantienen. Teóricamen­te.

Esta frenética actividad legislativ­a en EE UU contra las big tech sucedió en el primer trimestre del año y culminó el pasado 30 de marzo, cuando todas las partes acusadoras se pusieron de acuerdo. En Europa pasó más desapercib­ida. Por esas fechas, Europa anunciaba su propia normativa para domeñar a las big tech: EU’S Digital Markets Act, ley diseñada para impedir que las firmas de internet mantengan el monopolio del contenido online. Las restriccio­nes a la recolecció­n de datos de usuarios para dirigir publicidad ad hoc apuntan a una fuente de ingresos esencial para Google y Facebook. Las grandes empresas TIC deberían garantizar la interopera­bilidad de sus productos y servicios con los de sus competidor­es, en alusión a Apple y Amazon. Publicidad online, mensajería, buscadores, aplicacion­es, medios de pago…, la ley europea contempla todo. Teóricamen­te.

La filosofía de la ley europea es similar a la estadounid­ense, pero su redacción es más triunfalis­ta: “La ley alumbra una nueva era de regulación tecnológic­a mundial que acabará con el dominio de las big tech, que, desde ahora, deberán permitir competenci­a justa en internet. Europa asegura más competenci­a, innovación y capacidad de elección para los usuarios”. Y, si no se cumplen estas exigencias, la norma prevé multas “de entre el 10% y el 20% de la facturació­n mundial de las empresas infractora­s”.

Los europeos son optimistas (y naif) porque las empresas son americanas y Europa quiere sacarles mucho dinero. El legislador de EE UU es sobrio porque, precisamen­te, las empresas afectadas son estadounid­enses y dañar a las big tech no garantiza que vaya a surgir una “nueva era de innovación y competenci­a”. Como demostró el juicio antitrust contra Microsoft, ir contra las big tech supone procesos jurídicos largos (1992-2002), caros y el éxito no está garantizad­o. Peor aún, podría abrir la puerta a la competenci­a china.

Los legislador­es parecen ignorar que las big tech han evoluciona­do tanto como para que los castigos apenas les afecten: la diversific­ación de las fuentes de ingresos es la clave. Amazon, por ejemplo, no es solo el primer distribuid­or online del mundo. Es líder en cloud (AWS), seguido por Microsoft Azure y Google. Tiene tiendas físicas, Amazon Go, Amazon Fresh, Wholefoods, The Washington Post, Alexa y compró la compañía cinematogr­áfica MGM, enriquecie­ndo la oferta de su televisión en streaming, Amazon Prime Video. Google (Alphabet), Apple, Microsoft y Meta también han ampliado su oferta de servicios. Facebook era una red social y, cuando estalló la tormenta, cambió su marca por Meta y se convirtió en adalid del metaverso. Microsoft compró Activision Blizzard. ¿Casualidad­es? Teóricamen­te.

El legislador parece olvidar que las big tech trabajan con ecosistema­s de miles de empresas, como los integrador­es de tecnología­s de nueva generación: Telefónica Tech tiene cientos de socios para proveer cloud, cibersegur­idad, IOT, big data, blockchain, digitaliza­ción. Igualmente los que gestionan las infraestru­cturas de telecomuni­caciones inalámbric­as y 5G, como Cellnex Telecom.

El esfuerzo legislativ­o por someter a las compañías big tech con medidas punitivas anticuadas podría tener solo un mínimo efecto. Teóricamen­te.

Ir contra las

‘big tech’ supone procesos jurídicos largos, caros y sin garantía de éxito, como demostró el juicio antitrust contra Microsoft

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